lunes, 30 de mayo de 2011

Al final de un sueño






Después de tres días en las costas del Estrecho toca volver a casa. Recorrer más de seiscientos kilómetros a una velocidad que no exceda de los 110 kilómetros a la hora es una tarea soberanamente aburrida. Da tiempo para soñar, para escuchar una y otra vez el mismo CD, para dormir y para fijarse en algunos detalles de la ruta que en otras ocasiones pasaron desapercibidos.

Una feria del atún sin atún. Paseando por Barbate observaba a grupos de japoneses sentados a la manera oriental - en cuclillas - en el paseo marítimo. Dicen que de la almadraba se lo llevan crudo, que ni siquiera permiten a los almadraberos sacar al rey rojo del copo. Que las redes están a rebosar y que muchos de esos ejemplares habrán de ser liberados en nombre de no sé qué criterios conservacionistas impuestos por Europa para volver a ser cazados, sí cazados, en aguas internacionales cercanas a Italia, Chipre o Malta mediante helicópteros, redes abisales y cargas de profundidad, todo para acabar en los mercados orientales.

En la plaza de Barbate hay varios puestos de pescado que están vacíos de compradores aunque repletos de atún rojo. Más allá, en un puesto sin atún en su mesa central, hay una inmensa cola de compradores; “Si, aún no ha llegado el atún pero en este puesto confiamos, estamos seguros de que es atún de temporada y de almadraba”

Ya nos lo habían advertido, algunos cocineros cuidadores del producto venían desechando piezas sobre las que existían fundadas sospechas.

Un domingo sin dedicar la tarde a profundizar en El País no parece domingo. En el editorial de este diario leo en esta mañana de lunes: “… La crisis no quedará cerrada del todo, pero la respuesta del Comité Federal supone un primer punto de sutura cuya eficacia dependerá fundamentalmente de los acontecimientos externos al partido. Porque la situación que atraviesa el Partido Socialista no tiene un origen interno, sino que es una respuesta a lo que ha sucedido fuera” Siempre lo mismo, una vez más la biblia del progresismo hispano vuelve a fallar. Es el mismo pensamiento. Como explicar que el mal que reside fuera, que viene de fuera, hace el daño que hace en función de la preparación que hay dentro para poder resistirlo, combatirlo o neutralizarlo. Los que así piensan son los responsables de que las cosas no cambien.

Decirles, otra vez, que si en este país hubiera una ciudadanía formada e informada, que si el partido que dejo hacer y que forjó un liderazgo sobrado, omnipotente, que de todo entendía y sabía hubiera cumplido su misión esta profunda crisis no habría llegado hasta donde lo ha hecho. Zapatero es lo que es y nos ha llevado a donde nos ha llevado porque otros, los que ahora buscan soluciones, se lo permitieron con sus prietas filas y silencio.

La crisis se ha cerrado en falso, solo un congreso con normas realmente democráticas, abierto al conjunto de la militancia y no tan solo a la nomenclatura podría remediar la situación, pero a eso, visto lo visto, no están dispuestos.

Volvamos a El País, Jordi Soler escribe en la Cuarta Página del domingo; “A esta sociedad de impecable corrección, le faltarían contrapesos: la gente que disiente, la que reflexiona por sí misma, la que cuestiona lo que dice la mayoría y duda del pensamiento único, la gente que se brinca las normas porque, sin ese contrapeso, la vida pierde la tensión, se hace blanda, sosa, flácida; porque la cosa no es tan simple como obedecer y portarse bien, o hacer exclusivamente lo que nos dice la autoridad o nos dicta la corrección política; la civilización no está ahí, está en la tensión entre lo prohibido y lo permitido, entre lo correcto y lo incorrecto, en esa batalla que al final, en los países civilizados, se decanta a favor del bien común”.

Me quedo con ello, el fiel lector sabe de este bloguero que sintoniza al cien por cien con lo que Soler manifiesta, de eso hemos hablado más de una vez. Sin tiempo aún para madurar extensamente lo acontecido en el Comité Federal me quedo con esta última reflexión de Soler. Me temo que ni siquiera Rubalcaba podrá, si no se despega de la corriente general de su partido, invertir la situación. La izquierda, su izquierda, ya no se encuentra donde ellos creen que está, anida por otros lugares, solo hay que salir a la calle y verlo.

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miércoles, 25 de mayo de 2011

Breve guía para entender lo que está pasando en el PSOE







Blanco: Lo único que hay que hacer es elegir “al líder del partido ante la ciudadanía” O sea, porque esto tiene su intríngulis, el líder del partido ante la ciudadanía no es el líder del partido sino el candidato al gobierno. "Sería bueno que hubiese un acuerdo porque es lo mas sensato". Defiende las primarias.

López, Varas y algunos más: La situación aconseja hacer un congreso extraordinario con el objeto de reformular nuestra oferta a la sociedad, dotarla de ideología y elegir una nueva dirección; El secretario general resultante sería el candidato a presidente de gobierno. Poner patas arribas al partido en suma.

