sábado, 29 de agosto de 2009

El pico del Canario




Érase una vez un chico de mi generación, algo más vivo que el resto dentro de la profesión que escogió. Cuando otros, aquí en España, iban de verbena en verbena y de discoteca en discoteca, estaba él en otro asunto. Dicen los entendidos que era muy buen músico, tuve la oportunidad de verle con su grupo a principios de los setenta, hacía entonces yo la mili en el Ferrol.

Era listo porque cuando la mayoría hacía su trabajo en el interior él trabajaba por hacerse un nombre en los Estados Unidos. Encontró un buen productor, que pulió tanto su mensaje como la puesta en escena, lo adornó de aquello que en el tiempo político que le tocó vivir le acabaría dando un aura especial; radicalismo, inconformismo y una cierta actitud iconoclasta. ¡Ante ustedes, Los Canarios!


Poseía una buena voz, rasgada, muy apropiada para el tipo de música que interpretaba. No sólo eso, resultó también ser un compositor con la suficiente chispa como para colocar dos o tres temas como número uno en las listas de entonces.

Después, lo de siempre, la inspiración se acaba, el público se cansa y el grupo se deshace. Intentó hacer algo en solitario aunque con menos fortuna que cuando actuaba en el grupo. Desapareció de la escena pública como otros tantos.

De golpe y porrazo se le encontró nuevamente tras un micrófono, en esta ocasión no cantaba, no era ya aquél músico que nos hacía saltar en nuestros años mozos, con una corbata anudada al cuello ejercía de mandamás en el sindicato de los creadores. En la terminología oficial, el sindicato gestor de los dineros de los autores se llama SGAE; Sociedad General de Autores de España. Había sido aupado a ese cargo por el ala izquierda del colectivo, lo que en otros tiempos se denominaba “trabajadores de la cultura”.

Teddy Bautista que así se llama el personaje, dinamizó el sindicato. Su objetivo: Sacar dinero hasta de la canción que uno puede silbar camino del trabajo. Lo logró, vaya que lo logró, desde entonces, una red de inspectores recorre bodas, verbenas y discotecas de todo el país como unos cobradores del frac, con la ley de propiedad intelectual en una mano y con una cartera en la otra.

No pongo en cuestión el derecho que cada creador tiene de sacar rendimiento de su obra, por supuesto que no, aunque habría que hilar algo más fino en definir el concepto de creador y autor para que de ese modo no se cuelen los manipuladores o adaptadores de la obra de otro.

Teddy ha ejercido de hombre de izquierda. En su día apoyó al PCE, IU y el PSOE, reformó la SGAE dando entrada en la dirección a todo el espectro ideológico, cuidando de que hubiera siempre una mayoría perteneciente a los “trabajadores de la cultura”, han tenido tanto poder que consiguieron aupar a una de las suyas al Ministerio de Cultura.

La avidez recaudatoria de la SGAE la ha llevado a intervenir tanto en un festival benéfico dedicado al niño enfermo necesitado de una operación en el extranjero como a los que reinterpretando a los clásicos hacían una nueva versión. En todo caso se cobra, aunque los verdaderos creadores llevaran muertos siglos y de sus descendientes nada se sepa. Así es la ley.

A raíz del lio montado en Fuente Obejuna, Bautista no ha tenido más remedio que salir a la palestra en entrevista concedida al periódico El País. En la misma, defiende de modo vehemente el papel de la SGAE disparando contra internautas, operadoras y cualquier otro que ose poner en cuestión la avaricia del sindicato.

La entrevista no tiene desperdicio, entre “cojones”, “coño” y “acojonante” como repertorio básico, no sé por qué razón intuyo un guiño. Cuando escribo y siempre que pueda evitarlo procuro no meter palabras malsonantes, no es por un exceso de puritanismo o gazmoñería, pienso que al otro lado de la pantalla puede haber alguna que otra persona a la que esto no le guste y por ello trato de mantener un mínimo de respeto en la expresión.

Decía que intuyo un guiño, porque sabedor Teddy de que el País es un periódico leído básicamente por demócratas y gente de izquierda, intenta decirnos que aunque desempeñe una “función profesional” él en realidad es uno de los nuestros, como si ser de los nuestros significará meter cada dos por tres un taco en cualquier conversación.

Bautista quiere ejercer en esta entrevista de “Jatorra”, con esta denominación se designa en el País Vasco a los chicos que son majos, llanos y campechanos, y eso me molesta.

A Teddy, como a otros muchos, los vimos llegar a mítines y asambleas vestidos de pana. Luego en el 82, les vimos cambiar su indumentaria. De la pana y los jerseys pasaron a los pantalones de pinza hasta las axilas y una corbata con nudo enorme escondida bajo unos diminutos cuellos altos de camisa. Del pelo enmarañado nada quedaba, en su lugar, aparecía un pelo plastificado. No solo fue eso, debajo del brazo llevaban “su política” que mas tarde trataron de ponerla al servicio de los de siempre y desde allí, apretaron algo más la tuerca a los trabajadores. Ahora, con otra estética, sigue ese camino una nueva generación. Ellos camuflados bajo el título genérico de técnicos y profesionales siguen maniobrando para su futuro. Es el eterno retorno narrado por los pitagóricos.

