No piensen que me voy a la Bolonia italiana, a la cuna del
Derecho me voy a la otra Bolonia, a la que tengo a unos kilómetros de dónde
ahora me encuentro, a Baelo Claudia a las ruinas de una ciudad romana en la costa de Cádiz, que me ha servido de terapia en otros
tiempos.
Hace unos años, tres parejas amigas dimos, a nosotros nos
pareció así, un espectáculo. Nos disfrazamos en plena playa de antiguos romanos
y cruzamos la linde con el recinto arqueológico vestidos de tal guisa. Padres y
niños armados de togas, túnicas y espadas accedimos al viejo teatro y
recitamos, como actores ocasionales, a Kavafis y no recuerdo a quien más. Algún
que otro viejo hippie, de los que venden abalorios en la playa, quiso unirse al
cortejo. y para nuestra sorpresa los turistas creyendo que era algo montado por la adminsitración del conjunto hasta nos aplaudieron.
Los Álvarez, me gusta decir esto, como si fuésemos una saga
conocida, pero la verdad es que no nos conoce ni Dios, solemos acabar en la vida
desbarrando y saltándanos lo que habitualmente se conoce como conformismo
social, corrección política y demás
varillas o ballenas que nos agrupa en eso que suele llamarse ciudadanos
ejemplares.
Mi padre, que nació en 1920, era por 1932 aprendiz de panadero
y tuvo un carnet de la CNT que conservó durante algún tiempo. No fue
revolucionario, se hizo después, mucho después, pero en todos los órdenes de la
vida. Siempre tuvo un componente ácrata. Con dieciséis años cumplidos, las
huestes de Queipo de Llano entraron en su pueblo, Isla Cristina, y con apenas
dieciocho, le pusieron un traje de infantería y le mandaron al frente de
Pozoblanco. Tocaba la corneta y en esa estuvo hasta que unos meses después terminó
la guerra. Siguió, cumpliendo el “servicio militar” unos cinco años más, vestido
esta vez de infante de marina muy cerca de aquí, de donde me encuentro ahora,
en el Castillo de Sancti Petri. Sus tíos lo pasaron peor; uno fue asesinado y
otros dos tuvieron que salir corriendo, vía Portugal hacia Méjico.
Que por qué les cuento esto, pues la verdad, no lo sé. Tenía
que ver con que nosotros los de la familia – mi abuelo Miguel, mi tío Miguel,
mi tío Juan, mi padre Paco, y yo a mis sesenta - solemos sacar al final, en su vertiente más
ácida, nuestra querencia por la libertad individual, la no sujeción al rebaño y
el levantar de una sonora patada el cuadro, la fila de tres militar, a la que
se nos quiere, como ciudadanos, reducir.
Supongo que esto viene a cuento del estado de
malestar general que me aqueja. Vamos al médico a curarnos de una cosa y nos endilgan tal
batería de medicamentos que uno no tiene más remedio que hacer inventario de
cuantas cosas le han arreglado y cuantas le han desarreglado definitivamente.
Manuel Vicent decía recientemente, que de joven uno es arrastrado por la pasión, lo
único que quiere es poseer. De maduro hacía acompañar ese deseo de posesión por
un irrefrenable gusto por la belleza, y de dar la nota e impresionar en los demás, el poder o algo así,
no recuerdo, y que cuando se llegaba a viejo solo quería una cosa, poder mear.
Pues eso, al llegar a determinadas edades, cuando el deseo de ser algo, en lo
que sea, se ha apagado, la verdad de cuanto te rodea se aparece en su más pura
expresión y los cuentos, pasan a ser eso, cuentos.
