miércoles, 25 de julio de 2012

Me voy a Bolonia




No piensen que me voy a la Bolonia italiana, a la cuna del Derecho me voy a la otra Bolonia, a la que tengo a unos kilómetros de dónde ahora me encuentro, a Baelo Claudia a las ruinas de una ciudad romana en la costa de Cádiz, que me ha servido de terapia en otros tiempos.
Hace unos años, tres parejas amigas dimos, a nosotros nos pareció así, un espectáculo. Nos disfrazamos en plena playa de antiguos romanos y cruzamos la linde con el recinto arqueológico vestidos de tal guisa. Padres y niños armados de togas, túnicas y espadas accedimos al viejo teatro y recitamos, como actores ocasionales, a Kavafis y no recuerdo a quien más. Algún que otro viejo hippie, de los que venden abalorios en la playa, quiso unirse al cortejo. y para nuestra sorpresa los turistas creyendo que era algo montado por la adminsitración del conjunto hasta nos aplaudieron.
Los Álvarez, me gusta decir esto, como si fuésemos una saga conocida, pero la verdad es que no nos conoce ni Dios, solemos acabar en la vida desbarrando y saltándanos lo que habitualmente se conoce como conformismo social,  corrección política y demás varillas o ballenas que nos agrupa en eso que suele llamarse ciudadanos ejemplares.
Mi padre, que nació en 1920, era por 1932 aprendiz de panadero y tuvo un carnet de la CNT que conservó durante algún tiempo. No fue revolucionario, se hizo después, mucho después, pero en todos los órdenes de la vida. Siempre tuvo un componente ácrata. Con dieciséis años cumplidos, las huestes de Queipo de Llano entraron en su pueblo, Isla Cristina, y con apenas dieciocho, le pusieron un traje de infantería y le mandaron al frente de Pozoblanco. Tocaba la corneta y en esa estuvo hasta que unos meses después terminó la guerra. Siguió, cumpliendo el “servicio militar” unos cinco años más, vestido esta vez de infante de marina muy cerca de aquí, de donde me encuentro ahora, en el Castillo de Sancti Petri. Sus tíos lo pasaron peor; uno fue asesinado y otros dos tuvieron que salir corriendo, vía Portugal hacia Méjico.
Que por qué les cuento esto, pues la verdad, no lo sé. Tenía que ver con que nosotros los de la familia – mi abuelo Miguel, mi tío Miguel, mi tío Juan, mi padre Paco, y yo a mis sesenta -  solemos sacar al final, en su vertiente más ácida, nuestra querencia por la libertad individual, la no sujeción al rebaño y el levantar de una sonora patada el cuadro, la fila de tres militar, a la que se nos quiere, como ciudadanos, reducir.
Supongo que esto viene a cuento del estado de malestar  general que me aqueja. Vamos al médico a curarnos de una cosa y nos endilgan tal batería de medicamentos que uno no tiene más remedio que hacer inventario de cuantas cosas le han arreglado y cuantas le han desarreglado definitivamente. Manuel Vicent decía recientemente, que de joven uno es arrastrado por la pasión,   lo único que quiere es poseer. De maduro hacía acompañar ese deseo de posesión por un irrefrenable gusto por la belleza, y de dar la nota e impresionar en los demás, el poder o algo así, no recuerdo, y que cuando se llegaba a viejo solo quería una cosa, poder mear. Pues eso, al llegar a determinadas edades, cuando el deseo de ser algo, en lo que sea, se ha apagado, la verdad de cuanto te rodea se aparece en su más pura expresión y los cuentos, pasan a ser eso, cuentos.