Si, lo sé, “El hábito no hace al monje” y además, lo que digo suena demasiado a tópico. A uno de estos ejemplares me tocó “dirigir” en la campaña electoral del ochenta y dos. Se formó un grupo con los que nos encontrábamos en la sede y había que hacer una pegada de carteles. Ante mi requerimiento me espetó con toda la seguridad del que se sabe predestinado: “Yo no he venido a este partido para pegar carteles”. En las elecciones municipales del ochenta y tres fue nombrado teniente de alcalde y ahora, aún anda por una dirección provincial.

No necesito guiños de ningún tipo. Si trataba de guiñarme que se lo ahorre. Ellos no son de los míos y yo no pertenezco al grupo de ellos. Teddy, al igual que toda su directiva, no se parecen a “los nuestros” por mucho guiño que emitan o por los manifiestos electorales que firmen.

En nada distingo a la SGAE de esos sindicatos corporativos que por nuestro país pululan, sindicatos nacidos con el único objeto de laborar por y para sí mismo, sin atender a otras cuestiones que forman parte del acervo de la izquierda. Lamento que uno de los suyos sea ministra de cultura y espero, que las intenciones que la llevaron allí de poner puertas al campo de la libertad digital fracasen. Así de simple.

Me ha salido un escrito muy panfletario, de verdad que lo lamento, tendré que evitar en lo sucesivo el que me suba la temperatura más de lo debido.


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jueves, 20 de agosto de 2009

¡Por Dios, que chapuza!



Chapuza. Inmensa chapuza, tenemos todo el derecho del mundo a estar indignados, es más, los socialistas debemos de ser los primeros en indignarnos y montar en cólera.

Me cuesta decir esto, pero la realidad que supone el grado de incompetencia mostrado por nuestros dirigentes en este tema, crucial, colma cualquier vaso ¿Qué clase de estudio avalaba lo que venía considerándose la medida estrella del gobierno socialista a favor de los más desfavorecidos?, ¿Cómo es posible que la ayuda para los trabajadores que quedaban sin ningún tipo de prestación se haya malogrado de este modo? La medida estrella que todos esperábamos beneficiara a 600.000 parados sólo se ha podido aplicar de las 7000 peticiones presentadas el primer día, a tan solo unos 320.

Al parecer tiene la culpa el calendario. Sólo se aplica a los que queda en esa situación a partir del 1 de Agosto. El ministro de trabajo, el presidente del gobierno y el conjunto de los ministros tienen la culpa de este desaguisado. Esta ineptitud es extensible a los sindicatos que fueron consultados. ¿No barajaron papeles a la hora de dialogar sobre esto? Y si lo sabían, ¿Que pensaban hacer con los 600.000 carentes de cualquier tipo de prestación?

Rectificar no es suficiente. Han malogrado algo que iba a ser bien valorado por el conjunto de los trabajadores, han evidenciado su incompetencia. Entran muchas dudas sobre la calidad y el conocimiento del gobierno. Queda clara la falta de control sobre el calado de las decisiones.

Bien, muchos dirán que no es de buen socialista criticar al gobierno. Yo digo que no es de buen socialista tapar las vergüenzas del gobierno. Hay que sacudir la modorra de los que nos gobiernan y los primeros que debemos de sacudirla debemos ser nosotros mismos. Antes de que sea demasiado tarde.

No nos puede frenar en esto la presencia del adversario. Ellos son y serán responsables de sus desviacionismos en materia de rigor democrático, corrupción y demás pero nosotros, los militantes, somos corresponsables de nuestros pecados y de los del gobierno.

Lavar la ropa en casa. Nunca una verdadera democracia se construyó sobre principio tan falso. ¡Que se abran las ventanas! ¡Que entre aire fresco! A los socialistas solo nos queda preparar una transición interna que siente sobre nuevos dirigentes el futuro. Alguien dirá que esto no es político y muchísimo menos responsable, pero qué queréis que os diga más. Sí, en realidad la indignación me puede, no soporto ver a Zapatero con la sonrisa de oreja a oreja en Lanzarote después de esto.

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miércoles, 19 de agosto de 2009

Tomates en mi balcón




Cada verano tiene su proyecto. Esta estación, en los meses de invierno, se añora y siempre en relación con el que ha de venir vamos depositando cada cual las esperanzas de descanso, diversión y vida. Es el sueño de niños, jóvenes y menos jóvenes. Suele ser época de liberación y dentro de lo posible, damos rienda suelta a nuestros deseos, procurando desatarnos de aquello que ha marcado el invierno en cuanto a la obediencia al sistema. Nos acercamos, aunque sea un tanto, a dejar de ser la maquinaria productiva que habitualmente somos. Nacemos, desgraciadamente, no para vivir sino para producir y consumir.

Nunca he practicado deportes de invierno. Supongo que los amantes de esos juegos tendrán la misma relación hacia esa estación que la mayoría de las personas lo tiene hacia el verano, o quizás no, tal vez sea posible que aquél que es capaz de divertirse con el frío tenga la suficiente versatilidad para gozar igualmente del verano. Es lo más probable.


