jueves, 16 de diciembre de 2010

Ellos, nuestros representantes, se preocupan por nuestra vejez



Mírenlo bien, parece estar hecho de oro. Es mi estanque dorado particular en esta época del año. Las puestas de sol a las alturas en la que nos encontramos nos dan la posibilidad de esas fotos. Ese arbolito, que no se como se llama, recibe la luz del sol de tal manera que parece estar hecho de oro. En el Estanque dorado Henry Fonda y Katharine Hepburn vivían durante el verano. Ahora se suele decir que los jubilados pasan a tener lo que algunos llaman años dorados (?). En Renfe sacaron una tarjeta dedicada a los pensionistas que llamaron tarjeta dorada.

Ellos los depositarios de la “soberanía popular” se encuentran ahí, todo preocupados y empeñados en como dar cumplimiento al mandato que los “mercados” un día decidieron. Como otros muchos yo me pregunto también el cuando llamaremos a las cosas por su nombre y en vez de decir mercado, los señalaremos directamente con sus nombres, apellidos e incluso, la casa en la que viven o trabajan.

Me preocupa lo de las pensiones, no por mí, que estoy jubilado ya. Lo hice con sesenta años cumplidos y en virtud de la disposición contenida en la Ley de la Seguridad Social. En realidad no puedo decir que tenga un problema, me quedó un setenta por ciento, pero es suficiente. En cambio, me inquieta la jubilación de mi mujer/compañera/esposa (y yo suyo) que es mas joven que yo y que tendrá que estar, inevitablemente, hasta los sesenta y siete en la mejor de las versiones que actualmente se manejan.

Vuelvo a los señores depositarios de la soberanía popular. Ayer en las calles de Atenas los manifestantes la emprendieron a golpes con un ex-ministro griego que fue también comisario europeo. La violencia siempre es censurable, el hombre parecía un ecce-homo con la frente cubierta de sangre. Hoy, cuando he visto las fotos en el periódico me ha dado pena, iba el pobre hombre con una cara de susto que para ya, aunque he de decir que no he sentido tanta como con toda esa gente que se está quedando en la cuneta merced a las decisiones que gente como él toman a diario.

En esta etapa en la que los regímenes democráticos están viviendo un estado de involución, estos depositarios de la soberanía popular a duras penas pueden disimular la condición real que les aqueja: Ellos que se creen maestros de la palabra y la razón democrática, son simples escribas de lo que otros deciden. Cada mañana se trajean, se limpian sus zapatos y acuden como pinceles al templo de la democracia para desde allí, servir a sus verdaderos amos.

Los mayoritarios parecen pelarse por cosas distintas pero en realidad se pelean para hacer lo mismo con leves variantes. Se trata de servir a los que mandan. Luchan por una misma política, pero con diferentes uniformes y distintas banderas. Azul o rojo que más da, lo importante es que cacen ratones. Nosotros somos los ratones. Combaten entre ellos para manifestarse como seres útiles. En realidad, luchan por su futuro personal.

Se atreven a corregir lo que denominan excesos del Estado del Bienestar, ahora le toca a las pensiones, incrementaran los años necesarios para realizar el cálculo y retrasaran la edad de jubilación. Lo harán sacando sus mejores galas tratando de convencer/convencernos de que lo hacen por nuestro bien. Dicen que como vivimos más, hay que ajustar el dinero disponible. Hipócritas, ellos que jamás se caerán de un andamio, ellos que no perecerán sepultados en una galería y que por supuesto no habrán de morir achicharrados en una explosión de una fábrica cualquiera, parecen estar seguros de que los demás van a vivir tanto y con tanta calidad de vida como ellos.

Tocaran las pensiones de todos pero las suyas, esas pensiones máximas que aprobaron para sí, las que el derecho les da tras solo ocho años de lucir el palmito esas, no se tocaran.

Recuerdo a Scarlett O´Hara en lo que El Viento se Llevó. La recuerdo recortada sobre el cielo de un atardecer, el mismo atardecer que con sus sombras ahora nos atenaza. Al igual que ella pronuncio también las mágicas palabras aunque de otro modo: Jamás, jamás me volverán a engañar.
Con el atardecer, todos los gatos son pardos y no se distingue bien a los unos de los otros. Da lo mismo el rojo usurpado que el azul, ambos nos llevan al mismo lugar. Es duro sentirse engañado, mas lo es llegar a la conclusión de que al final, has acabado como el personaje de el Decamerón, cornudo y apaleado.

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