Felipe, Bono y algunos clásicos: Que el Comité Federal elija el candidato a presidente, ni congreso ni primarias. A dónde vamos a llegar (esto lo digo yo).

Tres modos, muy diferentes entre sí de enfrentar un problema, pero… ¿Cuál es el problema?

Todos perciben aquello de “Houston, tenemos un problema” Ciegos hasta el mismo día 22 por la noche - lo del autismo que dije en mi anterior entrada es evidente – hasta que lo apabullante de los números descubrió las dimensiones de la catástrofe.

Hay ideología, hay programa y hay "proyecto". Todos somos de la misma ideología (eso dicen), todos apoyamos el programa, el máximo y el de andar por casa, pero no ocurre lo mismo con el "proyecto". El "proyecto" se apoya en la ideología (eso dicen), echa mano del programa si el presupuesto, mercado y oportunidad así lo aconseja (el programa resulta ser, casi siempre, de goma) pero en realidad lo que se dice "proyecto", "proyecto", es otra cosa.

La debacle, la hecatombe, el desastre electoral, lo llamaremos como ustedes quieran, ha atentado contra los fundamentos del proyecto, y la solución que se dé, puede mandar al carajo - con perdón - lo que realmente le importa a algunos.

Aunque no lo crea ese fiel militante, siempre dispuesto a echar una mano al partido, el que se brinda para lo que haga falta, lo que realmente mueve a muchos de los que están “arriba” no es ni la ideología ni el programa es otra cosa.

El "proyecto" es la razón de ser del que está en política. Proyecto es al partido lo que una memoria económica es a una ley. La ley puede quedar en palabras si no tiene financiación. La ideología y el programa no es nada si “YO” no estoy o no puedo colocar a los “MÍOS” En eso consiste el “proyecto”.

La Nueva Vía era un proyecto que modificó bastante el programa clásico de los socialdemócratas dejando a la ideología malparada. Un partido entusiasta apoyó el proyecto de ese liberalismo-republicanismo cívico- radical. Un capullo, según la definición de Bono, llamado Blair puso de moda una pamplinada diseñada por un catedrático liberal (que poco de fiar son la mayoría de esta gente) llamado Giddens que dejaba lo rojo con una ligera tonalidad entre lo salmón, lo violeta y lo rosa.

Zapatero y sus “jóvenes” se dedicaron con ardor a demoler todo lo viejo, incluida las personas. Todo se reducía a la administración del presupuesto, la profundización de las libertades y acumular el máximo poder en manos de una sola persona. Una sustitución acelerada de personas, a algunos dinosaurios se les respetó con un plazo de caducidad que cada uno de ellos conocía. De ahí que cada sustitución marcada desde arriba era recibida, de cara al exterior, con la mejor de las sonrisas.

Situados en la cresta de la ola económica todo hacía preveer que el disfrute del poder iba a durar décadas. No ha sido así, las economías sólidas aguantaron los embites del mercado, y sin embargo, este enorme entramado de cartón piedra, pintura y madera que era el “milagro español” se vino abajo.

Abramos el pastel. Lo que está en juego detrás de cada posición con relación al “Qué hacer” es el "proyecto". Los clásicos de dentro y de fuera mantienen su pacto personal “para lo que haga falta” con la dirección del partido. Migajas del poder que en su día tuvieron.

Los partidarios de la convocatoria del congreso son una extraña mezcla de “pasadores de factura”, apetentes de un nuevo marco en el que desarrollar sus potencialidades, los que aspiran a ser dueños de su propio destino, los que juegan a tener algo que llevar a la mesa de negociación con el futuro líder y los que aspiran a que las cosas se hagan bien… Lo que ocurre es que a los congresos van tan solo los que son alguien en el partido, es un terreno vedado a la militancia de base.

Los promocionados por Zapatero, en su gran parte, son partidarios de unas primarias. Lo importante para estos es que Zapatero, Blanco, Trini y Pajín sigan siendo los manix de las listas. Se les ve el plumero.

Acabemos. Lo importante para gran parte de los promocionados, sin otro mérito que el ser favoritos de alguien, es que las próximas listas sean confeccionadas por los mismos que las han hecho hasta ahora. En eso consiste el "proyecto". Un "proyecto", el de los últimos ocho años que ha sido el gran fraude en el que medró una clase política que hay que relevar si no se quiere que lo que un día fue un gran partido quede tan solo en la memoria. No hay nada imposible. PSI, PCI, el Partido Liberal del Reino Unido, PCE y el PCUS son vivos ejemplos de lo que puede llegar a ocurrir cuando se le da la espalda a la ciudadanía.

Continuará, sólo hay que esperar al viernes a la noche.

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lunes, 23 de mayo de 2011

Y sin embargo... No han entendido nada de nada







Siento un cansancio infinito. Anoche quise permanecer al margen de la radio, de la televisión y lo logré. A las diez de la noche puse Telecinco para reírme un rato con “La que se avecina” y eso me hizo algo más feliz. Que quieren que les diga uno vive también para divertirse y relajarse. Olvidé, puesto que nada podía hacer. Mi voto perteneció a un ejercicio de cohrencia interna no cerrado aún.