Queda claro que en esta apreciación la circunscribo al común de los mortales, hay excepciones por supuesto, aunque a ellas no me estoy refiriendo.


Hace dos veranos, con ocasión de una plaga de topillos, decidimos prescindir del pequeño jardincillo de nuestra vivienda. Marga tenía la ilusión de convertir ese espacio en un jardín zen y claro está, me convenció. Trabajamos como mulos, Marga el niño y yo. La gracia de esta decisión consistía en que la hiciéramos nosotros mismos, con nuestras manos. Ese verano lo inaguramos y en el, sólo queda, enmarcado en un pequeño triángulo de madera, una reducida franja de césped con el único objeto de dar un tono de color entre la madera de la plataforma y la gravilla blanca rastrillada. En el centro, cuatro grandes cantos rodados de color negro a modo de islas, una pequeña fuente y una estatuilla de un buda joven sedente que durante la noche adquiere una tonalidad verde merced a la iluminación.

No echo de menos el anterior jardín. Creo que el espacio ha mejorado y lo más importante, nos sentimos a gusto en él. El verano es breve en esta tierra y lo menos que te puedes pedir es que cada vez que bajes al jardín estar a gusto.

Cuando queremos sentir el verde y la vegetación perdemos la vista por la zona común repleta de césped. Nos hemos librado de los topillos. Suficiente.

No puedo atribuir a una nueva afición la falta de hierba de mi jardín. A finales de la primavera compré unas cuantas matas de tomate y procedí a plantarlas en unos tiestos que a su vez coloqué en el balcón. Ahora no tengo jardín en el sentido tradicional pero tengo un balcón que a falta de geranios, está repleto de tomates. He pensado, incluso, que para el próximo verano habré de ampliar mi “huerta".

Como es comprensible, mi intención no es la de buscar la autosuficiencia en nuestro consumo de tomate. ¿Por qué lo he hecho? Pues no lo sé, supongo que estaba harto de oír y sentir que los productos de la huerta y la fruta que se compraba carecían del “viejo” sabor, por eso me animé a ello.

Desde entonces, los consejos sobre cómo abonar, podar y tratar la “plantación” me llueven de parte de amigos y familiares. En fin, no se trata de eso, lo verdaderamente importante ha sido algo más simple; El goce de verlos crecer y pasar por las distintas etapas en su maduración es lo que en realidad me gratifica.
Aunque no sean perfectos, este año hemos podido comer unos tomates que, siendo menos vistosos que los del hipermercado, tienen lo que les falta a los industriales, el alma interior, la razón de su existencia, o sea su sabor. Creo que los filósofos antiguos tenían razón, muchas veces el aspecto exterior en nada coincide con lo que se guarda en el interior.

Aplíquese por lo tanto a otras cosas de la vida en la que el color siempre, que sea el nuestro, nos anula y ciega, mientras lo que verdaderamente importa, su razón de ser, queda casi siempre eclipsada por la apariencia.

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lunes, 17 de agosto de 2009

100 días



El Gobierno vasco de Patxi López ha cumplido sus primeros cien días, ha superado pues el período de gracia habitual dentro de las valoraciones de cualquier gobierno.

Como es lógico, las primeras acciones se han limitado a la política de ceses y nombramientos, algunas modificaciones presupuestarias con la que hacer frente a contingencias surgidas de la crisis con el objeto de potenciar las políticas sociales y por último, otras a favor del fomento del empleo.

Pero quizá en lo que más ha puesto el acento el nuevo gobierno vasco ha sido en la política de gestos. Era algo necesario, ha sido mucho el tiempo en que la política vasca liderada por los nacionalistas ha vivido de espalda a una gran parte de la ciudadanía. En algunos casos ha sido clamoroso el silencio sobre acontecimientos surgidos en el seno de esa sociedad.


Efectivamente, la ceguera del gobierno de Ibarretxe y por extensión, la del PNV, ha favorecido la quiebra de la sociedad vasca y su posterior clasificación en una división que no atiende a parámetros clásicos en política y si, en cambio, a otras de carácter exclusivamente identitario.

Estos cien días, como decía, no ha generado el despliegue de las nuevas políticas económicas y sociales a la que hacía referencia el programa del PSE y que el propio lehendakari enunció en su discurso de investidura del 5 de Mayo.

Hay en cambio nuevas formas muy valorables como el diálogo social, boicoteado por los sindicatos nacionalistas, el que se pretende realizar con las diversas instituciones diputaciones y ayuntamientos y la sociedad civil.

La verdadera prueba de fuego tendrá lugar en el próximo otoño e invierno. El calendario legislativo que se aprobará en Octubre, las reuniones del Consejo Vasco de Finanzas, el fruto del diálogo con las diputaciones y la aprobación del presupuesto de la CAV serán los hitos que nos dirán algo sobre las dificultades que pueden encontrar los pactos y la política del nuevo gobierno.

Sin embargo, López tendrá que actuar con la máxima celeridad en esa nueva etapa. Aunque las elecciones europeas significó una subida en el porcentaje de votos para el PSE-PSOE y la reducción de la distancia que le separaba del PNV, esa circunstancia no es valorable a efectos de la evolución del voto en el País Vasco, dado que, el PNV acudía en coalición con otros partidos nacionalistas del Estado y esto, sin duda, mermó su voto.




