jueves, 18 de marzo de 2010

Nuestra querida amiga Esperanza




Veamos, la cuestión para los socialistas de cara al futuro no está tan cruda, no hay porque alarmarse. No solo tenemos un partido férreamente unido, no solo tenemos la suerte de cara y al líder más alto, más guapo y más joven, tenemos también, a nuestra amiga Esperanza Aguirre y eso es mucho.

No es cierto que Esperanza sea una enemiga radical de los socialistas no madrileños, al menos por ahora. Me explicaré, de jovencita iba de ultraliberal formaba parte del equipo de Schwartz, ahora pasa de eso, su ambición reside en el poder puro y simple, cuanto más poder, mejor. Su liberalismo lo tuerce y lo retuerce si con ello tiene más influencia. Adora el intervencionismo, la manipulación, la provocación y el populismo. Es en definitiva, un auténtico modelo de liberal facción depredadora. Cuando algo se le pone entre ceja y ceja no para hasta conseguirlo, actúa sin complejos y es irreductible. En un tiempo, cuando era ministra de cultura y cuando fue presidenta del senado nos reíamos con sus ocurrencias, incluso nos reíamos de ella, igual que cuando aquella ¿Cómo se llamaba? Sí, Isabel Tocino con un disfraz de pastora y cayado en mano azuzando a las ovejitas en los prados de Navasfrías.

Esperanza solía poner cara de tontita y esbozaba una sonrisa boba. En realidad, era ella la que se reía de nosotros, se sigue riendo. Esa lideresa, incapaz e insolidaria, decimos los socialistas, azote de los pobres de Madrid, sigue siendo la política mas valorada en la región de Madrid tras Gallardón.

Al parecer, a las clases obreras y populares de Madrid le va la marcha, es tal el control que ejerce Esperanza que es muy poco probable que la izquierda la desaloje de la Puerta del Sol. No será porque no haya unidad, sosiego y paz en el PSM-PSOE, pero al parecer y según las encuestas, ni con esas van a ser capaces de superar en la estimación de voto a los momentos pasados en lo que la antigua FSM era una jaula de grillos. Aquél PSOE madrileño valía más de cara al electorado. La uniformidad como el tabaco mata.

Sigamos con Esperanza, es tan poca la preocupación que tiene en relación con su futuro en Madrid que ha puesto sus minúsculos ojos en algo de mas tronío. La buena de Esperanza quiere pasar a la historia como la primera mujer presidente del gobierno de España y sentar sus reales en el palacio de La Moncloa. En esa firme voluntad ha resultado ser la mejor amiga que puede encontrar el PSOE y Zapatero para revalidar, a pesar de la crisis, un nuevo mandato.

Esperanza no descansa en su labor de dejar a Rajoy con el culo al aire, forzándole, llevándolo a límites, traspasando constantemente las líneas marcadas por Arriola y compañía, cuando se quiere ofrecer un cariz centrista, civilizado, ahí esta Esperancita enseñando los dientes y resituando al PP como partido antisistema.

Esperanza no quiere que Rajoy gane las próximas elecciones. Esperanza apuesta por Zapatero y si ve las cosas mal para el PSOE, tratará de echarle una mano. Seguro que lo hará.

Si Zapatero perdiera las próximas elecciones y las ganase Rajoy la buena de Aguirre no podría jugar su chance hasta ocho años después. A ver contemos con los dedos, uno, dos, tres,….2020. Aguirre no podría ser presidenta hasta el año 2020. ¿Estaría dispuesto este país con el culto a la juventud que en él hay, en elegir de presidente/a de un gobierno a un abuelo/a de casi setenta años? No, creo que no.

Por eso el principal interés de Esperanza es que Rajoy no gane las próximas elecciones, es su oportunidad de acceder a la presidencia del Partido Popular y con ello ser candidata en los comicios del 2016. Ahí sí, eso estaría mucho mejor.

Se suele decir que la política hace extraños compañeros de cama. Zapatero necesita a Aguirre y ésta precisa que Rajoy no sea el ganador de las próximas elecciones. Popular si, sin duda es, pero antes es Aguirre.

A propósito, me encanta Blade Runner de Ridley Scott, sabemos que es ciencia ficción pero ¿Estamos seguros de que una sociedad de ese tipo no sería posible dentro de unos años? Pues eso, pues lo mismo, lo expresado arriba no es tan descabellado como pudiera pensarse. Dejo a la elección de los lectores a quién prefiere si al uno o a la otra. Abstenerse los que escogen a Zapatero, en este reparto de cartas la suya no está.

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