Resulta que al final son cuatro los días que podremos vivir en este tránsito por la tierra y yo sobre mis espaldas llevo tres por lo menos. No merecía la pena escuchar, no merecía la pena atender. Siempre sintonizo las mismas emisoras, lo que pudiera decir los comentaristas “cercanos a la izquierda” nada nuevo me aportaba. Hay alguna comentarista por la que siento una especial aversión, sabía de antemano todo lo que esta gente podría decir. Ellos son también bastante responsables, sobre todo algunos, de la derrota por silenciar los latidos del pueblo y plegarse al poder.

Con el portátil sobre mi regazo mantenía el contacto con la web del Ministerio de Interior. Ese hilo, totalmente numérico, aséptico con la realidad, me iba diciendo hasta donde iba llegando el desastre.

Y me pregunto ¿Sabían, ellos, de verdad hasta donde podía llegar la derrota? A estas alturas lo dudo. Creo sinceramente que esperaban perder pero no por tanto.

Aquí, en este escrito, no se analiza el resultado electoral, no merece la pena. Verán ustedes, la situación no merece un análisis político, en todo caso merecería un análisis sociológico o psicológico.

Sociológico, porque hay que analizar profundamente las características de un colectivo, el PSOE, con unas variables, una cultura y un sistema de interrelación muy peculiar.

Psicológico, porque los miembros de ese colectivo genera unos comportamientos también muy singulares. Allí encontramos a los durmientes (soy uno de ellos), los que están posicionados, los que esperan estarlo y los que pululan en uno y otro sentido, como esos pececillos llamados rémoras que viven a costa de las adherencias que algunos tiburones tienen en la dentadura o sobre su piel. No quiero ser injusto, hay otro grupo, minoritario por supuesto, que está ahí por herencia, fervor o por el peso del recuerdo del pasado.

Lo de que la crisis económica ha tenido su efecto, sería estúpido negarlo, pero eso no explica el resultado de Vigo, Soria o Toledo por decir algunos. Tampoco explica la tremenda derrota de Jerez, Béjar, Plasencia, León o Salamanca entre otras. Lo del voto nulo o abstención propiciado por los indignados también ha tenido su efecto pero eso no va más allá de la pérdida de 500.000 votos todo lo más.

Dije que no haría un análisis electoral y no lo voy hacer. Voy a la conclusión, el PSOE es un partido en el que los cuadros dirigentes de sus diferentes niveles viven un autismo fruto de la endogamia, el enclaustramiento y el sectarismo interno. Salen entre ellos, se relacionan entre ellos y cualquier manifestación externa es tomada no como un ataque personal, sino al mismísimo Pablo Iglesias y a la Gran Idea. El PSOE ha perdido el pulso de la ciudadanía en muchas comunidades. De pronto se presenta como algo viejo, gastado, cautivo de las viejas formas.

La cuestión ahora es dilucidar si esto tiene remedio o hay que ir, tal como hicieron los franceses con la SFIO en su día y el PCI o el PSI algunos años después a una refundación del socialismo oficial. Es tal el arrastre al que se ha sometido a las gloriosas siglas por parte de su dirección que el odio, digo bien, en algunos casos es odio, lo que se percibe en algunos ciudadanos antiguos votantes del PSOE, que puede llegar a hacer imposible el continuar con las mismas siglas.

Seguir con las mismas siglas y los mismos hábitos de dirección puede hacer que pasemos lustros en la oposición.

La patata caliente no se encuentra en el tejado de Zapatero, eso cree él porque piensa que el partido va a seguir haciendo todo lo que él quiera y posiblemente sea así. Ese ha sido el problema del PSOE. El Talón de Aquiles de los socialistas está en sus cuadros, acríticos, dóciles, asentidores como pocos con tal de seguir salvaguardando su modus vivendi. Es de ahí de donde puede salir la solución.

La marcha de Zapatero sin que el partido se ponga patas arribas nos colocaría ante otro muy similar a él. Es esa cultura, la que amparándose en conceptos como el de disciplina, lealtad y trabajo permite que las elites permanezcan inertes e insensibles a la vida que les llega del exterior. Exactamente igual ocurre con el agua que se estanca y ya sabemos lo que suele pasar con ella.

El dilema consiste en escoger entre la refundación o la jubilación política de cientos de cuadros con la adopción de nuevas normas para hacer del partido un órgano vivo y menos vertical.

Estaremos atentos a las conclusiones del Comité Federal del próximo sábado. El debate está entre la más que previsible bunkerización de las elites o la apertura para que entre el fresco aire de la calle. Elegir una vía o la otra podría suponer años de oposición. El PSOE se juega el ser o no ser en esta.

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viernes, 20 de mayo de 2011

Por un 15-M singular e independiente





Desde Atenas Méndez se ha pronunciado sobre el movimiento 15-M. Considera lógicas y previsibles las movilizaciones y espera que las plataformas constituidas converjan con los sindicatos.