La especial peculiaridad de las finanzas públicas vascas y el papel que en ella juega las diputaciones provinciales, va a demandar notables esfuerzos del gobierno socialista. Su intención de hacer partícipe a los ayuntamientos y darles la palabra en estos temas es una estrategia adecuada para romper la previsible oposición de los nacionalistas instalados en dos de las tres instituciones provinciales.

El recurso al endeudamiento de las finanzas autonómicas, muy baja en comparación con otras comunidades autónomas, ayudará, sin duda, a la consecución de los objetivos programáticos.

La demanda de celeridad en las iniciativas de gobierno tiene su raíz en los inquietantes datos aportados por el euskobarómetro del mes de Mayo. La mayoría de los vascos desaprueban el pacto PSOE-PP. Esos ciudadanos contrarios no solo se encuentran instalados entre los votantes nacionalistas sino que también están disconformes el 32% de los votantes socialistas y en mayor medida, los del PP (el 46% de los votantes del partido popular expresan nula o ninguna confianza en el gobierno)

La experiencia política vasca nos enseña, sin embargo, que el ciudadano tiene un alto nivel de pragmatismo. Es la gestión, más allá del fenómeno identitario, el que llama la atención del electorado. La experiencia de buenos gobiernos locales socialistas así lo evidencia.

Los socialistas vascos sabrán, sin duda, remover esos obstáculos. Ahora bien, no hay que atribuir toda la responsabilidad futura a los mismos, será necesario que el gobierno de Zapatero actúe con decisión ante las reclamaciones de transferencias pendientes del gobierno vasco. Estas deben ser atendidas. Sería una enorme paradoja que una vez concedidas determinadas reclamaciones a la Generalitat de Catalunya no se tuviese la misma sensibilidad con el Gobierno de Euskadi.

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jueves, 13 de agosto de 2009

Dios compra en El Corte Inglés



Salamanca, mi ciudad, anda estos días un tanto revuelta, algo que da una cierta pereza en un Agosto en el que hierven hasta las piedras. La razón no es otra que la de una nueva alcaldada de nuestro primer edil.

Julián Lanzarote, significado alcalde del Partido Popular, ha extraído de la chistera una nueva iniciativa con la que sacar a sus conciudadanos de la modorra, cuestión esta, un tanto difícil, dada la proverbial tranquilidad de unos habitantes que, elección tras elección, ratifican a este ciudadano por mayoría absoluta.

Lanzarote ha decidido cambiar, en otro rasgo más del peculiar modo de entender su función, el nombre de un determinado número de las calles de la ciudad.

En otro artículo de este blog, he comentado mi posición personal sobre el cambio de nombre de las calles y por ello, no me extenderé en argumentos ya conocidos.

La realidad es que esta iniciativa ha soliviantado a cerca de tres mil ciudadanos y empresas, tendrán que hacer frente a gastos e incomodidades para dar a conocer en sus documentos y a otros interesados, su nueva dirección.

Lanzarote Sastre no ha dado razones convincentes sobre esta propuesta, mejor dicho, no ha dado ninguna razón del porqué. Anda por lo tanto cada salmantino, preguntándose qué mosca le ha picado al edil o quién ha volcado sobre el albedrío de tan singular personaje la idea.

La oposición, socialista, que acude solícita ante cualquier movimiento vecinal ha pedido un pleno extraordinario de la corporación para debatir este asunto. Esfuerzo vano, porque al igual que otras veces, tras la larga intervención del representante socialista le seguirá una breve intervención del alcalde sin venir a cuento, mirará el hacia el lado contrario de la bancada socialista con su habitual prepotencia y concluirá con un, Se somete a votación”. A continuación, el grupo popular votará en bloque y de modo afirmativo, acabándose de esta manera el pleno. Siempre, independientemente del tema en discusión ha ocurrido así, y probablemente, también será lo que suceda en esta ocasión.

Pero, ¿Porqué el alcalde ha decidido este cambio?. Es la gran pregunta que transita por los mentideros de la ciudad. La oposición del PSOE y la de otros partidos de izquierda elucubra sobre ello. En principio no existen razones políticas. Una de las calles que se quiere modificar es la de Federico Anaya que fue alcalde de la ciudad a principios del siglo XIX. A costa de ella, se ampliará su contigua, María Auxiliadora.

El alcalde, creo entender y que me rectifiquen si no, fue alumno de los salesianos, la iglesia de María Auxiliadora es dirigida por esta orden y anexa a esta iglesia se encuentra el colegio salesiano. Lanzarote fue a su vez, promotor de un monolito-obelisco dedicado a Don Bosco, fundador de los Hermanos Salesianos. Esta obra, realizada con pésimo gusto, adorna a su vez una de las glorietas de la ciudad.


En la parte de Federico Anaya que se quiere cambiar de nombre, se está construyendo un edificio de El Corte Inglés. No hay en España ciudad que se precie en la que no haya un centro comercial de esta firma. Es El Corte Inglés el que da carta de naturaleza a las pequeñas ciudades, introduciéndolas en la modernidad, más allá de cualquier otro tipo de obra.

