domingo, 5 de septiembre de 2010

Treinta entradas




Voy a escribir algo de mí. Nada en especial, es en relación con este blog. Tengo motivos para estar contento, por vez primera he alcanzado en una entrada los treinta comentarios. Sin embargo, he de confesar que esto tiene algo de trampa ya que computo las respuestas o intervenciones mías. No obstante, prescindiendo de esta circunstancia, el número de comentarios es, para mí, altísimo.

Ha sido la última entrada la de “De Nata y Fresa” la causante de ese aluvión.

El bueno, bonito y barato de la mecánica de blog, la que cuida al extremo de hacer rentable un espacio no se cumple en este caso. Según los especialistas para que un blog sea muy seguido ha de tener entradas que no lleguen a los dos tercios de la cara de un folio, no plantear asuntos muy espinosos, publicar al menos, aunque sea una foto, algo cada día y no dejar muy cerrado los temas, huir de las lecciones y el dogmatismo y procurar siempre dejar algo de juego a los posibles intervinientes. Obvio pronunciarme sobre otros requisitos porque no voy a dar clases a aquellos de los que tengo la posibilidad de aprender diariamente. Muchos de esos consejos aquí no se siguen.

En la mayoría de blogs, incluidos los políticos, los comentarios no suelen alcanzar mas allá de tres o cuatro líneas en la que se manifiestan “ estoy de acuerdo con usted…” “…me ha gustado tu entrada” o “ … eso digo yo”.

Todas esas recomendaciones y proceder se rompen con Moral y Política y por eso estoy contento. Los comentarios y las réplicas llegan a alcanzar magnitudes del tipo de nuevas entradas.

No pretendo cambiar la filosofía de estos instrumentos de comunicación. Nada de eso. Este es un blog modesto y asi seguirá, entre otras cosas porque reconozco que no todo el mundo tiene tiempo para leer las casi dos caras que cada día publico. Luego está lo otro, la calidad que pueda tener, una estética y un nombre que no suena muy bien a parte de la izquierda militante y el monotema que con contumacia predico, y que los habituales ya conocen de sobra.

En esto como en tantas otras cosas se manifiesta la pugna que se libra en la vida moderna entre lo que quiere ser sólido, esa es mi pretensión no siempre lograda, y la delgada pátina que cubre un objeto con la pretensión de que parezca sólido a los demás. No hablo del alma, ni siquiera hablo de la validez de lo escrito por eso hablo de una pretensión, la mía, que no siempre se logra. Este es un blog con pocos seguidores para lo que se estila por ahí que, sin embargo, a juzgar por el analytics, saca un altísimo rendimiento en visitas en relación con los pocos seguidores que tiene.

No pretendo establecer una carrera en pos de nuevos seguidores o lectores. A todos nos gusta que nos lean, cuantos más mejor pero eso no forma parte de mis obsesiones. Tampoco pretendo encabezar o unirme a un determinado proyecto o vender una determinada marca política y mucho menos vender mi persona en el mercadeo político. Escribo como he dicho ya algunas veces para dar rienda suelta a un malestar que tiene su fundamento en la imposibilidad de comunicación política que existe en nuestros partidos, en el mío, en los sindicatos y en la sociedad en general. Se trata de sacar, la mayoría de las veces, una mala leche interior. Esa es la motivación, y agradezco de corazón a todos los que diariamente me acompañan y acompaño en esta aventura. Agradezco en sobremanera esos larguisimos comentarios que suscitan las entradas-ladrillo con la que obsequio a menudo a los lectores. Gracias.

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