No soy pájaro de mal agüero pero esas palabras de Cándido me inquietan. Uno se acuerda del papel que tradicionalmente han desarrollado los sindicatos con aquellos movimientos que han surgido a su izquierda. Ejemplos en la historia hay, el movimiento espartaquista en Alemania fue sofocado por una alianza entre los sindicatos y el ala derecha del partido socialdemócrata de Bernstein, Ebert y demás, los consejos amenazaban el poder de las burocracias sindicales. El Mayo del 68 fue sofocado por De Gaulle mediante dos maniobras muy simples. La primera fue una convocatoria electoral. La segunda, llegar a un pacto con los sindicatos subiendo salarios lo que provocó la consabida retirada de los huelguistas obreros.

El papel del sindicalismo establecido ha sido siempre el mismo. La convergencia de los sindicatos con el movimiento del 15-M significaría la muerte del propio movimiento.

Aclaremos esta cuestión. Los principales aliados del zapaterismo, anécdota de la huelga al margen, han sido los dos principales sindicatos de este país. Por lo que sea, no quiero entrar en detalles, algunos de los cuales conozco y otros no, las protestas hacia la peor gestión contra los trabajadores desde la instauración de la democracia han sido realizadas con la boca pequeña. La tolerancia manifestada en los últimos tres años hacia una gestión que cabe calificar de nefanda es muy amplia. Las tragaderas del sindicalismo oficial con todo lo ocurrido ha sido más que evidente y no merece la pena extenderse en la argumentación.

El segundo aspecto que quiero mencionar es que los sindicatos parecen desconocer que se encuentran en el mismo saco de la inoperancia al que ha sido enviados los partidos políticos. Se acusa al sindicalismo oficial de no haber atendido para nada a jóvenes y parados. A los sindicatos mayoritarios se les reprocha que prestan la atención únicamente a su clientela; la del trabajador fijo, industrial, de gran empresa y funcionario. Conozco las secciones juveniles de los dos grandes sindicatos, sus programas y actividades y no puedo hacer otra cosa que coincidir con esa valoración muy extendida entre los jóvenes. Observemos el nivel de afiliación de los jóvenes y entenderemos mejor esa crítica.

Un movimiento espontáneo como el que estamos viendo puede quedar agotado si no es capaz de articular un programa que poner encima de la mesa que contemple unos objetivos políticos, económicos y sociales de manera urgente. Hay muchos intereses que quebrar. Los partidos mayoritarios y los sindicatos no quieren que el actual estado de las cosas y el reparto del poder cambie, porque eso afectaría a su poder y bolsillo.

Escuchar a Chacón, a Gallardón, a Mayor, a Aguirre, a Tomás Gómez y otros nos muestra como la posición de los políticos profesionales oscila entre la preocupación, el temor y el intento de camelo.

El voluntarismo de muchos de los convocados e indignados debe de dejar paso a la articulación de un programa de actuación al margen de los partidos. No quiero decir que hay que acabar con los partidos, acabar con los partidos supondría acabar con la democracia, consistiría en cambiar aquellos aspectos que hacen de la democracia española una de las mas imperfectas entre los países avanzados. Con lo que hay que acabar es con un modo de entender la política como el ejercicio profesional de una actividad que es reservada a castas elegidas por los dirigentes de los partidos. Abrir la política exige, tal como reiteradamente se ha defendido desde este blog, derribar muros y dejar que entre los nuevos aires de la calle por las ventanas. Es también, procurar que la ley y las prácticas democráticas sean de obligado cumplimiento en las organizaciones.

Reclamar el protagonismo de los jóvenes en la vida política ha sido una constante de este blog. No es una cuestión de edad tan solo. Ser joven es ante todo una disposición mental y duele ver a las juventudes de los partidos ser más defensores de los intereses de la burocracia que los propios burócratas. Es lo que he definido como hooliganismo partidario.

Cuando el pasado mes de Enero escribí por primera vez sobre el Indignez Vous de Stephane Hessel me quejaba amargamente de la pasividad de la juventud española. Luego, en otros escritos, he insistido en esa queja. Lo ocurrido en Madrid y toda España en esta semana aporta esperanza de cara al futuro.

No lo puedo evitar. Acabo de escuchar por la radio que España ha sido sancionada por la Unión Europea por no meter en cintura a los banqueros con el sueldo y los bonus que cobran, mientras que en otros países de la Unión; Alemania, Francia, Reino Unido etc. si lo han hecho. Qué dirán de esto los que emplean el botafumeiro con la dirección del PSOE, que dirán de esto los hooligans partidarios. Una más. Por si no lo saben ustedes en España no gobierna la derecha, según dicen los papeles está siendo gobernada por un partido de izquierda. Luego se preguntan del porqué de la indignación.

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miércoles, 18 de mayo de 2011

Hay que salir a la calle










Por un lado va Blanco, el guardian de las esencias burocráticas, y trata de capitalizar para sí el descontento en la población que reclama al gobierno ¿a quién si no? una democracia auténtica. Zapatero dice a su vez: “Los comprendo” y Rubalcaba, apela al sentido de amistad para que los desencantados, traicionados y frustrados con la izquierda vuelvan a confiar en ellos. Sin embargo, de madrugada asoman los azules y la emprenden a golpes con los trescientos acampados en la Puerta del Sol de Madrid. ¿Descoordinación? ¿Disidencia? Nada de eso. Lo ocurrido forma parte del tingladillo tan habitual de decir una cosa y hacer la contraria, aquí incluyo al ayuntamiento de Madrid y a la Delegación del Gobierno.