Creo que tal singular iniciativa, la del cambio de nombre, no puede haber salido de los directivos de la empresa. No me consta que entre los rasgos de la firma se encuentre su extrema religiosidad. El culto al dinero es su verdadera vocación, pero de lo que no me cabe duda alguna, es que existe una estrecha conexión entre la obra citada y el cambio de nombre. Sé que esto es difícil de probar, que a algunos les puede parecer descabellada esta teoría, pero pienso que hay un doble lustre, hacia la calle de María Auxiliadora, haciéndola receptora del magno acontecimiento de ser sede del edificio comercial y hacia El Corte Inglés, que podrá lucir el sobrenombre de: “El Corte Inglés de María Auxiliadora en Salamanca”.

Y es de este modo, como se verá colmada las ansias clericales de tan ilustre personaje. Es posible, que Lanzarote piense que la idea será grata a los ojos de Dios. Habrá que desengañar al alcalde y decirle, como no, que a la pregunta de si Dios compra en El Corte Inglés habrá que responderle, que Dios no compra en El Corte Inglés.

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lunes, 10 de agosto de 2009

Agosto en la meseta



Vivo en un lugar en el que el verano es un leve espejismo. La última nevada o riesgo de nevada siempre suele ocurrir en torno a finales de Mayo. Siempre, incluso a primeros de Junio, es necesario llevar alguna prenda de abrigo. Los inviernos son durísimos, como es habitual en cualquier otro lugar de la España interior a ochocientos metros de altura. Una vez pasado Octubre se instala el invierno, por estos lares no suele haber otoño, con su eterna compañía: La helada.

El clima en algunas personas y sobre todo cuando alcanzan una determinada edad, suele tener un efecto muchísimo más importante de lo que a simple vista puede parecer. En mi caso, la añoranza de un verano perpetuo y los paisajes marítimos, provoca a su vez una nostalgia del breve Julio que es el mes en que tomo vacaciones. En esa nostalgia, permanezco todo el año.

Envidio a los que aún permanecen de vacaciones, envidio y cómo no a aquellos que viven en dónde me gustaría vivir.

En mi caso, nada hay comparable a una puesta de sol en el mar, hacer perder la vista en el horizonte, los puertos pesqueros con su habitual trajín y también, observar la formación de las olas y su destino final, sea la playa o cualquier acantilado.
En un reciente pasado no entendía como algunas personas eran capaces, tras muchos años de contacto con la vida de la ciudad, el retorno a la casa de su pequeño pueblo del interior. No entendía el porqué abandonaban sus modernas ciudades marítimas y en cambio adoptaban la vida, más austera, de un pequeño municipio o ciudad.

Al final ya he logrado saber algo sobre este asunto, este tipo de elección nada tiene que ver, en aquellos que se producen, con el clima y el paisaje. Estaba en un error.

No nos llama el clima o el paisaje, nos llama lo que fuimos y vivimos. No somos tan distintos a los animales o a esas ballenas que, aunque no la conocieron, vuelven a la tierra en la que estuvieron hace millones de años. En algún lugar de las circunvoluciones de nuestro cerebro existe alguna conexión en las que radica el impulso que nos hace retornar.

A estas alturas del escrito es fácil concluir que, tal como el lector ya ha adivinado, ni nací ni viví los primeros años de mi vida aquí. Sólo me queda el ponerme a pensar detenidamente en qué fecha empecé a tener estas sensaciones. No sea que al igual que las ballenas cuando arriban a la playa, sea demasiado tarde ya para volver hacia atrás.

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El muro de las lamentaciones




A veces intento, menos de lo que debiera, participar en los debates de otros blogs de izquierda, sobre todo, en los cercanos al Partido Socialista. Mis posiciones en estos debates siempre giran en torno a los sucesos políticos que diariamente se producen y manteniendo en ellos lo que cualquier lector de este blog ya conoce.

La política pasa por ciclos, a veces muy cortos, marcados generalmente por el aluvión de noticias. En realidad quién dirige el momento político, en cuanto a la atención ciudadana se refiere, son los grandes medios de comunicación escritos. Son cinco, todo lo más seis, los medios nacionales que vienen ordenando y priorizando la agenda.


Parece ser que el motivo este verano no es la crisis económica como, apelando a la lógica, debiera ser sino que son otros los asuntos que más páginas de periódicos llenan.

Mientras el país se debate en una profunda crisis económica que puede dar al traste con varios años de crecimiento y la tasa de paro se sitúa en límites desconocidos, la actualidad política gira en torno a los casos de corrupción. Entre ellos, el Gürtel se lleva la palma.

Es continuo ver en los blogs mencionados anteriormente comentarios sobre los casos en los que de una forma u otra está implicado el Partido Popular. A la decepción creada por el fallo judicial sobre el caso Camps y de otros significados dirigentes del Partido Popular de la Comunidad Valenciana la reacción de muchos simpatizantes socialistas ha sido de incredulidad y un cierto desencanto.

