jueves, 27 de mayo de 2010

Rectificar siempre es de sabio


El boxeo que estuvo tan de moda durante el tardofranquismo; Galiana, Folledo, Carrasco, Legrá, Urtáin, nos ofrecía el espectáculo un tanto bochornoso de aquellos boxeadores que en el límite de sus fuerzas procuraban mantenerse erguidos bajo una tempestad de golpes. Las plantas de los pies buscaban adherirse como si fuesen lapas a la lona mientras que otras partes del cuerpo, desde la cintura hasta la cabeza, se desmadejaba oscilando de un lado hacia otro y atravesando ángulos a partir de los cuales el equilibrio podría romperse dando con todo el entramado de huesos y músculos en el suelo. Noqueado (to knock out) viene de eso, es el estado previo a la pérdida total de la consciencia.

Hoy, el Presidente del Gobierno y en relación con el lío que se ha montado con la restricción del crédito a los ayuntamientos reconoce con humildad que el gobierno ha rectificado. Esa afirmación de Zapatero tiene un gran valor. Es la primera vez que admite que se han equivocado, no se ha excusado con eso tan ridículo de la errata, tal como decía Salgado. No habían evaluado adecuadamente, quien fuese, la trascendencia de esa prohibición. Muchos alcaldes, incluidos los del PSOE, habían salido a la prensa dando pruebas de su autoridad, negando la simple equivocación y exhibiendo la autoría en la nueva redacción, cosas de alcaldes. Arahuete, alcalde independiente en las listas socialistas de Segovia, había anunciado el día de autos que no repetiría en ese estado de cosas sin embargo, hoy afirma que si se presentará jactándose de haber tenido algo que ver con el torcimiento de la muñeca del gobierno en este asunto. Impresentable para alcalde e impresentable como político en las filas socialistas.

No voy a extenderme en lo archisabido, en el cómo ha sido posible de que todo un señor gobierno de la nación y la totalidad del Ministerio de Economía, no tuviesen en cuenta los pros y los contra de una medida como esa. Pero en fin, a estas alturas eso carece ya de importancia. Estamos acostumbrados a las idas y a las vueltas.

Los palos que está recibiendo por todos los lados nos están mostrando un Zapatero mas humano, a mi me lo parece, faceta esta claramente detectable desde el fatídico toque de atención de los mercados y la UE de estos días. Quizá el Presidente no fuera consciente de ello pero desde ese altar en el que le había situado el Partido Socialista, desde esa altura en la que la razón absoluta formaba parte de su dieta habitual, lo que pudiera pasar a ras de tierra es posible que no lo entendiera bien. Ahora es verdaderamente consciente de hasta donde, por desgracia, alcanza el poder de un gobierno legítimamente constituido en un sistema capitalista, ahora visualiza el lastre que supone tener acreedores y lo inclementes que suelen ser cuando, pobres de nosotros, tenemos que seguir recurriendo a ellos para poder seguir viviendo. Porque eso es lo que trata de hacer el Estado ahora; Sobrevivir.

Ayer entre el largo aplauso del Grupo Socialista del Senado y el burdo pataleo de la derecha, Zapatero nos ofrecía la imagen de aquel boxeador, cuyo nombre no recuerdo, que tambaleaba el cuerpo mientras que unas piernas anormalmente delgadas trataban de mantenerlo en pie.

Allí en su escaño estaba sentado un Zapatero que al que ni siquiera se le notaba disgustado, no era eso lo que su rostro reflejaba. Estaba apesadumbrado, hundido, pero había algo, era su mirada, había perdido esa arrogancia medida y habitualmente, para quienes no lo conocen, disfrazada de sonrisa amiga. Sonreía pero de una manera distinta; Se le notaba el agradecimiento a un grupo, el suyo, que le arropaba de modo distinto, ya no era la clac habitual que coreaba cualquier manifestación de su líder. Era simplemente el apoyo al compañero. Todo muy emotivo.

El escarnio que supuso la intervención del portavoz del partido Popular en el Senado, hay quien dice que eso debería ser normal, que no hay que escandalizarse, quienes dicen esto no reparan en que la falta de respeto por las formas democráticas es algo habitual en la derecha ultramontana de este país, nos avisa de antemano de lo que nos espera en el caso de que la derecha gane las elecciones. Una derecha revanchista que considera que el poder es algo que le corresponde de un modo natural y que puede, en un contexto de crisis, hacernos volver nuevamente al pozo de la historia. No sé si será posible revalidar una mayoría de izquierda en el parlamento, ni siquiera sé si a pesar de eso el nuevo grupo socialista pactaría con otras fuerzas de la izquierda pero en cualquier caso, el retroceso será evidente.

Zapatero tiene hoy rasgos muy parecidos al de un boxeador noqueado pero él que tuvo todo el poder, es fácil tener el poder cuando los acreedores no llaman a tu puerta, no es tan culpable de lo que ha pasado en el caso español, porque hay que hablar de la crisis española, de su especificidad. Ni siquiera es el único culpable de los errores cometidos aunque haya sido quien los ha impulsado. Es en cierta medida como el niño emperador al que se le rodeaba de lujos y todo se le consentía. Los culpables, no obstante, no andan muy lejos de él. Culpable es una ejecutiva federal hecha a su imagen y semejanza, un Comité Federal que le aclamó en todas y cada una de sus ocurrencias, un gobierno que ha tolerado su empequeñecimiento y ninguneo constante por parte del Presidente y unos líderes regionales temerosos de no ser revalidados. Nadie alzó la voz aunque fueron muchos los que no compartían, ya desde el principio, el como se hacían las cosas. Es fácil, muy fácil caer en la autosuficiencia cuando todos a tu alrededor te dan la razón y te alaban. La historia del PSOE pondrá, debería de poner en todo caso, en el peor de los lugares a toda esa nomenclatura que, desgraciadamente, será la encargada en caso de derrota de poner a un nuevo ídolo en el altar del socialismo español al que nuevamente, se le consentirá también todo. Ese es el gran drama del Partido Socialista Obrero Español, las tendencias autoritarias que alberga en su seno.

En este paraíso de la posmodernidad que nos toca vivir, a algunos contemplar la corte a los de arriba se nos vuelve insoportable y más cuando la baba y el almíbar lo inunda todo. Recuerdo aquellas palabras de Butragueño sobre Florentino “…es un ser superior” o las de Pajín “…atentos a la conjunción planetaria que va a ocurrir”. Pues nada de eso, resulta que a lo seres inalcanzables cuando en el horizonte intuyen la posibilidad de la derrota también, en ese momento, pueden llegar a ser humanos. Es el momento de la reconciliación y de la paz con uno mismo de ahí esa mueca de agradecimiento. Es a partir de aquí cuando a todos nos atañe construir el futuro en la izquierda.

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