miércoles, 9 de marzo de 2011

La ambición de los mediocres




Vamos a tener una triste campaña electoral. Al parecer, aunque yo no me lo creo, en esto va a tener la culpa la crisis económica. Elena Valenciano, portavoz del Comité Electoral del PSOE, ha comunicado que la habitual fiesta de Vista Alegre no se celebrará.

Vista Alegre tenía su importancia dentro de la liturgia del PSOE. Era equiparable al, en otro tiempo, mitin de Sevilla. A la fiesta del PCE en la Casa de Campo, el mitin de Carabanchel o la concentración de Rodiezmo. La partida de dominó de Fraga en Villalba o la apertura del curso político por parte de Aznar en Quintanilla de Onésimo.

La crisis y el revisionismo de Zapatero ha alejado a éste de las masas hasta el punto de que en estas elecciones los propios socialistas aparecen como seres apátridas. Borran hasta donde pueden su origen y pertenencia. Ocultos tras puntos rojos o despertadores se nos ofrecen, la mayoría de ellos, en su singular humanidad, carentes de cualquier otro añadidura que nos diga que son y de donde vienen. En los carteles preelectorales y en una esquina, la opuesta a la otra en la que figura la marca de la empresa publicitaria, aparece muy lejana, pequeña y difusa la sigla del PSOE.

¿Harán lo mismo en la papeleta de votación? No lo creo, eso viene regulado en la ley electoral. ¿Se avergüenzan estos líderes locales, provinciales y regionales de pertenecer al PSOE? ¿Pretenderán ocultar al pueblo que son lo que son? Todo esto me parece que cabalga entre lo infantil y lo patético.

En las próximas elecciones-procesiones dejaremos al santo y los símbolos en casa. A Zapatero lo ocultan, solo aparecerá allí donde el ganar sea seguro. Ya no se muestran esas imágenes de los líderes, locales, provinciales, regionales con el presidente sobre el estrado aplaudiendo. Eso es pasado. Esa imagen repetida hasta la saciedad me inquietaba ¿porqué aplauden? ¿a quiénes aplauden? Siempre me pareció muy artificial y muy americano sin ser americano.

En su lugar encontraremos, en bastantes ocasiones, a seres desconocidos para los votantes. En mi provincia hay una senadora socialista, la única, a la que nadie conoce excepto en su barrio y en la asociación de vecinos, la ocultan para que no la vean. A la pobre señora se le ocurrió decir en la única ocasión en que la entrevistaron en la radio local que se emocionó cuando en el Senado vió a Fraga sentado. Así se elige para las listas.

El candidato a alcalde de la capital de mi provincia es muy parecido, incluso físicamente, al candidato a la autonomía. Ambos tienen menos de cuarenta años y ambos tienen un cierto aire de empollón. A mí me recuerdan a la genial creación de Tony Leblanc que fue Cristobalito Gazmoño. Una pléyade de niños grandes y mujeres con aires de ejecutivas pueblan las listas que presenta un PSOE difuminado.

Esa vis para nada afecta al núcleo esencial del ser militante. En mi región, el candidato-secretario borró de las listas - es bastante amigo de Blanco - a todo aquel que no siguiera el troquel predeterminado. A saber, joven, neutro/a, tirando a melifluos/as, licenciado/a o apariencia de ello, y sobre todo, que no tuviesen ni puñetera idea de política. La palabra clave empleada era renovar, aunque la cuestión no consiste en renovar en sentido estricto sino la de rejuvenecer. Aunque tampoco, porque aquí, elección tras elección, se rejuvenece un partido en el que el candidato/a de 24 años de las pasadas elecciones es viejo, con 28, para estas elecciones.

Si no, que se lo pregunten al candidato a las listas autonómica por Zamora, secretario general provincial, que tras su elección por la provincia como cabeza de lista fue descabalgado en Ferraz el pasado sábado y sustituido por la senadora del PSOE en la provincia Ana Sánchez a quien nada respalda salvo el citado Oscar López. Una joven estudiante de derecho de treinta y cuatro años de edad acumulará dos cargos, procurador regional y senadora en la provincia con mayor edad media de toda España. Carlos, que pasa de los cincuenta y ya no es estudiante se queda por muy secretario general provincial que es fuera de las listas en contra del parecer de todo el partido provincial. Candidatos/as blanditos, fofos, hacia el exterior pero duros como el pedernal con todos aquellos que no les acompañan y les hacen la corte dentro del partido.

Oscar López, Enrique Cabero, Fernando Pablos y otros responden a este mismo tipo, saben que no van a ganar, que eso es más difícil que ver nevar en verano, pero no se trata de eso. Como hemos dicho en otras ocasiones, lo importante es estar. En la oposición y aunque las cajas de ahorros desaparezcan, no todo es malo. Se corren pocos riesgos, se disfruta, si no del todo, si de parte y al mismo tiempo, se obtienen cómodas rentas que habrán de servir para seguir negociando con el poder, aunque este sea del PP, esos puestitos de trabajo por aquí y por allá que ofrecer a los fieles. Vale para seguir contentado a los tuyos, con migajas, sí, pero al fin y al cabo esos menudillos sirven para seguir siendo alguien y crear tu propia milicia en el partido, esa que tanto vale para cuando haya que votar.

Asistimos por lo tanto a la escenificación de la ambición de los mediocres. Satisfacer esa ambición precisa de un nuevo manto que cubra el origen, no sacar el santo a paseo y precisa también de la firme convicción de que esta primavera no es tiempo para mostrar la flor. Se puede decir de todo, son formas que se parecen a hábitos que recuerdan a otra cosa que mejor es no mentar, me quedaré con otro tipo de sentencia, creo que sobra marketing y falta política.

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