jueves, 28 de octubre de 2010

Un adios a las armas sembrado de dificultades


El golpe de timón realizado por Zapatero en aras a recuperar parte del electorado, influenciado, aunque se niegue, por la presión de los barones del PSOE, se cifraba en una estrategia consistente en una nueva política de comunicación, la recuperación de personas con la suficiente experiencia en el partido y el gobierno, la reconducción del diálogo con los aliados sindicales, la previsible inversión de la tendencia de la economía que repercutiera en una modesta creación de empleo en el segundo semestre del año 2011 y lo que sería la traca final, una posible guinda a todo este pastel: El abandono de las armas por parte de ETA.

Con ocasión del análisis realizados en este blog sobre los cambios en el gobierno y en relación con este último asunto, el de la guinda, decía lo siguiente en el post Mas de lo mismo; El cambio de gobierno, algunas claves lo siguiente:

"Un proceso de diálogo o negociación para que ETA abandone la violencia y el terrorismo es algo muy complejo que va más allá del año y medio que queda de legislatura. No podría rentabilizarse de cara al electorado algo que fuera más allá, por imposibilidad temporal. Un alto el fuego adicional por parte de la banda, situación, no lo olvidemos, que es en la que ahora nos encontramos nada añadiría. El Partido Popular no dejaría que esa baza se la anotase el PSOE y pondría toda suerte de obstáculos a las reuniones. Los medios y colectivos afines cargarían contra cualquier iniciativa que supusiese conversaciones previas. Hoy por hoy, ni el PSOE ni la izquierda podrían hacer frente a la presión de una calle que en la actualidad es de la derecha en algo que supusiese una negociación o diálogo con la banda terrorista en el como abandonar la violencia terrorista"

Los intentos de la llamada izquierda abertzale para poder concurrir a las próximas elecciones mediante la creación de un nuevo partido que llevara implícito en sus estatutos el rechazo de la violencia terrorista y pasar con ello el filtro de la ley de partidos sumado a la incognita de un abandono de las armas verificable por mediadadores internacionales, está destapando la caja de los truenos de la derecha.

La Ley Orgánica de Partidos Políticos establece que en última instancia y en el caso de un partido político que quiera reconvertirse, sería el poder judicial el que tendría que emitir un fallo sobre su legalidad o no. O lo que es lo mismo, el Ministerio no podrá decretar en este caso concreto la legalidad o no de la nueva formación. Aralar siguió un camino parecido en sus inicios de legalización.

La derecha se ha embarcado en una nueva cruzada enviando toda clase de artillería con la que combatir una posibilidad que, hoy por hoy, es remota. Nadie está por creerse, sin más, un nuevo anuncio que puede acabar en trampa. Nadie, y el gobierno menos.

Serán los tribunales los que decidirán el cómo vaya a quedar la solicitud de legalización de la izquierda abertzale. De ahí a decir lo que ha dicho Basagoiti o Pío Gracía Escudero, de que es necesario establecer una cuarentena de cuatro años para verificar si existe o no trampa en la petición, no está en las manos ni del gobierno ni de los jueces. Nada hay previsto en la ley sobre posibles cuarentenas, y llevar a cabo esta iniciativa precisaría de una presión efectiva sobre los jueces que tendrían que decidir o en la reforma de la ley. A pesar de todo ello, quedaría abierta la posibilidad de que ante una posible denegación en España, podría elevarse un recurso ante los tribunales europeos. En esta instancia, ycon un rechazo explícito de la violencia sería mucho mas dificil seguir con la doctrina vigente. Iruin, el abogado de la formación abertzale y antiguo defensor de ETA viene contando con esta posibilidad, de ahí las prisas.

Mucho ha sufrido este país con el terrorismo etarra. Pero ese sufrimiento no puede invalidar la exploración, sobre bases reales, del final de la violencia terrorista. Oponerse a esta posibilidad por el simple hecho de impedir que unos determinados políticos puedan sacarse la histórica foto del final del terrorismo es hacer un flaco favor al pueblo español, a los que ya no están y a los que aquí seguimos.

Se ve y se nota el tremendo nerviosismo en las filas de la derecha. Cada vez que puede suceder algo positivo en el país se despierta como un resorte el espíritu, que digo espíritu, la negra realidad de Aznar. Su misión: Impedir por todos los medios de que España avance si ahí no se encuentra la derecha. Su objetivo es la España negra, la de siempre, y ahí estará siempre presente para mover a todos los suyos en la dirección de la confrontación. Su modelo de sociedad impone el extermino político del otro, en este caso de la izquierda.

La tarea del gobierno y de los jueces es delicada, cualquier paso que se de en este terreno debe de estar guiado por la prudencia y por necesidad de garantías. No se trata tan solo de dar el golpe definitivo a la mala situación electoral, la cosa es mas seria. Esas prisas, de darse, no serían convenientes. Tampoco lo sería el enfangar, tal como pretende la derecha, cualquier posibilidad por remota que parezca, de avanzar en la dirección de la pacificación definitiva. El Gobierno viene manejando hasta ahora bien el asunto, y eso a pesar de la beligerancia mostrada por los voceros de la derecha. Esperemos que la cosa siga así, por bien de todos.

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