Votaré con un sobre vacío, tanto para la asamblea autonómica como para mi ayuntamiento. Creía que en mi pueblo iba a repetir la candidata anterior del PSOE, pero no ha sido así. Surgido de la nada - la nada es la capital de la provincia – ha aparecido un nuevo candidato que ni siquiera reside en el pueblo. Cosas del aparato. Por lo visto, debe de ser algún aspirante a la Diputación al que han colado en una lista.

En el buzón de mi casa recibo un programa electoral que nada dice. Unos candidatos y candidatas que repiten en el papel lo mismo de hace cuatro años, algunos de los chicos y chicas que acompañan al cunero las recuerdo de haber coincidido con ellos/as en el kiosco del pueblo mientras compraban chuches dos o tres años atrás.


Decidido. Será, creo yo, estoy seguro de ello, la primera vez que voto vacío, blanco o con una papeleta del movimiento Democracia Real Ya.

Tienen miedo. Tienen miedo los unos y los otros. Parece que temen que este pueblo dormido despierte, se lance a la calle y mande al carajo a una clase política que está asfixiando nuestro futuro.

Anoche la web de Democracia Real Ya estaba petada, no había quien entrara, al principio creí que alguien podría haberla bloqueado, luego pensé todo lo contrario, es tal la afluencia que tiene el movimiento (60.000 seguidores) que a poco que haya una mínima organización el actual formato de la izquierda, burocratizada, elitista, desaparecerá.

Mi voto blanco o vacío tiene su razón de ser, no creo que pueda haber redención dentro del PSOE. A mi parecer hay demasiado hooliganismo y ceguera en su interior. Me temo que poco cambio se puede esperar.

Lo veo así: De un lado una izquierda establecida que se arrastra bajo el yugo impuesto por sus propios dirigentes y los poderosos, que carece de sueños, proyectos y valentía. Otra izquierda que cuarenta años después y a pesar de cosechar derrota tras derrota sigue en las nubes, con políticas fantasiosas carentes de credibilidad y presa de una lucha fraticida que la ha consumido a lo largo de estos años.

¿Podemos esperar algo en el in mediato futuro? No. El recambio no es tal, observen que en el PSOE para nada se habla de cambio de políticas, se habla de nombres (Rubalcaba, Chacón…) que aspiran a seguir haciendo lo mismo. Para ese viaje no hace falta alforjas.

El presidente dijo el otro día que bellaco era el que mantuviese que su gobierno había hecho recortes sociales. Aunque mis ojos me muestren lo contrario no es cierto que mi pensión tenga la misma cantidad que hace un año. También me engaña cuando veo que el salario de mi mujer/compañera/consorte muestra una reducción muy sustancial en su salario. Vivimos una ilusión colectiva los que creemos que ha habido recortes, somos unos tontos útiles en manos del Partido Popular. Soy un bellaco, que le voy a hacer.

Pensar en izquierda es pensar en un futuro muy distinto al que conocemos, con distintos protagonistas y distintos banderines. Es pensar que existen nuevas posibilidades que merece la pena explorar.

Hace cuarenta años unos alemanes iluminados (eso decían algunos) fueron capaces de llevar ante el electorado algo distinto, algo fresco que marcaba diferencias con unos partidos burocratizados y endogámicos. Con desigual fortuna y con no pocos errores (con el tiempo todo acaba corrompiéndose) añaden al horizonte un panorama distinto ¿Por qué no intentar aquí una izquierda nueva?

Lorca (la ciudad) nos enseña que algunos edificios no pueden ser reformados, que no merecen la pena y además ofrecen peligro, que a veces es necesario derribar lo viejo para edificar lo nuevo. A pesar de la propia izquierda oficial el pueblo español es de izquierda y así seguirá por algún tiempo, lo que ocurre es que en realidad este pueblo nunca ha sido gobernado por la izquierda. Sé lo que he de hacer el próximo día 22 y eso ya es bastante, ejerceré de hombre libre, esta vez no me arrastraran hacia lo conveniente, hacia lo posible, hacia la resignación.

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domingo, 15 de mayo de 2011

¿Un choricito, Majestad? Retrato de una transición.






El jueves pasado Manuel Vicent visitó la feria del libro de Salamanca. Una nueva edición en la que los organizadores echaron el resto. No sé cómo habrán ido las ventas porque al final se trata de eso, de vender, en un contexto de crisis que para nada invita a gastar y mucho menos en cultura.

Aguirre el Magnífico es el último libro de Manuel Vicent. El autor vino a presentarlo y no defraudó ante una sala repleta. En Salamanca hay un bello palacio renacentista, el de Monterrey, propiedad de la Casa de Alba. El duque venía siempre en invierno, de ahí la expectación y el morbo que había en esta pequeña ciudad para saber de algunas interioridades del siempre distante Jesús Aguirre.