Soy de los que piensan que el continuo debate sobre los casos de corrupción en nada beneficia a la sociedad española, pienso también que tampoco beneficia las expectativas del Partido Socialista de cara a las próximas elecciones: No es una cuestión de intuición o sensaciones propias. Esta posición viene avalada por otras valoraciones más científicas, al barómetro de Julio del Instituto de Investigaciones Sociológicas me remito. La corrupción, en pleno caso Gürtel, preocupa tan sólo al 1,6% de los encuestados. En Julio de 2007 a esa misma pregunta contestó el 2,3%.

Conclusión: Con la que ha estado cayendo esta primavera-verano resulta que el nivel de preocupación sobre este tema es menor que hace dos años.

Creo que aquí se está equivocando alguien. No me preocupa que los medios orienten el debate por donde a ellos les apetezca. Me preocupa el que desde el PSOE se trate de nuclear a militantes y votantes en torno a un marco que no será el que reflote al Partido Socialista en sus intenciones de voto y estimo igualmente que los mensajes no son los adecuados.

Insistiré en un tema para que no ofrezca ninguna duda. Deseo que el Partido Socialista gane las próximas elecciones. Pienso que el Partido Socialista es el único que puede construir una sociedad más igualitaria y justa y creo fervientemente que es el partido que puede acercar nuestro país a más altas cotas de bienestar.

Del mismo modo, sostengo que los dirigentes del partido no están haciendo las cosas del modo más idóneo, me temo y mucho, que la continuidad del debate sobre la corrupción puede tener un efecto boomerang. Se puede abrir paso una idea, a todas luces injustas, de que es el PSOE el que está empleando los medios del estado para perseguir al Partido Popular. El Partido Popular es todo un maestro, al igual que la derecha internacional, en manejar las claves de la comunicación política con el objeto de obtener buenos resultados electorales.

Me preocupa igualmente que algún que otro medio que hasta ahora venía manteniendo una posición de cordura y cierta imparcialidad, La Vanguardia, se haya decantado por la posibilidad de una presunta persecución del PP por parte del Partido Socialista.

Pienso igualmente, que el PSOE ha de abrir nuevos marcos de debate que dejen claro cuáles son los objetivos del gobierno y que realmente interese a los ciudadanos. Sobre todo hay algo que me parece sustancial: La política económica del gobierno ofrece no pocas dudas sobre los medios que viene utilizando para salir de la crisis. La posición nítida sobre la pretensión de la derecha económica de incidir sobre los costes salariales como medio para resolver la crisis, acumulación del capital lo llamábamos antes, necesita de otros gestos que están tardando en producirse. Creo que ahí podemos encontrar un revulsivo que deje bien claro las diferencias entre la derecha y la izquierda.

Me he pronunciado en anteriores ocasiones en el sentido de que el Partido Socialista ha de abrir y racionalizar el debate en su seno, ya que sin un progreso en las formas de oír al conjunto de los militantes y a la sociedad no es posible hallar un camino para aunar el máximo de voluntades. Poder seguir gobernando significa un cambio sustancial en el marco relacional en el seno del partido y de su política comunicativa que debe alcanzar también al gobierno.

Los casos de corrupción del Partido Popular, las críticas nuestras y las quejas del porqué el electorado de la derecha y el que no lo es no reacciona se están convirtiendo en nuestro particular muro de las lamentaciones.

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miércoles, 5 de agosto de 2009

El cambio de nombre en las calles


Escribo poco sobre mi ciudad, algún que otro artículo y poco más. En una ciudad como la mía, Salamanca, pocas cosas ocurren que puedan dar pie a un artículo, aunque los periodistas de los diversos medios que en ella hay, tengan la obligación de que las pocas cosas que ocurren deben magnificarlas y darle la máxima amplitud.

Es habitual encontrar en los medios escritos dos o tres páginas de fotos con ocasión de comidas, reuniones de amigos, compañeros de trabajo u otros acontecimientos familiares como bodas, cumpleaños y comuniones.


Hoy me enterado que por fin se ha abierto la lonja de la patata y que esta ha marcado el precio mínimo de salida. Noticia en primera página. Así como suena.

En otras ocasiones hemos tenido el lugar de honor de la primera página de algún que otro periódico de tirada nacional. Casi siempre ha coincidido con alguna “genialidad” de nuestra alcalde (PP), por una asonada nostálgica del mismo personaje; “el expolio de los papeles del archivo” o porque un colegio cercano al OPUS ha decidido separar por sexo a los niños de un determinado curso.

Poco más si exceptuamos el eterno debate entre el gobierno y la oposición en el ayuntamiento. Sobre esto prometo que alguna vez escribiré algo, cuando me sacuda el hastío que me produce cada vez que veo esa lucha entre la prepotencia y descaro de nuestros gobernantes y la impotencia, ya escandalosa, de la oposición.

Pero tengo que rebobinar, este artículo no va de política, va de administración, de pura y simple administración. De decisiones que poco pueden tener que ver con la ideología o programa político de quienes la proponen sino que pertenecen al ámbito exclusivo del grado de estupidez de algunos políticos.

Durante la transición y algún tiempo después, en muchos de los ayuntamientos gobernados por la izquierda, se produjeron numerosos cambios en los nombres de las calles. Tenían que ver con personalidades o colectivos que formaron parte fundamental de la dictadura. De este modo, en muchos pueblos y ciudades desaparecieron los nombres de calles dedicadas a Franco, Mola, Yagüe, Falange etc. y aparecieron por el contrario, otros que trataban de reconocer a personas e instituciones portadoras de valores democráticos o simplemente, recuperar nombres tradicionales del período anterior a la guerra civil.