La otra mala leche me viene de un suelto de un blog, este, que ha amargado mi noche de imsonio. El Estado ha repartido a los partidos políticos el segundo trimestre de sus subvenciones. No tengo de qué quejarme. La crisis económica, por ahora, nos ha respetado, a mí y a mi familia. El dos de Julio pagué religiosamente una parte de IRPF, la cosa venía porque dispuse de una cantidad del Plan de Pensiones de Empleo de mi empresa; lo que te desgravas antes, siempre lo pagas después. Eso nos pasa a los pardillos. Nada de lo que me dijeron era cierto, te detraen salario, te hacen un cuadro sobre beneficios hipotéticos y al final acabas palmando. Pagué y me consolé en la creencia de que ese excedente aliviaría una paga de inserción, una mensualidad de dependencia o las medicinas de cualquier pobre viejo. Nada de eso, ese dinero ha ido íntegramente a pagar a una gente que percibe salario, vaya salario, por su función, que recaudan para el grupo político en el ayuntamiento, para el mismo en la Diputación, en los Parlamentos Autonómicos, en las Cortes Generales, en las Cajas de Ahorros etc. La cosa podría haberse quedado ahí, yo habría agachado la cabeza y me cantaría el mismo comeorejas que circula por ahí y que dice “la democracia es cara… pero es mejor que la dictadura” Hasta aquí de acuerdo, pero no me da la gana de quedarme ahí. No porque de la devolución del IRPF de mi mujer nada se sabe a estas alturas mientras ellos, los partidos, han recibido puntualmente su subvención. Sí, la democracia es cara para algunos más que para otros. Me revienta que de mi dinero se pague el salario partidario de Cospedal, Valenciano o cualquier administrativo de Izquierda Unida y Bildu, que se lo paguen sus compañeros o que se conformen, algunos, con lo bastante que ya cobran.
Andan preocupados los socialistas porque la gente les sigue tratando mal y suelen ir por las manifestaciones diciendo eso de “PSOE, PP la misma…” y creen que eso es injusto. No voy a entrar en el asunto. Los socialistas deberían de ver más a menudo lo que piensan los ciudadanos en todas las encuestas. Los ciudadanos, que no son tontos, no caen en la propaganda de lo que han definido como “campaña de la derecha en contra de los partidos políticos” No, porque la derecha se beneficia como nadie de este sistema. Eso lo deberían de saber, si fueran algo más competentes, los propios socialistas. La gente está, permítanme la expresión, hasta los mismísimos cojones de la pandilla de sanguijuelas que dominan el cotarro español una pandilla en la que entran empresarios, clérigos, políticos, periodistas de corte, y… también, algunos sindicalistas encastrados en instalaches territoriales o federativos. Hasta ahí y un poco más. Eso no es cosa de la derecha, eso es cosa de tener ojos en la cara. Simplemente eso.
Siguiendo la estela de mi casta familiar, me voy un poco más allá. De guardian de la ortodoxia, a contestario, de ahí a socialista crítico o cítrico, como quieran. De lo social-ácrata, último puerto en el que he recalado a la pura anarquía libertaria. “Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así…” cantaba la ñoña Jeannete hace muchísimos años… Que no me cuenten milongas, que no te cuenten milongas, la democracia puede ser cara pero lo que tenemos no es eso, esto ha acabado en ser en una pura depredación.
Me voy a Bolonia, me voy a pensar sobre Marco Aurelio y Porfirio, cara y cruz del cruce de caminos que es la vida. Disculpen lo aturrullado de la expresión y del escrito. Me voy pensando en Septiembre, en la toma de Madrid, en la toma del Congreso de los Diputados, me voy pensando en una policía cómplice, como los bomberos, unida al sentimiento del pueblo. Que llamen, que tengan que llamar a la División Acorazada Brunete para que defienda la Carrera de San Jerónimo y aledaños, seguro que lo harían, y que salga el sol por Antequera.  Me voy pensando en la realización personal que ahora consiste en estar a gusto con tu cuerpo, con tu conciencia ¿Habrán descubierto ya Paul Davies y Daniel Dennet el origen de la conciencia? No he leído nada nuevo sobre eso. Ya veremos, la mutación el cambio avanza inexorablemente y los que conducen el autobús y los que lo empujan parecen no haberse enterado aún. Que tengan un buen día, una buena semana y un buen mes. Me voy a Bolonia.

