lunes, 20 de septiembre de 2010

Suecia, otra vuelta de tuerca más


Pasados los ímpetus juveniles que te hacían abrazar políticas extremas y buscar referentes en las selvas latinoamericanas y del sudeste asiático, la moderación y una atenta mirada a la realidad hace que pienses sobre que pasos has de dar. Ves tu casa, oyes a tu familia y observas como corretean los niños por el pasillo. Te asomas a la ventana y contemplas el coche nuevo de tu vecino. Más allá un grupo de trabajadores te recuerda que hoy era un día de huelga en los astilleros .

Si, hay dificultades, el paro crece y las sombras sobre el horizonte son lo suficientemente negras como para temer el futuro. El dictador acaba de morir, han pasado tres años de aquello y una nueva época se abre paso.

De la revolución ya ni te acuerdas, la realidad es tozuda. Si, mantienes fresca en tu retina ese viaje por Europa realizado en pleno franquismo, todo un mes de vivencias, y has podido saber en que consiste la libertad. Tuviste la oportunidad de incorporarte a una manifestación en apoyo de Dubcek y la Primavera de Praga en las calles de Londres en la conmemoración del final de ese intento de libertad cegado por los tanques soviéticos. Te alegrastes cuando oistes los gritos de la gente y te asombraste de que los policías, los famosos bobbys, protegieran a los manifestantes o cuando vistes a un barbudo sobre un cajón en Hyde Park con una bandera roja en la mano lanzar un alegato que no entendías, porque tú y el inglés nunca habeis casado bien.

Nada que ver con los saltos por las Siete Calles delante de los grises con el corazón en plena boca búscando desesperado un portal abierto por Somera o Barrencalle en el cual pudieras refugiarte. O con las reuniones clandestinas en el monte de La Arboleda o entre los pinos del Vivero un poco más debajo de Santa Marina preparando los paros en Telefónica. O las otras mas reducidas, en la antesala de la sacristía de la Iglesia de El Peñascal o en Torre Urízar.

Dejaste de mirar hacia el verde de las selvas, el caqui o el verde oliva que aún sigues utilizando tanto en invierno como en verano como prenda de abrigo. Es tan solo una referencia estética desprovista ya de su sentido original. Con el viaje por Europa supiste que querías. Al menos creías saber que era lo mejor, que era lo posible y deseable.

La izquierda en España deseaba ser Europa. En ello coincidían tanto los comunistas como los socialistas. Sobre todo Europa. La década de los setenta era para los socialistas la década de un Salvador Allende en Chile y las figuras de Willy Brandt, Olof Palme y Harold Wilson en Europa.

Ayer Suecia ha tenido elecciones generales y en ellas ha vencido la derecha con el 49% de los votos mientras la izquierda ha conseguido el 43% y la ultraderecha xenófoba ha alcanzado casi un 6%.

Decididamente en la izquierda europea ya no quedan esos líderes que eran capaces de generar ilusión. No hay un solo líder europeo en la izquierda que pueda alzar la voz con autoridad. Hoy la izquierda en el poder o en la oposición es una triste acompañante que pasea su sombra al lado de los que realmente manda.

Por eso, en un día como hoy, en un día, otro más, en el que la noticia es una nueva derrota de la izquierda me acuerdo de esas personas que lucharon por un mundo mas justo. Me acuerdo en blanco y negro, como la televisión de la época, como las fotos de la época, no cabe duda de que tendré que mirarme esto, esa predilección por el blanco y negro y por el pasado.

Era una época de blanco y negro, se era una cosa o la contraria. El color es muy bonito, en los cuadros y la naturaleza. Cuando la política se hace color, camufla, distrae y confunde. Decididamente no me gusta. En política, tenía razón Labordeta en su jota, se quedan los guapos y se han marchado los buenos.


Olof Palme 1927-1986




Willy Brandt 1913-1992




Harold Wilson 1916-1995

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