domingo, 12 de septiembre de 2010

La otra mina



Hay otros mineros encerrados, no porque la mala fortuna o la avaricia de unos patronos hayan acabado precipitandolos a la oscuridad de la mina contra su voluntad, sin salida. En este caso, los encierros son voluntarios. Digo voluntario sin pensar mucho en lo que digo y me pregunto, ¿es adecuado decir que esos encierros son voluntarios? ¿No se falta a la verdad con esa aseveración?

Un puñado de mineros ha escogido como última vía, desesperada, el encierro en la profundidad de la mina. En el norte de León, El Bierzo, y la Montaña Palentina los mineros, una vez más, deciden luchar por sus derechos al margen de los sindicatos. No es el convenio, no es una subida salarial, exigen a los empresarios los salarios atrasados, en algunos casos de hasta cuatro meses y a la administración estatal, que luche en Europa por la continuidad del plan de ayudas bloqueado, según dice el gobierno español, por el Partido Popular Europeo a instancia de los populares españoles.

Siempre que se habla de ayudas a sectores se recalcan aspectos muy cercanos al carácter parásito de los ayudados. De lo injusto de unas ayudas que se hacen recaer sobre los mas, los contribuyentes, y en favor de los menos. Siempre que se habla de ayudas a los sectores intensivos en empleo se dice que eso es parasitismo, cuando las ayudas multimillonarias llegan a otros sectores mas intensivos en capital se dice, en cambio, que son sectores de valor estratégico. Valor estratégico tiene el automóvil, las impresionantes ayudas a renovables que recargaban por la noche sus baterías con electricidad proveniente de la red, las ayudas a fondo perdido a empresarios y actividades poco intensivas en empleo, las ayudas a mantener el dividendo para los accionistas de los bancos. ¿Qué otra cosa es la ayuda a un sector financiero con la que se ha frenado la depuración “natural” del mercado? ¿hemos visto aflorar el crédito acaso?

La minería del carbón en España tiene gran cantidad de problemas. El sector ha pasado de tener 53.000 trabajadores en 1985 a los 8.000 que hay en la actualidad. Ha sido un proceso de reconversión, necesario, muy largo y ahí estaban puestas las esperanzas. La minería y los trabajadores del sector sabían y aceptaban que la actividad era algo a extinguir. La esperanza quedaba cifrada en que este proceso durara algunos años mas y no se cerrara con la precipitación que impulsa ahora la Unión Europea.

La Comisión se niega a que se subvencione la compra del carbón nacional. El carbón de fuera es mas barato. El carbón de fuera es barato porque los mineros chinos, polacos, pakistaníes, sudafricanos e indios bajan a las entrañas de la tierra a cambio de salarios de miseria. Por eso es mas barato el carbón de fuera.

Dentro de los combustibles fósiles, el carbón español es el único recurso nacional. España carece de yacimientos de gas y petróleo. Al margen de consideraciones ligadas al ultra ecologismo, lo cierto es que el mix energético español para 2020 en potencia instalada prevee una reducción del carbón en un 40% objetivo este, que se compadece con la paulatina y no drástica amortización del empleo en la minería.

La batalla es política. El Partido Popular de España se opone en la esperanza de que el sector pase factura al gobierno socialista. Los sindicatos mineros, no muy partidarios de las acciones espontáneas de los propios mineros, piden la consideración estratégica del carbón como único recurso fósil que tenemos y no les falta razón; La extracción por encima de la demanda actual y la compra nacional debe de tener una consideración estratégica en la misma medida que la tienen las reservas de productos refinados en Estados Unidos y en otros paises. La oposición comunitaria, la de la derecha comunitaria y la de los ecologistas y socialiberales tienen un mismo objetivo aunque diferentes motivaciones.

La entrada en la Unión Europea fue la gran esperanza de la izquierda, también era la esperanza del empresariado y capitalismo nacional ahogado en sus aspiraciones por la autarquía de tantos años. El objetivo para ambos, también era el mismo: Entrar en Europa. Sin embargo, las motivaciones eran diferentes. En la izquierda pensábamos que esto nos reportaría mas libertad. Cierto, así fue. Era nuestro antídoto contra la dictadura. Así ha sido.

Para otros, Europa es negocio. La globalización supone una marcha atrás para nuestros conciudadanos ¿Alguien lo puede negar? Garantizar una vida mas digna para un mundo subdesarrollado mediante la compra allí, no evita la depauperación creciente de nuestra clase trabajadora. Ese es el sentido de globalización. A eso contribuye la Comisión Europea con ahínco y denuedo. El crecimiento es aprovechado de modo muy diferente según países.

Los socialdemócratas, hoy publica Felipe un artículo sobre Europa que aún no he leído, han sido beligerantes en la idea de la unión de Europa. En ella han puesto todas sus esperanzas. Nosotros, los trabajadores, también la pusimos. Los últimos años han supuesto un descenso, más en España que en el resto de Europa, de las rentas del trabajo en el conjunto de rentas disponibles. Eso es lo que queda al final del trayecto; Condiciones de trabajo a la baja, salarios a la baja, dificultades para los sectores tradicionales y la pérdida de la soberanía económica en favor de una concepción absolutamente liberal de la economía. Ese es el resultado final. La Europa de los trabajadores quedó difuminada en favor de una Europa del mercado y una Europa del capital. Metalúrgicos, trabajadores de las telecomunicaciones, mineros, agricultores, pequeños ganaderos etc. Una larga lista de damnificados enviados al paro o las prejubilaciones forzadas.

Contemplado desde este punto de vista es mas que comprensible el desencanto de los trabajadores y las clases populares con la idea de Europa. Ellos, los políticos, no aciertan a estas alturas a comprender el porqué de ese desencanto y en algunos casos, rechazo. De la ceguera de los políticos, González incluido, hay pruebas sobradas. A veces hay una enorme distancia entre las grandes ideas y las ideas simples, las que en realidad ayuda a la gente.


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