jueves, 13 de mayo de 2010

Sangre, sudor y lágrimas (II). Pensamientos tras la caída del telón




Noto cuando crece mi indignación en que los pómulos se vuelven tensos y en ellos siento un calor superior al que experimento en el resto del cuerpo. No me veo, y por lo tanto no se si tengo algún tipo de coloración en los mismos. Puede deberse a que no tengo un estricto control sobre mis emociones, he de consolarme, porque eso es lo que suele caracterizar, entre otros, a los niños y jóvenes.

A lo que iba, sentado en el sofá, centrándome en el discurso de Zapatero de hoy en el Congreso y en la subsiguiente intervención de Rajoy he experimentado nuevamente esa sensación, más con las palabras del último que cuando habló el primero.

Me duele tener que pasar por esto, no por el hecho de que me congelen la pensión, que me la congelaran, al fin y al cabo prescindir de 500 euros el próximo año y, supongo, de 1000 respecto a lo que ahora cobro en el siguiente va estrechar un tanto mi horizonte, pero mi familia y yo sobreviviremos, sin duda, a esta contrariedad, peor están otros. A las medidas de recorte del déficit sobreviviremos todos, los que tenemos empleo, los que podemos seguir manteniéndolo y los que vivimos del fondo de la Seguridad Social. Sin duda. Solo me queda pedir, respecto a esto, que cese la campaña que me incita a creer en mis posibilidades.

Lo que me dolía era el ver y el oír los argumentos de estos dos sujetos. El dolor se incrementó aún más cuando intervino Rajoy. A Zapatero ya le conozco, creo que le conocemos todos y aquí, en este rincón, no se le pasa una desde hace tiempo, forma parte de la banda sonora de este blog las palabras de León Felipe; “… me sé todos los cuentos…” ese tintineo está presente casi siempre que el presidente y adláteres suelen abrir la boca.

Decía que es la intervención de Rajoy la que me produce indignación, porque los hechos acontecidos en estos últimos días le vienen a dar la razón en todo lo que ha venido diciendo a lo largo de los últimos meses sobre el déficit público. Aquí desde este blog se ha ido pidiendo desde el inicio de la crisis el tomar medidas, el ser firme y actuar. Se propugnaba el fin de la fiesta ante la incomprensión, cuando no la acusación, de los furibundos zapateristas.

Las medidas están ahí, no voy a comentarlas, la cuestión es muy simple. Se cumple lo que veníamos denunciando: Es el pueblo, es el pueblo simple el que va a pagar la factura, son los funcionarios, los trabajadores en general, los dependientes, los enfermos y los pensionistas los que pagaremos la factura de los dispendios y lo que otros se llevaron vía especulación. Son 15.000 millones de euros en este año y para el año que viene… Seis meses es una eternidad en economía, nada que decir sobre el ejercicio de 2011.

¿Dónde esta el problema? El problema no está en un gobierno que hace políticas de derecha o de izquierda. No es eso. El problema no está en el que los que nos prestaron el dinero quieran recuperarlo o deseen ganar mas jugando y especulando. Esas cuestiones deberían ser descontadas o mejor dicho, valoradas y previstas a priori por el que gobierna. Él debería saber que eso puede ocurrir y ha de contar con ello.

El problema radica, esencialmente, en la falta de cultura democrática de este pueblo, en la más que manifiesta carencia en lo educativo, en la falta de convicciones democráticas de nuestros dirigentes políticos. Si así, tal como suena. El mal radica en los sistemas de control primario de la democracia. Existe un control, a posteriori, del ejercicio del gobierno, imperfecto por supuesto, porque no es del todo democrático y porque merced a él puedes mandar a un partido a la oposición pero en el mismo acto, proyectas al poder al otro que es peor. Injusto un sistema electoral que inutiliza la representación de millones de trabajadores que votan otras opciones de izquierda.

El control primario al que me refiero es otro, los errores que los gobernantes cometen de modo reiterado tiene una primera instancia que si fuese verdaderamente democrática sería suficiente para la rctificación. Ante los gobernantes ebrios de poder, poseídos por la autosuficiencia, que disfrutan enfrentando entre sí a sus colaboradores, que instrumenta un poder colectivo y lo tornan en poder personal existe, frente a esto o debería de existir, el colectivo de hombres libres, unidos por un ideal y amparados en unas reglas y convenciones que democráticamente se han otorgado, pero suele ocurrir, que las dinámicas internas y la falta de sujeción a normas superiores hacen que sean inservibles a una mirada democrática.

Ahí, en ese colectivo compuesto en gran parte de paseantes, expectantes y disfrutantes se ha fallado. Como con aquél pueblo que estaba al pie del Sinaí se trocó la creencia en la Ley y el Ideal Colectivo por otro tipo de creencia, en este caso es un ídolo guapo, alto y con ojos azules que se confeccionaron para la ocasión. El dirigente, primer secretario fue elegido, el lider único, poseedor del secreto del arca fue erigido y jaleado.
El problema se llama PSOE, se llama dirigentes del PSOE, se llama, incluso, militantes y afiliados del PSOE en términos generales. Ellos eran los encargados de corregir en ese control primario las políticas, los modos y los comportamientos cimentados en el error y la prepotencia interna que no externa.

El cambio prometido no era un cambio para hacer una sociedad mejor. No era eso, era el cambio de los que instrumentan el poder. Era, generar una nueva clase en el seno de la izquierda, relevando a los que estaban. La verdadera revolución se llevaba a cabo en el seno del partido sustituyendo a personas, muchas de ellas tremendamente valiosas, y sustituyéndolas por otras, muchas de ellas carentes de personalidad y capacidades. Una vulgar y simple lucha por el poder. Los edificios pueden caer de muchas maneras y esta es la peor de todas.

Zapatero se hunde en su banco bajo la presión dialéctica de los portavoces de la oposición hasta el punto de que las cámaras de televisión le ahorran al telespectador el doloroso trámite de la observación de la pesadumbre y retorcimiento. El hundimiento, no es solo suyo, yo, después de años de lucha, de compromiso, de trabajo por una idea, con mayor o menor fortuna, con mayor o menor acierto y como otros muchos, también me hundo con él.

Leer más...