martes, 6 de octubre de 2009

Cosa de familias



Dándole vueltas a la desafección por la que pasan los partidos políticos, no solo en España sino en el resto de Europa, me he dado de bruces con las elecciones griegas. Uno, que tiene ya algunos años, al leer las noticias me sentí transportado en veinte años atrás.

El tiempo me engañaba, pero los nombres no. Estaba equivocado, pero no tanto. Resulta que los contendientes pertenecían a la tercera generación de Papandreus y Karamanlis.

Exceptuando los periodos de la dominación turca, alemana o con la dictadura de los Papadopoulos, estas dos familias se han disputado a cara de perro el honor de dirigir a la cuna de la democracia.


Desde finales del XIX, tres generaciones de estas familias han tenido responsabilidades de gobierno. Los Karamanlis con los conservadores, los Papandreus nominalmente socialistas a partir de la segunda generación, en la que Andreas, el segundo, le dio nombre a su partido familiar llamándolo PASOK.

Estas dos dinastías se vienen peleando todo ese tiempo. Grecia es una democracia pero viene siendo gobernada, desde su independencia de los turcos, por una aristocracia.

¿Es este el signo de nuestro tiempo? ¿No nos da la sensación de que salvo en algunos países nórdicos son las familias y las capillas casi familiares las que nos gobiernan?

Conozco varios casos, en pueblos, en el que a algunos alcaldes le suceden, cuando se retiran, un hijo o un sobrino por el mismo partido.

A veces nos enfrascamos en un debate, en algunos casos absurdo, sobre política de derecha y política de izquierda cuando lo que está en cuestión es la calidad del sistema; La no limitación de mandatos, las listas cerradas y bloqueadas, la acumulación de cargos, la identificación total entre líder y partido, el control de los partidos por parte de familias etc.

Con instrumentos viciados no pueden existir garantías en el producto final, en esos casos, suele ser siempre defectuoso.



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