A partir de entonces no es habitual, o al menos a mi me lo parece, el cambio sin más del nombre de una calle.

Al señor del bigote, nuestro alcalde, vaya mi respeto por delante a todos aquellos que tienen bigote, se le ha ocurrido sin más el cambio de nombre de algunas calles algunas de ellas, de solida tradición. No he tenido la oportunidad de leer la explicación del porqué, aunque supongo que será alguna idea peregrina de las que son habituales en él; Unir el nombre de un nuevo centro comercial próximo de próxima inaguración a una adscripción religiosa o algo por de ese estilo. Así ocurrió cuando cambió el nombre de la calle Gibraltar por la de El Expolio con ocasión del dichoso traslado de los papeles de la Generalitat de Cataluña a esa comunidad autónoma.

Sin embargo, este cambio no obedece a ninguna cuestión política. Los nombres propuestos nada tienen que ver con la política. Quiero adelantar que tampoco me encuentro entre los afectados.

El cambio de nombre de una calle supone múltiples inconvenientes para industriales, comerciantes y ciudadanos en general. Recuerdo cuando modificaron el nombre de una calle, hace dos años, de mi pueblo. Puedo certificar que he hecho todo lo posible y que no se me puede acusar de dejación en comunicar a cuantos centros oficiales e instituciones el cambio de denominación de mi casa y que yo no vote, pero que aún sigo pagando en forma de cartas devueltas en cuantos sitios, algunos sin yo saberlo, tenía nombre y dirección. Nada hablo del caso concreto de mi mujer e hijo. No sabía que tuvieran mi dirección en tantos sitios.

Los inconvenientes, creerme, son inmensos. Solo me queda compadecer a todos esos ciudadanos que van a padecer lo mismo que yo sufrí. Hasta esos niveles llega algunas de las decisiones que toman nuestros responsables.

Decía que compadezco a todos esos ciudadanos y eso no es verdad. A los que a pesar de todo, siguen votando a ese partido y por lo tanto al ciudadano alcalde, sobre y a costa de esos, tengo difícil el evitar sentir una especie de placercillo especial al pensar en las dificultades que les están por llegar. A veces uno no puede evitar ser algo malo.

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martes, 4 de agosto de 2009

Volver de vacaciones



Pues sí, a todos nos toca. Las vacaciones se acaban y con ello la vuelta a la “normalidad”. Carajo con la normalidad, no creo en eso de que el trabajo dignifica al ser humano, de dónde sacarían esa patraña. El trabajo como todos sabemos es la venta de nuestra libertad a cambio de seguir subsistiendo. Otra cosa corresponde a aquellos que tienen la fortuna de realizar un trabajo que le reporta placer, bienestar o un cierto grado de lo que ellos creen como realización personal. Pero para los demás, el trabajo es un castigo.

Algunos piensan que hay un estado, el de la jubilación, en el que la persona cree que ha llegado a un nuevo estadio en el que pueden disponer de su tiempo y libertad, pero solo es un espejismo, el trabajo de tus seres allegados y las obligaciones familiares que tienen y que a su vez no pueden atender, exige del tuyo propio con lo cual nuevamente te condiciona. Sólo tienes el tiempo libre que ellos tienen o sea, sus vacaciones. Al final la jubilación solo es júbilo, si te alcanza la pensión, para aquellos que han podido hacer de la ocupación de toda su vida productiva un proyecto personal.

El sistema está basado en eso, ya lo sé, por eso la recomendación no puede ser otra que la de vivir, disfrutar del verano, aprovechar esos pequeños rayos de libertad y hacer lo que uno quiere…. Siempre que te acompañe el presupuesto. A los que empiezan, feliz verano.

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lunes, 3 de agosto de 2009

¡Barra libre¡




Por fin salió humo blanco del tribunal valenciano. Suenan las primeras voces; “acatamos la sentencia, pero no la compartimos”. Este sonsonete ya habitual cada vez que se pronuncia un tribunal, chirría y causa indignación. Pues claro que se acatan las resoluciones de los tribunales, no queda más cojones que aceptarlas.


La corte superior de justicia del País Valenciano ha fallado y después de este fallo tras las figuras jurídicas de “cohecho impropio” o “imputado provisional” resuelve que no hay delito en la aceptación de unos trajecillos de nada. El PP salta de júbilo, su visión de la vida y la política va, poco a poco, impregnando todos los estamentos de este país.


Se ha abierto por fin la barra. Ahora todos los cargos públicos, todos los funcionarios de cualquier nivel han de saber que no hay delito alguno, que a partir de concesiones, sean las que sean, pueden obtener regalos. Los pueden recibir fraccionados para que de este modo no den tanto cante ante ciudadanillos que se indignan por algo tan “natural” como eso.


Trillo puede seguir llamando, su sistema ha sido legitimado, a todos y cada uno de los miembros de cualquier tribunal, tratando de condicionar los fallos porque desde luego lo que él censura, lo que él critica; el hablar con jueces, solo se puede hacer desde la derecha, porque eso es lo natural. ¿Qué se creían estos socialistas…?