La otra mala leche me viene de un suelto de un blog, este, que ha amargado mi noche de imsonio. El Estado ha repartido a los partidos
políticos el segundo trimestre de sus subvenciones. No tengo de qué quejarme. La
crisis económica, por ahora, nos ha respetado, a mí y a mi familia. El dos de
Julio pagué religiosamente una parte de IRPF, la cosa venía porque dispuse de
una cantidad del Plan de Pensiones de Empleo de mi empresa; lo que te desgravas
antes, siempre lo pagas después. Eso nos pasa a los pardillos. Nada de lo que
me dijeron era cierto, te detraen salario, te hacen un cuadro sobre beneficios
hipotéticos y al final acabas palmando. Pagué y me consolé en la creencia de que ese
excedente aliviaría una paga de inserción, una mensualidad de dependencia o las
medicinas de cualquier pobre viejo. Nada de eso, ese dinero ha ido íntegramente
a pagar a una gente que percibe salario, vaya salario, por su función, que
recaudan para el grupo político en el ayuntamiento, para el mismo en la
Diputación, en los Parlamentos Autonómicos, en las Cortes Generales, en las Cajas
de Ahorros etc. La cosa podría haberse quedado ahí, yo habría agachado la
cabeza y me cantaría el mismo comeorejas que circula por ahí y que dice “la
democracia es cara… pero es mejor que la dictadura” Hasta aquí de acuerdo, pero
no me da la gana de quedarme ahí. No porque de la devolución del IRPF de mi
mujer nada se sabe a estas alturas mientras ellos, los partidos, han recibido
puntualmente su subvención. Sí, la democracia es cara para algunos más que para
otros. Me revienta que de mi dinero se pague el salario partidario de Cospedal,
Valenciano o cualquier administrativo de Izquierda Unida y Bildu, que se lo
paguen sus compañeros o que se conformen, algunos, con lo bastante que ya cobran.
Andan preocupados los socialistas porque la gente les sigue
tratando mal y suelen ir por las manifestaciones diciendo eso de “PSOE, PP la
misma…” y creen que eso es injusto. No voy a entrar en el asunto. Los
socialistas deberían de ver más a menudo lo que piensan los ciudadanos en todas
las encuestas. Los ciudadanos, que no son tontos, no caen en la propaganda de
lo que han definido como “campaña de la derecha en contra de los partidos
políticos” No, porque la derecha se beneficia como nadie de este sistema. Eso
lo deberían de saber, si fueran algo más competentes, los propios socialistas.
La gente está, permítanme la expresión, hasta los mismísimos cojones de la
pandilla de sanguijuelas que dominan el cotarro español una pandilla en la que
entran empresarios, clérigos, políticos, periodistas de corte, y… también,
algunos sindicalistas encastrados en instalaches territoriales o federativos.
Hasta ahí y un poco más. Eso no es cosa de la derecha, eso es cosa de tener ojos
en la cara. Simplemente eso.
Siguiendo la estela de mi casta familiar, me voy un poco más
allá. De guardian de la ortodoxia, a contestario, de ahí a socialista crítico o
cítrico, como quieran. De lo social-ácrata, último puerto en el que he recalado
a la pura anarquía libertaria. “Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así…”
cantaba la ñoña Jeannete hace muchísimos años… Que no me cuenten milongas, que
no te cuenten milongas, la democracia puede ser cara pero lo que tenemos no es
eso, esto ha acabado en ser en una pura depredación.
Me voy a Bolonia, me voy a pensar sobre Marco Aurelio y
Porfirio, cara y cruz del cruce de caminos que es la vida. Disculpen lo
aturrullado de la expresión y del escrito. Me voy pensando en Septiembre, en la
toma de Madrid, en la toma del Congreso de los Diputados, me voy pensando en
una policía cómplice, como los bomberos, unida al sentimiento del pueblo. Que llamen,
que tengan que llamar a la División Acorazada Brunete para que defienda la Carrera
de San Jerónimo y aledaños, seguro que lo harían, y que salga el sol por
Antequera. Me voy pensando en la realización personal que ahora consiste en estar a gusto con tu cuerpo, con tu conciencia ¿Habrán descubierto ya Paul Davies y Daniel Dennet el origen de la conciencia? No he leído nada nuevo sobre eso. Ya veremos, la mutación el cambio avanza inexorablemente y los que conducen el autobús y los que lo empujan parecen no haberse enterado aún. Que tengan un buen día, una buena semana y un buen mes. Me voy a Bolonia.
Hola, ¿que tal? Soy un compañero de Bitacoras.com, quería enviarte este mensaje para presentarme por si todavía no me conoces.
ResponderEliminarMe llamo David del Bass, soy un madrileño de 28 años, tengo una web de autoayuda, es http://www.seduccionysuperacion.com, me gustaría que te pasases a echarle un vistazo y me digas que te parece, si no te importa, estoy abierto a escuchar críticas y propuestas para mejorar.
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