lunes, 10 de agosto de 2009

Agosto en la meseta



Vivo en un lugar en el que el verano es un leve espejismo. La última nevada o riesgo de nevada siempre suele ocurrir en torno a finales de Mayo. Siempre, incluso a primeros de Junio, es necesario llevar alguna prenda de abrigo. Los inviernos son durísimos, como es habitual en cualquier otro lugar de la España interior a ochocientos metros de altura. Una vez pasado Octubre se instala el invierno, por estos lares no suele haber otoño, con su eterna compañía: La helada.

El clima en algunas personas y sobre todo cuando alcanzan una determinada edad, suele tener un efecto muchísimo más importante de lo que a simple vista puede parecer. En mi caso, la añoranza de un verano perpetuo y los paisajes marítimos, provoca a su vez una nostalgia del breve Julio que es el mes en que tomo vacaciones. En esa nostalgia, permanezco todo el año.

Envidio a los que aún permanecen de vacaciones, envidio y cómo no a aquellos que viven en dónde me gustaría vivir.

En mi caso, nada hay comparable a una puesta de sol en el mar, hacer perder la vista en el horizonte, los puertos pesqueros con su habitual trajín y también, observar la formación de las olas y su destino final, sea la playa o cualquier acantilado.
En un reciente pasado no entendía como algunas personas eran capaces, tras muchos años de contacto con la vida de la ciudad, el retorno a la casa de su pequeño pueblo del interior. No entendía el porqué abandonaban sus modernas ciudades marítimas y en cambio adoptaban la vida, más austera, de un pequeño municipio o ciudad.

Al final ya he logrado saber algo sobre este asunto, este tipo de elección nada tiene que ver, en aquellos que se producen, con el clima y el paisaje. Estaba en un error.

No nos llama el clima o el paisaje, nos llama lo que fuimos y vivimos. No somos tan distintos a los animales o a esas ballenas que, aunque no la conocieron, vuelven a la tierra en la que estuvieron hace millones de años. En algún lugar de las circunvoluciones de nuestro cerebro existe alguna conexión en las que radica el impulso que nos hace retornar.

A estas alturas del escrito es fácil concluir que, tal como el lector ya ha adivinado, ni nací ni viví los primeros años de mi vida aquí. Sólo me queda el ponerme a pensar detenidamente en qué fecha empecé a tener estas sensaciones. No sea que al igual que las ballenas cuando arriban a la playa, sea demasiado tarde ya para volver hacia atrás.

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El muro de las lamentaciones




A veces intento, menos de lo que debiera, participar en los debates de otros blogs de izquierda, sobre todo, en los cercanos al Partido Socialista. Mis posiciones en estos debates siempre giran en torno a los sucesos políticos que diariamente se producen y manteniendo en ellos lo que cualquier lector de este blog ya conoce.

La política pasa por ciclos, a veces muy cortos, marcados generalmente por el aluvión de noticias. En realidad quién dirige el momento político, en cuanto a la atención ciudadana se refiere, son los grandes medios de comunicación escritos. Son cinco, todo lo más seis, los medios nacionales que vienen ordenando y priorizando la agenda.


Parece ser que el motivo este verano no es la crisis económica como, apelando a la lógica, debiera ser sino que son otros los asuntos que más páginas de periódicos llenan.

Mientras el país se debate en una profunda crisis económica que puede dar al traste con varios años de crecimiento y la tasa de paro se sitúa en límites desconocidos, la actualidad política gira en torno a los casos de corrupción. Entre ellos, el Gürtel se lleva la palma.

Es continuo ver en los blogs mencionados anteriormente comentarios sobre los casos en los que de una forma u otra está implicado el Partido Popular. A la decepción creada por el fallo judicial sobre el caso Camps y de otros significados dirigentes del Partido Popular de la Comunidad Valenciana la reacción de muchos simpatizantes socialistas ha sido de incredulidad y un cierto desencanto.

Soy de los que piensan que el continuo debate sobre los casos de corrupción en nada beneficia a la sociedad española, pienso también que tampoco beneficia las expectativas del Partido Socialista de cara a las próximas elecciones: No es una cuestión de intuición o sensaciones propias. Esta posición viene avalada por otras valoraciones más científicas, al barómetro de Julio del Instituto de Investigaciones Sociológicas me remito. La corrupción, en pleno caso Gürtel, preocupa tan sólo al 1,6% de los encuestados. En Julio de 2007 a esa misma pregunta contestó el 2,3%.

Conclusión: Con la que ha estado cayendo esta primavera-verano resulta que el nivel de preocupación sobre este tema es menor que hace dos años.

Creo que aquí se está equivocando alguien. No me preocupa que los medios orienten el debate por donde a ellos les apetezca. Me preocupa el que desde el PSOE se trate de nuclear a militantes y votantes en torno a un marco que no será el que reflote al Partido Socialista en sus intenciones de voto y estimo igualmente que los mensajes no son los adecuados.

Insistiré en un tema para que no ofrezca ninguna duda. Deseo que el Partido Socialista gane las próximas elecciones. Pienso que el Partido Socialista es el único que puede construir una sociedad más igualitaria y justa y creo fervientemente que es el partido que puede acercar nuestro país a más altas cotas de bienestar.

Del mismo modo, sostengo que los dirigentes del partido no están haciendo las cosas del modo más idóneo, me temo y mucho, que la continuidad del debate sobre la corrupción puede tener un efecto boomerang. Se puede abrir paso una idea, a todas luces injustas, de que es el PSOE el que está empleando los medios del estado para perseguir al Partido Popular. El Partido Popular es todo un maestro, al igual que la derecha internacional, en manejar las claves de la comunicación política con el objeto de obtener buenos resultados electorales.

Me preocupa igualmente que algún que otro medio que hasta ahora venía manteniendo una posición de cordura y cierta imparcialidad, La Vanguardia, se haya decantado por la posibilidad de una presunta persecución del PP por parte del Partido Socialista.

Pienso igualmente, que el PSOE ha de abrir nuevos marcos de debate que dejen claro cuáles son los objetivos del gobierno y que realmente interese a los ciudadanos. Sobre todo hay algo que me parece sustancial: La política económica del gobierno ofrece no pocas dudas sobre los medios que viene utilizando para salir de la crisis. La posición nítida sobre la pretensión de la derecha económica de incidir sobre los costes salariales como medio para resolver la crisis, acumulación del capital lo llamábamos antes, necesita de otros gestos que están tardando en producirse. Creo que ahí podemos encontrar un revulsivo que deje bien claro las diferencias entre la derecha y la izquierda.

Me he pronunciado en anteriores ocasiones en el sentido de que el Partido Socialista ha de abrir y racionalizar el debate en su seno, ya que sin un progreso en las formas de oír al conjunto de los militantes y a la sociedad no es posible hallar un camino para aunar el máximo de voluntades. Poder seguir gobernando significa un cambio sustancial en el marco relacional en el seno del partido y de su política comunicativa que debe alcanzar también al gobierno.

Los casos de corrupción del Partido Popular, las críticas nuestras y las quejas del porqué el electorado de la derecha y el que no lo es no reacciona se están convirtiendo en nuestro particular muro de las lamentaciones.

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