Que yo conozca, cuando venía a Salamanca solo se trataba con Jesús Málaga alcalde socialista de la ciudad, el presidente de la caja de ahorros y algún que otro ilustre. De aquella época recuerdo una visita de Jesús Aguirre a la Casa del Pueblo de la UGT y el PSOE acompañado de Málaga, el que solo sabía de la existencia de la clase obrera por lo leído. Visto y no visto, aparecieron ambos dos enfundados en sendas capas castellanas en una noche de Diciembre, como he mencionado antes el duque casi siempre venía en invierno, recorrieron a todo trapo la sede, no hablaron con nadie, aún nos preguntamos el para qué y por qué vinieron y con la misma salieron como llegaron. Dos minutos en total. Cosas de la gente distinguida.

Nunca he ocultado mi admiración por la obra de Manuel Vicent al que sigo con un vaso de café en la mano casi de modo ritual todos los domingos por la mañana. Tengo casi todos sus libros y es para mí uno de los pocos hombres de la cultura - el otro me lo guardaré para no herir suceptibilidades - que canta los tres cuartos a esta España de chorizo, jumilla y banderillas.

Mientras hablaba el escritor nos llegaba de la calle el estridente sonido de un megáfono que recordaba a cuantos allí estábamos que en marcha hay una campaña electoral . Confesaba el autor que cuando escribió este libro había tanto ruido de chiquillería en su casa de Denia que le costaba concentrarse. Se autoengañaba diciendo que eran cantos de golondrina. Lo mismo pienso ahora del ruido electoral que de la calle llega.

Memorable la anécdota que cuenta de cuando fue presentado por el propio Aguirre a Juan Carlos con la ocasión de la entrega del premio Cervantes a Torrente Ballester. El poder secular en esta España, los Borbones y los Alba unidos en la degustación de un pincho de chorizo de Cantimpalos en ese 23 de Abril de 1986, un choricillo que dejó en ambos un reguero de grasilla en la barbilla.

- ¿Un choricito? Majestad. Decía una azafata vestida de alcarreña.
- ¡Hombre, un chorizo!¡Venga, a por él!. Contestó el monarca.
- Y tú qué ¿no te animas?. Se dirigió el rey con el asentimiento de Aguirre cuando el escritor se excusó por no comerlo.
- No sabes lo que te pierdes, dijo el Rey cuando pudo hablar por fin tras engullir el taco de chorizo.

Vicent trata en su libro de reflejar la transición y el presente con todas sus miserias, parte fundamental de esa miseria son los personajes sobre la que fue construida. La cultura del pelotazo social como paso previo para llegar al otro.

Trepar ha sido la obsesion de este pueblo. A falta de América y Flandes que llevarnos al morral hoy, como hace cuatrocientos años, seguimos necesitados de hacer las Américas de un modo rápido. La política nos brinda un campo de juego inmejorable para ello. No hace falta ser un número uno, al contrario, eso es precisamente lo que puede impedirlo. Un buen timbre de voz, unos padrinos adecuados, y dar la razón a quien tiene el poder es el mejor medio. Seguimos siendo la España de la grasilla.

Que no nos engañen, ese retrato de los grandes hombres de la progresía (Solanas, Bustelos, Tamames, Pradera, Auger, Sartorius, Maravall, Peces Barba, Moran... confesándose con el cura Aguirre mientras ejercía su apostolado en la Universitaria profundiza en el entramado montado. Carandell, nos dice Vicent, le dijo una vez: Todos esos se confesaron mas de una vez con Aguirre. Señalaba a toda la bancada socialista.

Tampoco ayuda la escena de lo más granado de la intelectualidad española de la generación del 36 arrodillada en la casa de Torrente Ballester tomando la comunión de manos del ex cura Aguirre con un copón que fue encontrado de modo sorpresivo bajo de la cama del hijo del escritor de Los Gozos y las Sombras en su casa de la Avenida de los Toreros en Madrid. El recorrido de la longitud de las patillas de Felipe González, inverso a su ascenso social. La salida de la clandestinidad del patilludo Isidoro tras la entrevista con Jesús.

Todos ellos reflejan como pocos la especial idiosincrasia del ser español.
El estoico-epicúreo-cínico-hedonista Manuel Vicent lo describió con gran lujo de detalles en su conferencia. Conocer nuestro presente e inmediato pasado, desvestir el glamour con el que hemos reconstruido nuestra historia. No es cosa de caspa, es cosa de grasa.

En mi caja calva resuenan, mientras veo a Toxo y Méndez hablar por la tele no sé bien de que, las palabras de Sam Pitroda alma del desarrollo tecnólogo indio que nos dice: “Un licenciado no debe de buscar trabajo ha de crearlo” Tiene razón, pero eso exige mucho esfuerzo creativo, es mejor hacer oposiciones para lo que sea, cuesta, pero siempre puede uno encontrar la vía o hacer méritos para que otros te la indiquen. En esta España todos sabemos bastante de eso.

