jueves, 30 de junio de 2011

Reflexiones de verano; La perversión de las nuevas ideas en los viejos odres












Si uno se da una vueltita de vez en cuando, no es conveniente pasarse en esto, por algunos medios de la derecha, llegará a la conclusión de que sus medios económicos y políticos tiran con plomo del gordo a los políticos, a casi todos.

Si ése uno se zambulle en las grandes asambleas que propicia el movimiento 15-M y acude a sus manifestaciones la conclusión es similar; Son los políticos los únicos culpables de una situación asfixiante, insostenible, aquí con mayor razón ya que gran parte de la ciudadanía no se siente representada y en el mejor de los casos defraudada.

Desde ayer al mediodía, me he detenido especialmente en leer todo lo posible lo que analistas económicos, gestores de fondos y significados inversores han escrito o dicho. ¿Creen ustedes que se han dado por satisfechos con la aprobación de la propuesta marco de austeridad en Grecia? Pues no, consideran que eso es default y que por lo tanto, las agencias deberían de rebajar aún más. Alguien perteneciente a esa instancia que vigila la ortodoxia capitalista que es la Unión Europea, ha dicho ya que no es suficiente, que Grecia debe proseguir en las reformas. Se propone a Grecia, lisa y llanamente, que instaure la esclavitud.

Políticos odiados en la derecha y la izquierda social. Los primeros no se recatan en rescatar a Platón y su política; Los políticos pasan a ser los guerreros, son meros ejecutores de lo que va diseñando una especie de timocracia constituida por una inteligencia gestora. La economía es política y viceversa. Sus límites vendrán marcados por lo que el ciclo económico y los rendimientos del capital, los que ellos estimen necesarios, vayan arbitrando como excedentes para el consumo.

Los segundos aspiran a que la política siga siendo política y atienda al bienestar de la ciudadanía. No será así, no al menos con el actual sistema de partidos y con una democracia representativa que no renuncia a formar parte de esa timocracia en sus niveles más altos.

Lo he leído en varios sitios. Casi todos los plenos constituyentes de los ayuntamientos surgidos tras las elecciones han tenido raras unanimidades; Se votaban los emolumentos que deberían de percibir los ediles.

Esa quiebra profunda que se ha establecido entre gran parte de la ciudadanía de izquierda y sus representantes se extiende, inexplicablemente, hacia otros partidos que no son causantes del estrago. Se pide a gritos una refundación de la izquierda desde nuevas bases. Las remuneraciones que perciben los políticos por su actividad escandalizan a la ciudadanía, más si estos abusos lo realizan los políticos de izquierda.

Alarman los sueldos que vamos conociendo en la izquierda. Los últimos, los de María Teresa Fernández de la Vega y el del alcalde de Mollet del Vallés. Antes fueron los de otros. La vieja izquierda languidece. En su discurso se advierte que chirría más de la cuenta el decir y el hacer. La virtud y el recato de la izquierda clásica se contrapone en exceso a la ostentación y el dispendio actual. Colisiona la democracia percibida en toda su amplitud y las propuestas tipo Bono que sonrojan a propios y extraños por su inadecuación a los tiempos. Muchas dudas sobre los cambios que puedan proponer personajes como este último mencionado.

¿Seguirán las cosas igual en la izquierda o el cambio propuesto en el liderazgo social, que no partidario, supondrá nuevos aires y rectificación? Depende. Al parecer, lo que se impone ahora es una cierta corrección en las formas, fallidas a mi juicio, y proponer nuevas ideas que entusiasmen a base y electorado.

Nada de cambio en las personas, el aparato seguirá y los cambios serán mínimos - le deseo lo mejor para su vida personal y familiar y también para la política porque yo no me creo que usted se jubile - (Gaspar Llamazares a Zapatero en el debate sobre El Estado de la Nación). Debate de ideas, dicen, que unas nuevas salgan para ser llevadas a la práctica por los mismos de siempre. Ahí no hay cambio, ahí hay más de lo mismo.

La izquierda social bulle, desorganizada y voluntarista en la calle, en torno a escritos y un sinfín de manifiestos en los restaurantes y tertulias. De la conciliación de esas dos expresiones es posible que surja, siempre que se superen los personalismos, un nuevo proyecto que signifique el germen de la renovación de la izquierda en nuestro país.

Las casas pueden ser restauradas, algunas, en mi ciudad hay muchas de ellas, se restauran tan a fondo que de lo viejo solo queda unas piedras numeradas a modo de fachada. Todo en su interior es nuevo, incluso los cimientos. Los que conozcan Ferraz (la sede del PSOE) habrán podido ver que la fachada, lo viejo, es algo pegado a otro edificio muy diferente. Es toda una metáfora de lo sucedido con el PSOE. Sin embargo, creo que ni siquiera eso será suficiente en los nuevos tiempos.

Constantemente me muevo en esa duda, los plazos se estrechan, y no parece ser que la nomenklatura quiera dejar de ser lo que es y dejar paso a lo nuevo. De ello dependerá en gran parte lo que muchos vayamos a hacer.












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