miércoles, 2 de junio de 2010

En España, parte de la cultura vive del poder (Loquillo)




La frase no es mía es de José María Sanz, “Loquillo”. Mis gustos musicales son muy eclécticos y decir esto es como decir que no tengo ni idea de música o al menos eso podrían pensar los alineados en gustos musicales. Lo nuevo, si no se hace muy presente, me suele llegar con al menos un año de retraso. Loquillo anda estos días enredado en radio y en televisión presentando su libro “Barcelona Ciudad”, un libro, según he podido escuchar, biográfico y que quiere ser cronista de la Barcelona de toda la vida, la anterior al furor nacionalista defendido ahora hasta por el PSC-PSOE.

No era eso de lo que quería hablar, era de otra cosa. Aunque parece un tío un tanto sereno defiende el carácter transformador del rock. Es más, cuando lo ha comentado se extiende en un argumento en el que manifiesta que si en el momento actual, con la que está cayendo, no proliferan grupos con odio, rabia y furia es que en realidad, por fin, el rock y no solo el comercial ha sido engullido por el sistema. Mas o menos eso es lo que vino a decir pero con otras palabras. Dos días después escuché en la televisión algo muy similar en boca de Andrés Calamaro.

Uno que no es muy de la música y que oye lo mismo al Musica Antiqua de Colonia, el flamenco, Natasha Atlas, Ismael Loo y los africanos que un buen bolero de Luz Casal recuerda que cuando era joven y se pegaba a los Rollings, The Animals, Kinks y Who disfrutaba en pleno franquismo de esas sensaciones. Era lógico y normal sentir esa rabia y furia en la expresión, el escenario y en el público.

Como no suelo acudir a conciertos y salas no se como estará el cotarro ese ahora, que por cierto era en el pasado un indicador de cómo iba la cosa en relación con el movimiento social. Por lo tanto, no sé si Calamaro y Loquillo tienen razón y aquí enlazo con esa frase de Loquillo mencionada en Público: En España, gran parte de la cultura vive del poder, entiendo que de cualquier poder. Dicho esto es fácil colegir que si eso es así, si fuese así, podríamos explicarnos con algo mas de fundamento lo del fin del rock transformador y acto seguido lo otro, el “A vivir, que son dos días” de la mayoría de los artistas patrios. Que conste que no soy seguidor del músico ni estoy obligado a defender lo que dice. Del mismo modo no elevo a axioma lo que dicen tanto el uno como el otro, simplemente lo registro y reflexiono sobre ello.

Al mismo tiempo, pienso, que no solo debe de ser eso, seguramente ha de haber algo más. Cuando las fiestas de mi pueblo, en una verbena, en la que actuaba un grupo musical de esos que tienen como escenario un trailer se interpretó por parte del grupo la canción Fiesta Pagana de Mago de Oz . No se si alguno de ustedes han oído este tema pero para el que no la haya escuchado he de decirle que tiene una letra muy ácrata, anticlerical, bastante irreverente e incluso, acogiéndonos al código de lo prohibido por la Iglesia Católica, blasfema. En definitiva, que no creo que fuese un tema recomendado por la Radio Vaticana o el Obsservatore Romano.

Mientras el tema sonaba pude ver entre los jóvenes saltar con la mano en alto haciendo los cuernos a un concejal del PP de mi pueblo muy meapilas y a medio camino entre el Opus y los Legionarios de Cristo y a pesar de todo ello, un buen tipo. Lo atribuí al nivel de alcohol en la sangre, otra explicación no tenía a mano. Casi un año después, hubo otro dato que ya me hizo pensar que en relación a esto había algo que no cuadraba. Era una boda familiar, por la iglesia, en el banquete los amigos de los recién casados, todos muy buenos chicos y muy encuadrados en una sociedad ordenada, saltaban y saltaban al ritmo de esa misma canción en la que resaltaba sobre todo su estribillo;

“…Ponte en pie
alza el puño y ven
a la fiesta pagana
en la hoguera hay de beber.

De la misma condición
es el pueblo que un señor,
ellos tienen el clero
y nosotros nuestro sudor.

Cabrones!!!

Creí ver por allí, no saltando, pero si con una copa de vino en la mano departiendo alegremente y asistiendo divertido al griterío de la chavalería al cura de la celebración. Ni me alegré, ni por supuesto me ofendí, simplemente lo anoté como la curiosidad del día

¿Murió? ¿Fue engullido? ¿Es transformador o simplemente ya no hay cera que pueda arder? O mejor, si esto podría ya equivaler a la figura de un Alejandro Agag con la camiseta del Ché paseando por las playas de Cerdeña. No tengo datos de por donde caminan los jóvenes hoy día, si creen en el carácter transformador del rock o simplemente es un instrumento para pasárselo bien. Siempre es difícil generalizar y supongo que habrá de todo pero uno que espera un nuevo Mayo del 68, un Woodstock, un Wight que meta algo de miedo en el cuerpo a estos vampiros que nos dirigen. Que nadie se alarme, me refiero a los que de verdad nos gobiernan y que en estos días, creo, se reúnen aquí, en Sitges. Dejé de acudir a mi agrupación cansado de esquivar al botafumeiro en su ir y venir y asqueado del olor a incienso que se quemaba, asamblea tras asamblea, en honor del líder. Ceremonia ésta en la que se empeñaban con especial ardor los jóvenes desideologizados de las Juventudes Socialistas. Si toda la juventud es igual, si lo que ahora se lleva es estar plegado a los deseos de sus mayores, apañados vamos.

No es un tema baladí, esto es un indicador, o al menos así lo veo yo, de por donde pueden ir las cosas en un futuro. Tendría razón, al menos en esto, Fukuyama?



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