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viernes, 6 de julio de 2012

¡Vivan las cadenas!


Uno es, en parte, lo que lee. Vivimos asombrados por el estruendo que produce la caída de todo el castillo de naipes forjado en los últimos años.  Los sueños caen y lo hacen con estrépito y todo sigue, en ese desplome,  un orden no deseado, porque lo primero que se rompe es siempre el eslabón más débil.

Una manera de vida se precipita al vacío, empujada con saña por los poderes de siempre. Europa ha de ser competitiva y la división del trabajo por zonas se implanta con una brutalidad desmesurada. Al Sur le toca ser centro de relajo y diversión, mano de obra barata o casa de putas y juego ( Sheldon Adelson) mientras que en el Centro y Norte se encargaran del know-how, los servicios financieros y lo que queda de la industria. Conocido el diseño, los políticos sistémicos se afanan en cumplir el propósito. Dice Elena Valenciano de Tomás Gómez: Refugiarse en la cueva del izquierdismo militante no es la opción...Hay que competir con China y Corea y eso significa un empobrecimiento de la población. Habrá un nuevo mercado para los Mercedes, los BMW, Audi y demás. Saldrá de las nuevas clases emergentes en Brasil, Méjico, Corea y China. Aquí no pasa nada.
Todo esto exige una demolición controlada de todo el edificio institucional algo que está en marcha y de la que solo se escapa - no compraron o dieron instrucciones a los árbitros - la selección española de fútbol que dota a este pueblo de una piedra, de algo firme para creerse aún algo. Todo esto me sugería la lectura del artículo de Xavier Sala i Martin en el que narra de modo muy oportuno, a mi juicio, las fases de ese proceso de demolición.
En esa pereza extrema en la que me encuentro, me está dando por pensar en la soberanía. En qué consiste, cual es el grado de soberanía de la que disponemos y del cómo hemos podido llegar hasta aquí. No leímos a su tiempo la letra pequeña del contrato de nuestra vinculación europea. No la leímos o no nos la contaron. Los socialistas abrazamos la idea europea como nuestra tabla de salvación sin saber que eso no se podía hacer así porque así, sino que imponía a su vez unas obligaciones  que no quisimos seguir.
He llegado a la conclusión que el principal mal que afecta a este país es su clase política y dirigente. Supongo que esto no gustará en nada a los pocos lectores que me quedan tras tanto tiempo inactivo ya que, la mayoría son políticos en activos o aspirantes a ser políticos, pero dada la situación en la que nos encontramos, contemplo la posibilidad de perder la soberanía o el ser una colonia, como nuestra única tabla de salvación. Este pueblo necesita que le quiten, que pongan orden en el seno de la clase dirigente; Corona, cúpula empresarial, Judicatura y políticos. No una troika, sino una legión de troikeros que limpie esta mierda en la que nos encontramos. Luego ya veremos.
En mi pueblo había un dicho: “Dame pan y llámame tonto”. Este pueblo lo único que quiere y aspira ya es a tener pan y techo bajo el que dormir. Una mínima garantía de futuro. Si democracia es igual a política y esta a su vez es igual a políticos en la percepción del pueblo llano no es de extrañar que la gente vuelva la cara asqueada cada vez que escucha florituras sobre democracia, política y políticos… Tiempo propicio si el capital estuviese interesado en ello, que no lo está, porque ya no puebla este país la gente bragada que lo hacía antaño, para que algunos generales afilaran sus sables en las salas de oficiales. Tranquilos no hará falta, el pueblo ya está amordazado.

Ilustración: Zarzuela satírica de costumbres políticas en tres actos, dividida en ocho cuadros, de José Rogel y Enrique Pérez Escrich (1879) que toma como referencia el grito absolutista de "Vivan las cadenas" en la que se ve la carroza real tirada por el pueblo una vez que fueron desenganchados los caballos de la misma para escenificar con mayor gloria el poder absoluto.

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