sábado, 24 de abril de 2010

Paco Vázquez, embajador de la Santa Sede en España



Esta mañana de fiesta en mi comunidad he podido oír por la radio a Francisco Vázquez embajador de España en el Vaticano. El mismo Paco Vázquez en un tiempo furibundo guerrista, gran misterio en su época, y al mismo tiempo, intentaré no pasarme en el calificativo, un vehemente católico.

Como embajador de la Santa Sede en España, no me he confundido, Paco Vázquez logra casi lo imposible, ser a la vez embajador de España en la Santa Sede y lo contrario, embajador de la Santa Sede en España.

Conozco a otro socialista muy similar a Paco Vázquez que aún tiene mando en plaza, algo reducido ahora, desde 1977. Su gran aspiración habría sido ser embajador ante el Vaticano, así nos lo confesaba. Al igual que el coruñés, la iglesia y sus miembros, tenían hilo directo hasta el punto de que muchas de las aspiraciones de la sacrosanta institución en el ámbito de la política encontraban un buen cauce a través de los socialistas de mi localidad.

Vayamos con Vázquez. Uno de las palabras de un embajador espera siempre un hablar y no hablar al mismo tiempo. En eso consiste el lenguaje diplomático. Al ser representante de un estado ante otro, su lenguaje debe de ser muy medido. Se trata de defender al propio estado sin ofender para nada al otro.

Hoy, escuchando la entrevista de J.R. Lucas al embajador me he reafirmado una vez más en lo surrealista de la política española. Surrealismo que afecta ya como una especie de gangrena a todas las instituciones de la sociedad. El periodista quería hablar con Vázquez para que le diese su opinión sobre el estado de las relaciones de España con el Vaticano en el marco de la crisis que viene afectando a la Iglesia Católica por las acusaciones de pederastia hacia muchos sacerdotes. Sesenta y dos mil casos censados y reconocidos ya por la iglesia tan solo en los Estados Unidos.

Vázquez ha aprovechado para hablar de los “logros” en las relaciones con la Iglesia entre los cuales menciona, textualmente, los siguientes:

Alaba a Ratzinger por sus tres magnificas enciclicas, por sus ejemplares homilías, por su Historia de Jesús. Decir, añado yo, que toda su doctrina supone, tal como han mencionado numerosos teólogos una vuelta atrás del Concilio Vaticano II. Reconoce los avances en la unión de los cristianos sobre todo en las relaciones con "nuestros hermanos de la iglesia ortodoxa".

En lo político señala los avances en la financiación, de la iglesia por supuesto, en el status laboral de los profesores de religión, los mismos que son despedidos en cuanto son sospechosos de vida disoluta. Estos según el embajador son “logros”, aunque habría que preguntarle de quién ¿Lo sabrá?

Lamenta que aunque se ha “negociado” con la Iglesia la ley del aborto, aquí se me caen los cuajos, juro que nada sabía de esta negociación, no ha sido posible el acuerdo pero que sin embargo, es importantísimo para España el que sea el país al que Ratzinger vendrá tres veces, algo no logrado por ningún otro lo que significa una especial atención del Papa en virtud de lo cual deberíamos estar pero que muy contentos.

Apunta por último sobre la importancia que tendrá el Encuentro Mundial sobre la Juventud que se celebrará en España y los trabajos conjuntos que el gobierno español está llevando a cabo con el arzobispado de Madrid, si el de Rouco, para el mejor resultado de esta celebración. Para nada habla de la especial revisión de la memoria histórica llevada a cabo por la iglesia universal y española de subir a los altares a las víctimas católicas en la guerra civil, mientras las otras todavía están atadas y amontonadas en fosas y pozos en el mas absoluto de los silencios por parte de la iglesia católica y sus representantes.

Estupor es lo que siento. Me embarga una tremenda sensación de orfandad, este es nuestro representante ante la Santa Sede, este es el hombre nombrado por el presidente del Gobierno para defender los intereses de España ante otro estado soberano. Ese modo de “defender” España debería de ser suficiente para que se le cesará.

La historia, pese a lo que ahora digan muchos socialistas, no podrá ser neutra ni benévola ante la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero. Los nombramientos de quintacolumnistas de todo tipo que penetran las instituciones del estado, comunidades autónomas y ministerios está acabando con la credibilidad que un tiempo pudo tener el PSOE. Mientras, el coro de agradecidos, paniaguados y aspirantes a ir colocados en las próximas listas siguen contribuyendo a mantener lo que viene resultando ser un esperpento de mayúsculas dimensiones.

Oigan a Paco Vázquez desde el minuto 3,30 hasta el 12.

El primer lustro de Benedicto XVI (En Días Como Hoy)

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