miércoles, 18 de noviembre de 2009

Salida de la crisis: Alemania vs España



En círculos económicos y sindicales viene llamando la atención el caso alemán. Paul Krugman, en su semanal artículo en El País, describe el modo en que la administración Obama se enfrenta al problema del paro en Estados Unidos y el de Alemania, que con una mayor caída del PIB, había tenido tan solo un incremento testimonial del paro.

La crisis en su vertiente de empleo es muy desigual en función del país. Entre los países desarrollados, un extremo, el de menos paro que ocupa Alemania y en el otro, se encuentra España, con casi cuatro millones de demandantes de empleo, lo que significa en torno a un 20% de la población en edad de trabajar.

El ministro de Trabajo, Corbacho, y los sindicatos acuciados por la perspectiva de un invierno con mayores niveles de paro vuelven su vista hacia el caso alemán y han creído encontrar la solución. Se trata de ciertas medidas de suspensión del contrato laboral denominada kurzarbeit. Lo que en España podría denominarse suspensión del contrato en un expediente de regulación de empleo, en Alemania, esa suspensión, se realiza de modo tal en el que el trabajador sigue en su empresa, pero trabajando menos horas.

La empresa, en esos casos, obtiene una reducción de sus cuotas a la seguridad social y a la administración tributaria. El trabajador percibe del Estado una compensación, que en algunos casos, se acerca al 60% de lo no trabajado, cantidad que suma a lo que recibe de la empresa con lo cual, no ingresa en las listas del desempleo. Resultado, se maquillan los índices de paro. Por contra, esta modalidad permite mantener plantillas estables y no expulsa al afectado de la empresa con lo que puede seguir formándose en élla. La otra ventaja consiste en no crear masas de trabajadores ociosas.

Ahora bien, el milagro alemán no radica en eso tan solo, también, como señala el economista Gabriel Flores de Pensamiento Crítico, Alemania parte de un contexto económico bien diferente al de los demás países. Los programas de estabilización de gastos sociales, la contención salarial de los pasados años, la deslocalización de empresas de bienes de equipo que requiere su gran industria, las ventajas fiscales para las empresas, así como una economía y sectores productivos ajustados también contribuyeron a preparar de modo previo, sin saber la crisis que venía, el terreno para afrontar la situación económica en la que nos hallamos.

Esas reformas vienen gestándose ya desde el último gobierno Schroeder y de los de Merkel en coalición con el SPD. Por ello, los reformadores que ahora se apuntan entusiastas al nuevo modelo como solución al creciente paro español, deberían de atender mejor a esos puntos de partida. No quiero decir que no sean válidas algunas de las reformas alemanas, pero si es cierto que las especiales circunstancias españolas, deben tenerse en cuenta a la hora de aplicar la modalidad del kurzarbeit.

En España, pese a los intentos del Fondo Estatal de Inversión Local, el paro en la construcción se ha mantenido durante todo el 2009 en torno a los 700.000 trabajadores. Es de preveer que en cuanto acaben todas las obras, los trabajadores en paro van a verse incrementados en este sector.

El nuevo Plan, dotado con 5.000 millones de euros: El Fondo Estatal para el Empleo y Sostenibilidad Local solo podrá ser empleado en actividades de construcción en tan solo la mitad de lo que se habilitó para el 2009. Todas las miradas se dirigen pues, hacia el nuevo proyecto: La tan anunciada Ley de Modernización Económica y Sostenibilidad, ley que aún no ha sido remitida al parlamento y que, según se dice, estará dotada con 20.000 millones de euros. Seguramente se agotará la legislatura antes de ser llevada a la práctica con lo cual, no serán visibles sus resultados antes de año y medio.


De todos modos, las inyecciones de dinero público para sostener actividades económicas y con ella el empleo, no atienden de modo correcto a las cifras del paro en su consideración global. El desempleo, por el contrario, sigue creciendo después de un leve período de estabilización. El problema fundamental de las cifras del paro en España no reside tan solo en la crisis de la construcción como se nos ha hecho creer. Tampoco obedece a lo que ocurre en los sectores industriales.

El real crecimiento del paro se viene produciendo en el sector servicios.
Desde Julio de 2007, el paro en la construcción ha subido en 450.000 desempleados, y en la industria en unos 200.000. En el sector servicios, y en esas fechas de referencia, ha crecido en 1.000.000 según el Inem. El drama del paro se está cebando en este sector y dentro de él, afecta a todos los subsectores, aunque podríamos poner en un extremo, el mas afectado, al comercio por menor y la hostelería y en el otro, al subsector de las TIC.

El sector servicios no ha contado con políticas específicas de relanzamiento, es previsible que en el plan de 2010 puedan contar con cantidades menores, mil millones, para servicios sociales y dependencia. Las cifras de negocio en el sector de servicios han caído un 17% y tan solo en 2008, se calcula que casi 300.000 empresas y negocios a cargo de autónomos han cerrado.

La gran pregunta que hay que hacerse es la de como es posible que de los presupuestos generales del estado se acuda a mantener un sector, el de la construcción, si, ya sé que se ha creado valor añadido con las obras y también se ha acudido a sostener la industria automovilística, pero no es explicable que en lo referente al sector de servicios que no se haya acudido de modo más firme a sostenerlo, por ejemplo, con las medidas suficientes para que contribuyan a la estimulación de la demanda. Al contrario, se han quitado los 400 euros, se ha subido el IVA y se ha incrementado la carga impositiva de las clases trabajadoras y medias en el anteproyecto de los presupuestos.

El sector de servicios, en el comercio y la hostelería, sus trabajadores suelen ser siempre trabajadores jóvenes y además, con contratos precarios a lo que hay que añadir con una baja sindicación. En la industria y la construcción suelen haber, en la primera, trabajos fijos y alta sindicación y en el segundo, contratos precarios y una aceptable afiliación a los sindicatos.
Unos, en servicios, no tienen fuerza ni para reivindicar trabajo, otros pueden paralizar un país. Así son las cosas.

¿Puede alguien sustraerse a la sospecha de una intencionalidad que va mas allá del simple combate de la crisis?

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