domingo, 5 de abril de 2009

G-20; ¿Refundación del capitalismo?



Hemos asistido a una nueva puesta en escena de la clásica confrontación que en el seno del capitalismo se viene dando desde los años cincuenta entre el capitalismo renano, que debe su práctica en esencia al ministro de finanzas y luego canciller democratacristiano Ludwig Erhard, y la otra concepción o práctica, la del capitalismo sajón auspiciado por los ultraliberales de los treinta años últimos.

El modelo renano que ha sido el capitalismo de posguerra y que fue el que operó en Europa Occidental hasta la llegada de Margaret Thatcher ha sido conocido clásicamente como el capitalismo de rostro humano que amparaba una red de protección social y avanzaba en elementos del bienestar. Era básicamente un esquema fruto del acuerdo surgido tras la guerra entre la socialdemocracia y los democratacristianos .

En este caso ha sido Sarkozy el más firme defensor de este modelo conjuntamente con la canciller alemana Angela Merkel.

Las conclusiones del G-20 no significa realmente una refundación del capitalismo tal como demandaba el presidente francés sino retomar el modelo que desde 1945 funcionó en Europa hasta la llegada de Tatcher y Reagan mucho antes de que se expandiera como una mancha de aceite la especulación y la depredación que ha caracterizado la economía en manos de los ultraliberales en los últimos treinta años.

En este contexto los únicos teóricos representantes socialdemocrátas y republicanista cívico en este evento; Lula, Brown y Zapatero se han adherido a las propuestas renanas y se han dejado llevar al clásico papel que han venido representando; el del capitalismo levemente maquillado. Para nada figura en las resoluciones el papel que debería tener una salida de la crisis más justa que debería imbricarse en la defensa de las iniciativas del sector público y reforzamiento del estado del bienestar como generador de empleo. Sin embargo, hay que reconocer que el golpe de timón en la trayectoria del capitalismo puede ayudar a solventar la papeleta de la crisis en el período que se avecina.

Una vez mas es el Estado, los estados, los gobiernos tan vilependiados por los ultraliberales, por cierto, desaparecidos ¿ dónde están los Schwart, Rodriguez Braun, Bernaldo de Quirós y tantos otros en que en España pretendían llevarnos al modelo de organización social de las cavernas?

En términos de ganadores/perdedores las conclusiones se reparten entre los dos grupos “contendientes”. Los frutos: Obama puede vender en USA la consecución de fondos; Un billón cien mil millones de dólares gestionados en gran medida por el FMI para solventar la crisis sobre todo, en los países emergentes. Fundamental para que estas naciones puedan seguir en el sistema y que no se descuelguen del mismo debido a los problemas geopolíticos y de índole social que podrían generarse.

Europa mete la mano por fin en el desorden que han supuesto los paraísos fiscales, muchos de los cuales se encuentran en la misma Europa, un mecanismo que ha conllevado una considerable sangría para las cuentas de los diferentes estados. Se establece una nueva instancia de regulación financiera o consejo de estabilidad financiera que ordene y avance en mecanismos de prudencia bancaria pero que no será opertivo hasta bien avanzado el 2010 tras las valoraciones que de la evoución de la crisis se hagan en el próximo otoño.

Se confía en que la inversión pública en infraestructuras ayude a modernizar la economía y frenar el paro creciente y se hace un llamado al crecimiento sostenible y respeto a la ecología sin concretar y se rechazan las políticas proteccionistas.

Luego los países desarrollados, los G-20 propiamente dichos con la incorporación de España, arbitraran las políticas internas que les puedan sacar de la crisis. Todos miraran de reojo al vecino y todos aspiraran a que la máquina estadounidense o la alemana tiren del carro para subirse a ella.

¿España? España sin estrategia propia de salida de la crisis y de cambio de modelo económico confiará en que el ahorro interno ayude a pagar la deuda, que la balanza comercial se equilibre y que la reducción de los precios contribuya a aliviar la creciente presión que sobre la economía española se viene ejerciendo. Pero esto ya será objeto de otro suelto.

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