Decir que todo eso me da vergüenza no es nada nuevo, todo bien nacido ha de sentir vergüenza sobre este estado de cosas.


No me extraña que, en la valoración de los españoles, sea la justicia en primer lugar y luego los políticos, seguida a corta distancia por la Iglesia, los que se llevan la peor parte. No, el descontento sobre la justicia no se ciñe en exclusividad al hecho de que no disponga de suficientes medios. Radica en la disconformidad con la inteligencia de la justicia, no en su mecánica. Son las decisiones judiciales las que una y otra vez, soliviantan al personal y le hace no creer en el sistema.


No es posible seguir así, no es posible seguir manteniendo en el estado un método de selección de jueces que basado más en la competencia memorística de los opositores que en la evaluación del criterio que pueda tener y el sentido común. Tampoco podemos seguir con un sistema de cupos en el ascenso basado en la pertenencia a una casta u otra.


La endogamia es el mal de muchas situaciones, pero cuando el poder lo depositamos en corporaciones endogámicas como ocurre con la judicatura, el ejército o la política se vuelve a las cavernas y la democracia se resiente, al final esta última se convierte en un espejismo.


Creemos ser libres pero en realidad no lo somos. Solo que la soga que nos ata al cuello es más larga que en otros sistemas. Sólo eso.

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sábado, 1 de agosto de 2009

Esperanza es cojonuda…



Este comentario que realizó Díaz Ferrán, presidente de la patronal, ante un contertulio y en la presencia incomoda de un micrófono indiscreto, no solo expresaba un sentimiento de alguien que tiene sus intereses en la promoción de la presidenta de Madrid a responsabilidades más altas en el estado sino que también reflejaba la admiración que la “desenvuelta” dirigente popular causa en una determinada parte de la ciudadanía.

Esperanza Aguirre ha encontrado, en el modo que desarrolla su actividad pública, un filón que explotar en su beneficio. Esta marquesa consorte, integrante de una familia de alta burguesía madrileña, no duda en romper con la educación recibida si con ello araña un puñado de votos.

Insensible ante la vergüenza ajena que provoca sus apariciones públicas y las “ocurrencias” con las que habitualmente las salpica, ella insiste, no porque no lo pueda evitar la señora, tampoco es debido a que sea su tendencia natural, nada de eso, muy a su pesar y contrariando lo esperable en personas de su alta cuna, sigue en esa conducta con una clara intencionalidad política.

Lo mismo aparece en una rueda de prensa en calcetines, tras el canguelo que le supuso el atentado terrorista en Bombay que se viste de chulapona, con malísimo gusto, en las fiestas de Madrid.

Es capaz en el mismo acto de llamarle hijo de puta con la mejor de sus sonrisas a alguien y al mismo tiempo preguntarle por la salud de su madre.

Su actitud chabacana vende. Hay un número no despreciable de españoles a los que esta “campechanía”, muy próxima al ridículo, les cae bien. Esa naturalidad y proximidad al ciudadano medio da un excelente rédito político.

Pero cuando estas acciones alcanzan su mayor plenitud es cuando lo hace en presencia de algún dirigente o ministro socialista. Es inolvidable el encuentro de Blanco con Aguirre. Las enternecedoras imágenes del “idilio” dieron la vuelta al país. Los ojillos candorosos de ambos, la mutua sonrisa bobalicona y el atisbo de baba que se adivinaba tras ella le sirvió para descolocar al PSOE de Madrid, invalidar la política seguida hasta ese momento por la anterior ministra de fomento y desbloquear los obstáculos del transporte en Madrid. Pleno absoluto.

De igual manera y con ocasión del último encuentro con el ministro Rubalcaba, nos ha obsequiado con otro acto de “espontaneidad”; cantarle a viva voz, entre los periodistas, el cumpleaños feliz al ministro. Al mismo al que el día anterior acusó, como máximo responsable de interior, de la filtración de las investigaciones sobre el caso Gürtel. Rubalcaba asistía, con la sorna que le caracteriza y sin poder reprimir su sorpresa, a la ocurrencia de la presidenta.

Hay que desengañarse, estas actitudes ridículas venden. Así es nuestro país.
En contraposición, la izquierda, sea la que sea, hace de sus apariciones públicas un acto trascendente, a veces, como si de un funeral se tratase. Desde esa seriedad, gravedad diría yo, que habitualmente nos embarga hasta el ridículo militante de la presidenta Aguirre, siempre hay un término medio.

Me refiero a que a veces esa actitud de regañina constante con la que aparece la vicepresidenta del gobierno o la secretaria de organización del PSOE, que introduce ya de por sí, una tensión sobreañadida al tema que en cada momento trata.
Hay modos y circunstancias. Los rostros y los tonos de voz amables son más asequibles al público en general, la experiencia de Felipe, Guerra, Bono, Ibarra, Chacón y el propio Rubalcaba así lo avalan.

La cercanía, la simpatía, serían unos valores que habría que fomentar más desde la izquierda. Siempre hay momentos y temas en los que los responsables pueden quitarse la careta de institutriz o de jefe de estudios. Merece la pena.

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