sábado, 18 de septiembre de 2010

Tenemos candidato



Su nombre no viene a cuento, es uno mas. Uno más dentro del buscar desesperado de mirlos blancos para las próximas elecciones.

Desde la última vez que gobernó un socialista en el ayuntamiento de la capital de la provincia en la que vivo - resido en un pueblo cercano a la capital - han transcurrido varios lustros. Queda de entonces en la casa consistorial algún que otro arreglo y la galería de cuadros de alcaldes de cuando gobernaban los socialistas.

En los últimos tiempos el grupo municipal de la izquierda ha sido zarandeado por un alcalde correoso, deslenguado y provocador como pocos. Es el rey de la ciudad. No voy a entrar en sus obras, algunas de ellas han sido de utilidad. Otras, han ido en la línea habitual de los gobiernos del Partido Popular; favorecedor de la iglesia militante, la que quiere dinero, y de los constructores. Nada nuevo bajo el sol.

Ha hecho cosas, plazas, rotondas, estatuas, obeliscos y ha equipado algún que otro parque, pero también ha hecho mal otras que a pesar de la denuncia no han sido rentabilizadas por un grupo municipal socialista que se ha venido forjando una imagen de grupo sesteante y plano, apático e infantil. No se puede regatear el reconocimiento del trabajo personal del actual portavoz y líder del partido. Desde luego que no. Ha trabajado duro en el ayuntamiento pero ni su equipo era el adecuado, supongo que fue impuesto en su día, ni le ha acompañado el exceso de juventud que lucía. Ahora, cuando ya había adquirido mayor solidez abandona, supongo que por no querer enfrentarse a una tercera derrota. Serían demasiadas. Le seguiremos viendo con otras responsabilidades. Seguro.

Veinte años en política son lo contrario a la nada. Gardel afirmaba que en cuanto al sentimiento veinte años no eran nada. En política es una eternidad. Después de algunos años sin gobernar, muchos tuvimos la sensación de que los socialistas de mi provincia se encontraban mejor en la oposición que en el poder. Si, es posible que fuera tan solo una sensación.

En estos veinte años hemos tenido cinco candidatos a alcalde. El nuevo candidato, lo he visto en una foto, tiene cara de buen chico. Los portavoces populares coinciden también con esta misma apreciación y por lo tanto lo califican también de buen chico. Joven, profesor universitario, hijo de un militante del PSOE también profesor universitario tiene un rostro redondo y afable que transmite amabilidad y al que contribuye sin duda, su oronda humanidad.

Durante un tiempo coordinó un invento de esos a los que tan dado han sido nuestros munícipes de cualquier signo y que dejó en la ciudad un reconocimiento internacional y algún que otro equipamiento.

En el PSOE de la capital de la provincia en la que vivo no habrá primarias. Nadie las ha pedido y no creo que alguno las pida. Es un ámbito de paz. Una gente, la mayoritaria, está contenta a pesar de venir perdiendo en todas las elecciones desde hace veinticinco años. Otra, la minoritaria, está muy dividida, es mayor y también se encuentra aburrida de ver siempre a los mismos. En realidad, los hijos de los que mandaban antes parecen ser todos muy buenos chicos.

La alegre muchachada de la Comisión Ejecutiva Provincial asintió por unanimidad, dicen los diarios locales, la propuesta que le hizo el Secretario General llegado presuroso de otra reunión fue acogida con entusiasmo. Ya sabemos como funcionan estas cosas de las mesas camillas.

Tuvimos un candidato católico como pocos. De ahí pasamos a un candidato que recién llegado de la Secretaría General del Partido Comunista en la provincia pasó sin solución de continuidad a ser candidato a alcalde por el Partido Socialista Obrero Español.

Después tuvimos por dos veces a una muy buena persona, joven y también profesor universitario pero a decir de la ciudadanía - pueblo cruel - con poco fuste para enfrentarse a una derecha de las clásicas, como de las que tanto abunda por ahí.

El año que viene los votantes de la capital de la provincia tendrán la oportunidad de elegir a un nuevo candidato socialista, tendrán la oportunidad de ver su planta, oir su voz, y escuchar sus propuestas. Tendrán la oportunidad de elegir a un candidato a alcalde que no será católico, apostólico y romano. Tampoco será un excomunista prófugo de una ideología y un partido en el que no tocaba poder. Ni será un alegre muchacho menor de treinta años como en las anteriores ocasiones. Esta vez será un profesor universitario, siempre es aquí un profesor universitario, que tiene una ventaja frente a todos lo demás: No es militante del Partido Socialista Obrero Español es eso que se llama independiente. Se comenta en algunos círculos, maliciosos por supuesto, que la próxima, dentro de cinco años, será la nuestra. A alguien se le ha ocurrido en proponer como candidato a cualquier miembro del cabildo catedralicio. Con esa propuesta no sé si ganaremos pero no me negaran ustedes que sería todo un puntazo. De lo que si estaríamos seguros es de que al igual que ahora, la alegre muchachada de la Comisión Ejecutiva Provincial la respaldará de modo entusiasta.

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