martes, 10 de noviembre de 2009

Historia de un abandono


Algo se esta moviendo en torno a las comunicaciones ferroviarias del oeste español para la reapertura de la vía Ruta de la Plata. Esta línea de ferrocarril que unía Gijón y Sevilla en el pasado, fue cerrada en 1985. Desde entonces, solo ha permanecido abierto el tramo que transcurre por Extremadura y Andalucía y éste con el apoyo económico de ambas comunidades autónomas además del de Gijón a León.

En 1985 se firmo un acuerdo entre RENFE y el por entonces ministro de Transportes, Enrique Barón por el que se cerró numerosas líneas debido al alto déficit de la operadora ferroviaria. Este hecho, unido al lento desarrollo que ha tenido la autovía A-66, la última en realizarse de los grandes ejes españoles, ha sido sin duda uno de los factores que ha condenado a estos territorios a la marginalidad y el despoblamiento. En aquél entonces el ejecutivo central comandado por Felipe González cerró 914 kilómetros de ferrocarril que afectaban a 12 líneas y a 132 estaciones, entre ellos estaba la línea ferroviaria a la que nos referimos. Otros 933 kilómetros se mantuvieron tan solo para el transporte de mercancías. Lo más triste. En el PSOE de Castilla y León no se levantaron voces en contra de ese cierre.

Cuando se firmó el acuerdo de RENFE con las comunidades autónomas de Extremadura y Andalucía, el gobierno de Castilla y León dirigido por Aznar, criticó el cierre con saña y como siempre aprovechó electoralmente el asunto, pero no se sumo al esfuerzo económico con el fin de sostener el déficit de la línea en su tramo castellano-leonés.

Durante todo este tiempo solamente algunos colectivos ciudadanos, sindicatos ferroviarios y la Plataforma en Defensa del Ferrocarril han reivindicado la reapertura de la línea férrea.

RENFE se recuperó económicamente, pero la filosofía de actuación en torno al ferrocarril había variado ya. Las inversiones se multiplicaron. La prioridad a partir de ahora era la Alta Velocidad siguiendo el esquema de distribución radial, al mas puro estilo francés, propio a su vez de lo que se percibía como una visión jacobina del estado, mejor dicho, borrelliana ya que fue Borrell su impulsor como uno de los sucesores de Barón.

Lo más hipócrita de lo sucedido desde entonces: El Partido Popular de Castilla y León exigió la continuidad del tráfico ferroviario por esta línea en su integridad, en los períodos 1985/1996 y en el 2004/2009. El PSOE de Castilla y León al igual que el PP exigió a su vez la reapertura entre 1996 y el 2004 es decir, durante el período en el que no gobernó en España. Estas cosas no se olvidan, dejan su poso y lo deja por igual los dos partidos, el ciudadano se siente ninguneado, burlado ante mentiras tan burdas.

El Plan del Oeste, un conjunto de 115 medidas, aprobado por el gobierno en 2007, decía en el punto 69: “Se considera asimismo básica, la unión del Oeste de la Península por un nuevo corredor vertical de ferrocarril convencional “Ruta de la Plata” que una las Redes Norte-Noroeste, Galicia y Asturias, con el resto del Oeste, así como con el Sur, Extremadura y Andalucía”.

Cualquiera puede pensar que todo esta ya solucionado, que pronto el Oeste tendrá de nuevo operativa esa línea que desde Gijón, pasando por León, Zamora, Salamanca, Plasencia, Mérida y Sevilla dará nueva vida a toda esta franja.

Nada más lejos de la realidad. A pesar de la promesa, a pesar del autobombo que supone el propio Plan del Oeste, ni el PEIT (Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes) ni las orientaciones para el año 2020 contiene la reapertura de la línea. Se comenta, solo se comenta, en ningún lado hay confirmación oficial, que a partir del 2013 puede estudiarse este asunto.

Si eso es así, si no se contempla en el PEIT ni en el horizonte 2020 cómo puede mantenerse esa promesa del Plan Oeste. Que piensa el votante que contempla este ir y venir, ¿Cuál será su comportamiento en las próximas elecciones?

Estudios recientes en el tramo extremeño de la A-66 indican que para el 2020 el tráfico tanto ligero como pesado duplicará al que ahora se soporta. Es decir, se llegará a los 18.000 vehículos ligeros al día y 4500 vehículos pesados.

Hace unos pocos días se han celebrado en Madrid y auspiciadas por el Ministerio de Fomento las Jornadas de Impulso del Transporte de Mercancías por Ferrocarril y entre otras cuestiones, se mencionó allí la importancia del transporte por ferrocarril en el ahorro de combustible y en emisiones de CO2.

La importancia del desarrollo de esta vía férrea queda a la vista. La concentración de la población en los ejes de desarrollo País Vasco, Navarra, Zaragoza, Levante, Andalucía y Madrid y en los grandes núcleos de la costa, conlleva un claro desequilibrio territorial y demográfico con claras consecuencias en el despoblamiento del Oeste.

La puesta en funcionamiento de esta infraestructura, contra lo que se pueda creer, no supondría un gasto excesivo, estimaciones realizadas del coste de la remodelación de toda la línea se cifra en unos 150 millones de euros. Valor mínimo en comparación con otras en fase de realización.

Lo ocurrido con el ferrocarril del Oeste y el retraso en la ejecución de la A-66 son una clara muestra de la conjunción de una filosofía política y una práctica económica. El economicismo de aquél gobierno, la crisis económica, la falta de solidaridad con el estado de Aznar, la idiosincrasia de un pueblo apático, poco dado a movilizarse por su futuro, fueron ingredientes decisivos para que el Oeste castellano-leonés quedará marginado del desarrollo económico de los últimos veinticinco años. Las tasas de paro, el envejecimiento, los índices relativos de pobreza y la emigración de nuestros jóvenes a Madrid y la costa hablan a las claras de un pueblo incapaz de reaccionar y de un abuso el que viene perpetrando desde hace ya un tiempo los gobernantes con esta tierra.

El desarrollo en las infraestructuras de la concepción radial para los nuevos planes del transporte, concepción borrelliana, no modificada por el PP mientras gobernó, así como la falta de horizontes en relación con esta infraestructura acabará definitivamente con las ilusiones de esta sociedad.

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