domingo, 9 de mayo de 2010

Hablar con la pared


Le vi aparecer ante las cámaras, tras la reunión con Zapatero, todo ufano, serio como siempre y con ese hablar de perdonavidas que le es tan habitual en los últimos tiempos. Me refiero a Rajoy. Fue llamado como todos sabemos por cuarta vez en esta legislatura para hablar de las cajas de ahorro y la crisis griega. Supongo que tras la llamada del presidente del gobierno habría algo más. Puestos a hablar de la crisis griega habría que hablar, y se habrá tratado, de la dramática situación española. Este país, España, esta sumido en una crisis a la que cabe calificar de dramática aunque no la vivamos como tal y los temas de discusión preferidos sean la liga, el Madrid y el Barça.

Zapatero lo llamó en el marco de una semana caótica en los mercados para la economía española. Me permito decir aquí que la bajada de los mercados, el descenso de la bolsa española y la situación de la deuda soberana no afectan tan solo a los que tienen su dinero ahí colocado. Digo esto porque desde cierta izquierda lo habitual es creer que lo que pasa en los mercados solo perjudica o beneficia a los que en ellos operan.

Se abren las interrogantes del porqué, una vez más, el presidente ha llamado al líder de la oposición y en realidad, solo se me ocurren las siguientes:

1) Zapatero quiere arrastrar a Rajoy y hacerlo “cómplice” de las medidas impopulares. De ahí su insistencia de enmascarar cualquier medida negativa ante el electorado como una real razón de estado.

2) Zapatero cree realmente que la suma de voluntades pueden beneficiar al país.

Zapatero es cualquier cosa menos ingenuo. En otras ocasiones, la convocatoria de la oposición tenía ese efecto escaparate o de arrastrar a otros para no cargar exclusivamente con las medidas impopulares pero en este caso, se quería ofrecer un mensaje de confianza y compromiso de cara al mercado. Lo aprobado en la reunión fue irrelevante porque el acuerdo en torno a las cajas se viene sustanciando ya en reuniones previas. La prueba más consistente de lo inútil de la reunión hay que buscarla en las cotizaciones de deuda y acciones del jueves y viernes. Estaba claro de que Rajoy no se iba a sumar, luego ¿Qué ventajas se derivaban de esa convocatoria?

Rajoy no fue el figurante que se esperaba, incluso aprovechó la convocatoria para vender su propio papel. Zapatero, que habló tras el líder popular, no pudo contener la indignación que la intervención de Rajoy le produjo. Lógico, este no cumplió con los requisitos mínimos que la coyuntura exigía. Esa reunión tenía un solo cometido; calmar a los mercados. Los dos reunidos lo sabían y uno de ellos, se lo pasó por el arco de triunfo. La carrera desbocada hacia la Moncloa de la derecha se caracteriza desde hace mucho tiempo, casi desde el principio, por el nulo sentido de Estado que el Partido Popular tiene. Cuanto peor, mejor. Esa es la gran verdad de la política de los populares.

La derecha no va a morder ningún anzuelo que se le ponga a la vista, solo estará de acuerdo en aquello que no le comprometa y que su electorado perciba como una mejora.

Por eso cuando Rajoy es solicitado por Montilla, incauto este, para que retire el recurso de inconstitucionalidad o renovar el Tribunal Constitucional. Cuando lo es por Zapatero para hacer frente a la crisis económica. Cuando Lola Cospedal es solicitada por Gabilondo para hacer frente a uno de los mayores problemas que tiene la sociedad española desde hace bastante tiempo como es la educación, aquí si que hace falta un pacto entre las fuerzas políticas, a uno le da por pensar a quien beneficia todas estas llamadas.

Creo sinceramente que solo beneficia al Partido Popular, hace su papel casi imprescindible aún estando en la oposición y en cada negativa es mas bien un jirón que se dejan los socialistas en el poder que una muestra, otra más, de la intransigencia del Partido Popular.

Las carencias que la izquierda exhibe en cada uno de estos lances se acumulan ante el propio electorado y ponen de manifiesto algo parecido a un estado de insolvencia generalizada. Se pierde más con esto que lo que se puede ganar con el exponer la intransigencia de la derecha.

El Gobierno está para gobernar. Cuando la aritmética parlamentaria no permite sacar lo propio hay que jugar con los mas próximos no con los contrarios que aspiran, naturalmente, a tener el poder.

Aquí unos juegan a que los que están fracasen, cuanto antes mejor, y los que gobiernan juegan a escaquearse, a que las medidas impopulares cuando estas se lleven a cabo sean del todo necesarias y además, que se vea claramente que responden a una imposición de los “otros”; Del mercado, de Alemania, de la Unión Europea, del Banco Europeo o del FMI. Se juega al infantilismo del, “Yo no he sido, yo no he sido”. Echar las culpas a otros no evitará que paguemos la deuda. Encontrar financiación y ayuda para pagar nuestra deuda, curioso esto de “nuestra” cuando son otros los que han incurrido en los errores y en la depredación, no nos va a privar de un plan de ajuste que congelará plantillas, modificará condiciones de trabajo para peor, reducirá las pensiones, provocará despidos y ampliará la edad laboral.

Algún día, cuando todo esto pase, alguien o algunos sacaran un estudio económico sobre cuanto hemos tenido que pagar de más por no haber tomado decisiones a su tiempo; desde el no temprano reconocimiento de la crisis hasta el pago de una deuda a un 60% por encima de lo que en un principio habría que pagarla. Tirar con polvora ajena ha sido siempre el deporte nacional, pero montar unos fuegos artificiales de lujo con el dinero y expectativas de los demás es de juzgado de guardia.

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