El FMI alerta; “España está haciendo bien sus deberes frente a la crisis, pero una generación entera de españoles puede perderse al no encontrar empleo” Lo pagaremos, sin duda lo pagaremos, coincide esto con la visión de un programa de Callejeros de Cuatro sobre droga y juventud que pone los pelos de punta.

Pagaremos tanta corrupción como nos invade. Una corrupción que es mas profunda que el simple choriceo aunque sea de millones de euros. Pagaremos la ineptitud de los unos y de los otros. Pagaremos nuestra cobardía, falta de compromiso propio y la servidumbre de la que hacemos gala en nuestro afán por trepar.

Mientras, ahí fuera, sigue sonando el megáfono ¿De verdad se enteran mucho de los fieles de que va todo esto? Lo dudo.

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miércoles, 4 de mayo de 2011

Algo mas que fútbol





Que si he visto el cuarto partido del siglo, pues claro que sí, por supuesto que lo he visto. Es difícil sustraerse a ese evento por mucho que uno quiera. No hay campana que aísle de ese acontecimiento.

Quiero dejar de ser español ¿Alguien me puede ayudar?. Cuando digo que quiero dejar de ser español lo digo en serio, y lo digo de tal modo que sea omnicomprensivo. No quiero dejar de ser español para ser catalán, andaluz, vasco, gallego, castellano, de la Bureba o de Riogordo de Abajo. Que quiere que les diga, para mí todos los naturales de esos territorios que he mencionado antes son también españoles o al menos, son históricamente y administrativamente españoles. Otra cosa es las legítima aspiracion que cada cual tenga de montar su propio chiringuito.

Para mi este pueblo y sus diversos territorios viven en una permanente guerra civil desde tiempo inmemoriales. Unas veces ha sido cruenta, incivil y brutal. En otras, la confrontación se han revestido de duelos florales, envites deportivos , pugnas gastronómicas o bailes regionales.

Lo digo como lo siento, puede que esté equivocado, en algunos campos de fútbol y desgraciadamente creo que eso es un sentimiento creciente se dirime algo más que una simple contienda deportiva, sobre todo en algunos encuentros. El de ayer fue una muestra más.

En ese ámbito florece la sinrazón, el fanatismo y las vendettas. Políticos a los que importa un comino el deporte ofician en los palcos de representantes de los correspondientes bandos contendientes. Luego está la masa, que solo ven ahí un duelo deportivo cuando lo que se está sustanciando es otra cosa; La construcción de una ideología, siempre la misma, el nacionalismo sea el español unitario monolítico o los nacionalismos periféricos.

Unos ven a sus equipos como auténtico baluartes de su identidad nacional, heredero de las virtudes patria. Otros, lo ven como la expresión más pura de una ansiada soberanía.

Me van a decir que eso no es exactamente así y argumentaran la cantidad de seguidores que se tienen en otros lugares de la piel de toro. A estos les contesto no lo de “fútbol es fútbol” sino que “masa es masa”.

Las dos veces que he ido al Bernabeu he visto en la grada manifestaciones, gritos y gestos que me pusieron los pelos de punta. En otras ocasiones, esta vez por la televisión y por esos campos de Dios, Camp Nou incluido, he visto no uno, sino dos, doscientos o decenas de miles de personas gritando contra lo que era más que evidente y haciendo de todo aquello en algunos casos un auténtico día de la patria chica o grande.

No solo es el fútbol. Como pueblo estamos muy tocado y lo estamos en cantidad de aspectos; La educación, lo que antes se llamaba urbanidad y buenos modales, la solidaridad, la carencia de objetivos que vayan más allá de lo inmediato, la falta de escrúpulos y de honestidad de muchos de nuestros políticos en todas las derechas e izquierdas habidas y por haber. Tengo los suficientes años como para haber sentido la experiencia de que tras las grandes ideas la mayoría de las veces solo hay ambiciones muy particulares. Estamos hecho unos zorros mientras millones de familias de este país solo piensan en una cosa, como llegar a fin de mes y hacer frente al pago de la hipoteca.

Vuelvo al principio. En su día, creo que lo he contado alguna vez, abrigaba la esperanza de que en la Constitución Europea que se estaba fraguando hubiera un artículillo que diera la posibilidad de ser ciudadano europeo, solamente eso, porque sería algo a lo que me habría apuntado sin dudarlo, hastiado como estoy de tanto nacionalismo español y periférico como el que habita por estos lares.

Los cuatro partidos del siglo a los que hemos asistido directa o indirectamente ha sido para mí la expresión más clara de cuanto digo.

Algunos consejeros, eruditos y psicólogos vienen formulando teorías de recomposición del “espíritu nacional” que llevó a triunfar a los futbolistas que fueron campeones de Europa y del mundo. Ellos fueron los campeones, no los cuarenta y tres millones de habitantes que tienen un carnet de identidad en el que se pone una misma nacionalidad.

A lo dicho, si alguien conoce alguna isla nórdica o del Canal que conceda su nacionalidad a un módico precio que me lo diga. Si saben de la existencia de algún país civilizado, moderno, preferentemente europeo, que tengan las cosas lo suficientemente claras y conceda su nacionalidad, díganmelo. Me cansa y aburre este país y gran parte de sus gentes.

