martes, 15 de diciembre de 2009

Navidad en el Senado





Qué se podría esperar de un Partido Popular que ha sorteado relativamente bien los sonoros casos de corrupción en los se ha visto salpicado y que intuye un horizonte electoral claro.

Un Partido Popular que es consciente de que en este tramo de la legislatura adelanta entre 3 y 5 puntos al Partido Socialista en los sondeos de opinión.

Unos dirigentes populares insensibles al escenario, al desayuno con la Casa Real traída ex profeso para que estos dirigentes tomaran algo de sentido de estado sobre los grandes temas que los presidentes tendrían que decidir.

Nada de eso ha servido. La derecha huele la sangre que se escapa por las heridas de los socialistas y a estas alturas no van a abandonar ni la persecución ni la caza por una foto, la parafernalia y el boato. Sabe que el electorado, en su mayoría, está descontento con la gestión de la crisis económica y no hay tregua que valga al gobierno.

A ellos no les salpican ni Dios. Menudos son, quieren atribuir al gobierno toda la culpa y por lo tanto no serán receptivos a la demanda del trabajo en común.

Final. El croupier invisible que rige el destino de la política española anuncia: “Faites vos jeux, rien ne va plus”.

De nada ha valido que, al parecer, en un acto en el que no se ha respetado la entrega de documentación en tiempo y forma el presidente Zapatero presentara un conjunto de medidas en las que se aceptaba, en un golpe de efecto, un documento en el que un 80% de las demandas del Partido Popular se aceptaban. ¿Porqué? ¿Para qué? Como explicamos a los nuestros que las recetas populares que hasta ahora habían sido rechazadas sistemáticamente en el parlamento ahora, en cambio, se aceptaran sin más en el marco de esa reunión. ¿Cómo vamos a decirles a los populares, cuando nuevamente nos la presenten en el mismo ámbito, que no las apoyamos? Que a nosotros, pues eso, que esas recetas nos gustaban mucho más en el ámbito del Senado y como no en el delicioso marco de las fiestas navideñas.

No entro a valorar el gesto del Partido Popular, hasta el menda, mindundi como pocos, sabía que la derecha no iba a firmar nada en esa reunión. Me pregunto en un ejercicio de ingenuidad mayor que el que tuvo lugar ayer de si el PSOE y el presidente del gobierno sabían lo mismo que yo, y si fue así, porque montaron esa reunión condenada de antemano al fracaso. El electorado no les va a culpar, el ciudadano en términos generales no entiende de que es necesaria la conjunción de políticas entre las administraciones para llevar a efecto, de una vez por todas, una política coherente en este tremendo puzzle que se ha convertido España. A la hora de culpar a alguien será al gobierno.

Si se quería el pacto con las comunidades autonómicas en algo, esto es importante, que no consistía en dar dinero sino todo lo contrario, pedirlo ¿Cómo se planteo tan mal? Cuál fue la razón de no llegar a un pacto previo con la oposición y en el parlamento basado en la misma oferta. Así, de este modo, el chico de la barba habría reconducido a los suyos.

Alguien, si lo sabe, podría explicarme el porqué hay tanta candidez en este lado izquierdo del camino. Este modo de proceder del gobierno, entre otras cosas, es el que añade plomo a nuestras alas.

Una más, por si había poca tensión, echemos algo mas de madera al fuego. A la ministra de sanidad se le ha metido ahora entre ceja y ceja cerrar los establecimientos hosteleros a los que están con un cigarrillo en la boca. A mi no me importa, yo me salgo y lo fumo fuera. Lo malo son los 180.000 bares, restaurantes y demás que hace dos años hicieron obras y levantaron mamparas con el objeto de habilitar zonas para fumadores.

Este gobierno anda como los chicos tras un día de lluvia, charco que veo, charco en el que me meto. De pisar los callos a los internautas pasamos a pisárselos a los fumadores y hosteleros.

A algunos de los socialistas mayores con autoridad. ¿Queda alguno? Deberían coger y darles unos cuantos azotillos a estos jóvenes que nos gobiernan, para ver si de este modo, se aplican a lo fundamental. Hay reformas sociales que siendo necesarias no son oportunas en estos momentos.

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