sábado, 30 de octubre de 2010

Verde, agua y mar



Cruzé el último tunel y el coche se embaló bajando hacia Campomanes. Llovía en Barrios de Luna. Llovía muy fuerte. El verde lo inundó todo y sorprendentemente las nubes pararon. Ahora sí, escribo desde el hotel en esta noche lluviosa de Gijón. Me espera un fin de semana asturiano.

Marga, Miguel y yo cenamos en La Perdiz camino de Mareo. Sin el mar no podemos vivir, sin el verde de los prados y los árboles, la esperanza se agota. Sin la presencia y el habla de esta buena gente la vida se torna mas gris y oscura, a mi me lo parece. La semana por diversas circunstancias ha sido dura.

Mañana nos espera el mar, la larga playa, La sidra en una terraza junto al puerto de Lastres. Dejaremos que el tiempo transcurra lo mas lentamente posible mientras el niño corre por la playa. Luego subiremos tranquilamente hacia el alto del pueblo y desde allí, entre las nubes y el mar gris ¡Que suerte de que el cielo esté plomizo! nos sentiremos vivos una vez mas.

Mas tarde y desde el alto miraremos esa pequeña Concha que es la playa de Torimbia. No es verano, pero la playa ahora sin cuerpos seguira ahí abajo esperando como cada año, desde casi el inicio de los tiempos, que el sol y el calor la haga mas atractiva a la vida.
Es tan solo un fin de semana. Niños y niñas cruzan la calle vestidos con túnicas negras, ojeras e hilillos de sangre pintados en el rostro. Halloween, Truco o Trato dicen. Ayer, bajo la lluvia en Salamanca, cumplimos con los que nos precedieron en esta carrera de relevos de que es la vida.
Gracias papa, muchas gracias por todo, por tu sacrificio, por tus cuidados y miradas, por aquel consejo que en vida me distes cuando me prejubilé en que, tonto de mi, manifesté a un anciano de mas de ochenta años mis dudas sobre la nueva vida que me tocaba vivir y la sensación de final que me embargaba; No. No es eso, tu mira siempre para adelante, ese es el secreto. Ahora, años después, ya no estas, pero ese es el consejo que en mi sempiterno pesimismo nunca desearía dejar de tener. Es algo que siempre tengo presente. A pesar de eso, son demasiadas las veces en las que sin razón de peso, siento como las fuerzas fallan. Seguir, seguir y seguir no es simplemente el secreto. Eso es, en realidad, el sentido de la vida.

Verde, mar y agua. Es el momento, siempre es el momento. El momento es el todo.

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