Me cansa el fútbol de vendetta y sus tan poco deportivas ajustes de cuentas. Estoy hasta la coronilla de los políticos oficiales y de los aspirantes a políticos de este país. Me aterra y me llena de inseguridad las decisiones judiciales a las que venimos asistiendo en tantos y tantos casos en lo relacionado con la política, la última decisión del Supremo ha sido de órdago. Me sobrecoge una derecha que corre desbocada hacia el fascismo. Me entristece, como ustedes bien saben, nuestra izquierda. Me apena el escurrir el bulto que tanto vemos en la economía, las empresa , el arte y la sociedad civil.

Háganme el favor. Ni en Google ni en la Wikipedia he podido encontrar una solución rápida y barata. Sean buenos, apórtenme algo, estoy harto del nacionalismo, del ciego partidismo y de la falta de expectativas de este pueblo.

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domingo, 1 de mayo de 2011

Toc, toc, toc. ¿Quéda alguien ahí?





Toc, toc, toc. ¿Quéda alguien ahí? ¿Quéda alguien detrás de este canal digital que se abre al mundo? Si es así, como si fuese cualquier cuento de Navidad yo también vengo a ofrecerle, no un cuento de navidad – no es tiempo de ello- sino un cuento obrero apropiado a la fecha en la que nos encontramos.

Nada de lo leído u oído en estas tres semanas ha sido capaz de sacarme del letargo y la postración en esto del escribir, pero hoy, más por costumbre que por cualquier otra cosa, no he tenido el valor suficiente como para dejar en blanco estas páginas. Quiero glosar lo que fue, en otros tiempos, motor de nuestras actitudes políticas.

De mi primer Uno de Mayo pasan ya décadas. Un mozalbete que corría, allá en el sesenta y cinco por el Casco Viejo de Bilbao. O aquella otra vez, que casi ahogado, subía escopetado con Angel Bolós de compañía por la Calzada de Mallona, buscando un portal donde refugiarnos de unos grises que recorrían calles buscando manifestantes dispersos. Cuentos de viejos...

Después, con la legalización, bajo las banderas rojas y otras veces sosteniendo una pancarta, he recorrido cada año las calles de mi ciudad. Manifestaciones, una tras otra. Huelgas y paros, incontables. Fiel testigo de esas épocas son las “heridas de guerra” es el certificado de cotizaciones a la seguridad social. Las pérdidas por cada hora y cada día de huelga que muchos de nosotros tenemos.

Hoy no asistiré. Se que hace falta salir a la calle, pero desde mi punto de vista, hoy, precisamente hoy, no sería el día en el que inexcusablemente hay que salir. Cualquier otro día de los restantes 364 podría serlo, pero no precisamente hoy, en el que burócratas que tienen asegurado el puesto de trabajo y los causantes de nuestra desgracia post crisis acudiran a las manifestaciones muy vestiditos de seda y colocaditos todos ellos, para poder salir en las fotos, muy cerca de las cabeceras; Aunque la mona se vista de seda… No me place nada salir a hacer bulto para mayor gloria de otros mientras encabecen las manifestaciones y tengan lugar preferente en ellas los que están.

El Uno de Mayo ya no es lo que fue, mi estómago no podría resistir sin fuertes convulsiones el ver como algunos, una vez más, sacan las viejas banderas de la conveniencia, rojas en este caso, para seguir viviendo del cuento.

Las burocracias en mi provincia acompañaran a quienes nunca asistieron a una manifestación de este tipo y que tan solo aspiran a seguir sentándose en Valladolid o en el ayuntamiento de Salamanca. Un acto más de propaganda electoral. Que con su pan se lo coman.

Llámenme, para que acuda a una manifestación a favor del empleo cualquier otro día del año. Llámenme, si fuese preciso, para ayudar a tomar cualquier palacio de invierno, desde mis escasas fuerzas y si la causa lo mereciera también lo haría. Llámenme para asaltar los nidos de los traidores, con sumo gusto lo haría. Llámenme para que, debajo de unos grandes cartelones, a la antigua usanza, con las efigies de Marx, Engels, Bakunin, Fourier, Blanqui, Ché, Mao o Lenin acuda a manifestarme cualquier día menos hoy, aunque ya solo crea en el esfuerzo intelectual y la clarividencia social, aunque no redentora, de los dos primeros. Llámenme para eso.

Llámenme a homenajear, recordar y llorar lo que en su día fue, y ya no es, en la manifestación anual en el día en que se conmemora la muerte de Rosa Luxemburgo. Esta semana hemos visualizado, en familia, las dos películas de Oliver Stone (Wall Street I y II). Crisis solo crisis, y hoy, veremos Tiempos Modernos de Chaplin.

Desde mi amargura esa será mi pequeña contribución al Uno de Mayo. Es necesario mantener el recuerdo vivo. No me llamen, en cambio, para hacer bulto, las masas ya no son lo que eran. Ya no estoy para esas cosas. Cuídense.

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