miércoles, 16 de septiembre de 2009

Suicidios en France Telecom



Conozco la evolución seguida por el sector de las telecomunicaciones en los últimos años, lo he seguido muy de cerca por motivos profesionales y sindicales y por ello, tengo una especial sensibilidad ante todo lo que le rodea.

A pesar de ese conocimiento, me he visto sorprendido por la ola de suicidios entre los trabajadores de France Telecom. El gobierno francés no ha tenido mas remedio que intervenir para tratar de frenar esa espiral de muerte.


Las políticas de telecomunicaciones han sufrido un cambio acelerado en estos últimos años, no solo debido a las innovaciones tecnológicas sino a los cambios regulatorios y las agresivas políticas comercializadoras impulsadas por todas operadoras.

A principios de los ochenta, la Unión Europea inició un proceso, hijo del neoliberalismo tan en boga, que seguía la senda que dos o tres años antes impulsaron los Estados Unidos y el Reino Unido. Ambos países desmantelaron sus respectivos monopolios, ATT y BT, liberalizando las telecomunicaciones.

Han sido mas de veinte los años transcurridos, las telecomunicaciones tal como hoy la conocemos es el resultado de esos cambios; La liberalización de servicios, y dicen que, la creciente popularidad de nuevos dispositivos y facilidades hay que atribuirla a esa liberalización.

No es cuestión de someter a juicio los procesos liberalizadores, eso exigiría un trabajo mucho mas extenso que un simple blog. Examinamos aquí tan solo una de las consecuencias de todo ese movimiento.

La realidad es que si esperábamos, tal como se nos prometía, que detrás del impulso liberalizador se crease más y mejor empleo nada de eso ha ocurrido. Telefónica, antes de la liberalización y sin la telefonía móvil, internet y la televisión ofrecía un empleo muy superior en España al que ahora puede estar dando. Por el contrario, lo que si ha producido la liberalización, así lo veo yo, es nuevas oportunidades de negocio que no siempre revierten en el conjunto de la sociedad y en los trabajadores.

Las telecomunicaciones se liberalizaron en aras de la capacidad de elección, el monopolio fue sustituido en Europa por oligopolios . Sin embargo, la incidencia de los monopolios de la energía, alimentación y los transportes se han agudizado. Los intentos liberalizadores sobre estos sectores o han sido muy tímidos o no han existido.

¿Qué ha ocurrido entre tanto con los trabajadores de las telecomunicaciones? Los mas afortunados han vuelto a casa, algunos a la edad de cincuenta y dos años, con una indemnización, la que marcaba la legislación, el convenio o los acuerdos. No piense el lector que ha sido más.

Otros, han ido al paro y luego se han recolocado con un salario mucho menor en el mismo sector en la gran cantidad de empresas nuevas surgidas al amparo de la apertura. El número de trabajadores en el sector no ha crecido.

Hoy día, ingenieros de telecomunicaciones que en el momento previo a la liberalización eran trabajadores muy bien pagados se acercan en la actualidad a posiciones que cabría calificar de cercanas al mileurismo.

Todo este proceso ha supuesto no solo bajas, sino también traslados geográficos y sobre todo, una tensión insoportable en los canales de venta de las distintas operadoras, donde la amenaza y el mobbing forman parte del pan de cada día. La fijación de objetivos irrealizables, la plena disponibilidad y los horarios abusivos sin ninguna concesión a utopías como la conciliación de la vida familiar y laboral es con lo que ha de convivir miles de trabajadores del sector.

Llevo varios años fuera de mi empresa, yo mismo fui uno de esos damnificados, afortunados según algunos, y lo que sé de lo que ocurre en el sector es por pura proximidad familiar, en cierto modo padezco esa sobretensión que significa trabajar en un mundo en el que el individuo y la familia nada significa para los directivos de las empresas.

Dentro de este contexto hay que contemplar la ola de suicidios en France Telecom, que ha obligado a intervenir al presidente de la República Francesa llamando al orden al presidente, de la ahora privada, France Telecom.

Durante el último año y medio veintitrés trabajadores de France Telecom se han suicidado por motivos laborales; Presión para vender más y traslados forzosos han sido la causa más frecuente. Trece trabajadores más que quisieron llevar a cabo esa intentona no pudieron lograrla.

Conozco a algún que otro excompañero y he oído hablar de otros, que han caído en un cuadro depresivo del que le ha costado salir.

Los sindicatos de France Telecom intervienen y trata de frenar el drama en la medida en que pueden intervenir. Entre los trabajadores, desgraciadamente, no ha sido posible la huelga que pudiera frenar las políticas antisociales de las empresas. En un sector donde la digitalización, el outsourcing y los autónomos son la norma. Se suele dar con frecuencia, que parte de la plantilla de venta, merced al telemarketing, se encuentra en la Polinesia o Guyana en el caso de France Telecom, los de la British Telecom en la India y en América Latina en el caso de Telefónica lugares en los que los sindicatos no existen o no tienen fuerza. Los que quedan, sufren a diario como si remeros de galera se tratasen. En este caso no es el agotamiento físico sino el ánimico, psicológico o familiar.

En el pasado era posible el estudio de estos casos, hoy día, los psicólogos y sociólogos sociales e industriales al servicio de las empresas ensayan nuevos modos de sacar mas agua del pozo a costa de la salud de los trabajadores.

Se echa de menos trabajos de estos profesionales, al igual que de economistas, que hagan el balance de lo que ha supuesto para los trabajadores los años de liberalismo económico salvaje. Algún año, es posible, que por parte de algún historiador se podrá saber que es lo que realmente ocurrió bajo este sistema que ha contribuido, entre otras cosas, a sacar lo peor de cada ser humano
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