jueves, 29 de abril de 2010

Salvar al país o salvar al partido


Auctoritas?

Hace dos días decíamos aquí que las palabras de la vicepresidenta primera del gobierno sobre las agencias de calificación en Nueva York eran inútiles y a la vez, contraproducentes. No quiero decir que por haber sacado la lengua a paseo estos señores de la agencia de por resultado la toma de represalias. Nada de eso, esas cosas, las protestas quiero decir, no suelen tomarlas en cuenta.

Decíamos hace tres días en “Se disparan las alarmas” que los datos de los mercados primarios y secundarios de la deuda habían dado ya señales, por lo tanto la consecuencia lógica era la que ha sido. Satanizar a las agencias de calificación porque dan informes, en el caso español, no tan buenos es sencillamente ridículo aparte de hipócrita porque las agencias de calificación son pagadas por empresas financieras y estados para que emitan valoraciones sobre los productos financieros que emiten. A mi no me son simpáticas pero que la critiquen aquellos que la sostienen y le dan crédito cuando los informes son favorables es el colmo. Hace menos de dos años se recurría a S&P, Moodys y otras para avalar lo creíble de la política económica del gobierno en la valoración de su deuda. ¿Se acuerdan? Yo si.

Al parecer, la gran duda sobre la economía española no reside en su nivel de deuda sino en su incapacidad para generar ingresos fiscales debida a la atonía inversora, la caída de la demanda y a una legión de parados que está cercana, ya, a los cinco millones de personas. Esta falta de dinamismo económico unida a la caída de ingresos vía impuestos es lo que hace pensar que no va ser posible rebajar el déficit del 11% al 3% en tan solo tres años.

Zapatero en realidad no tiene ni idea de economía pero tampoco la tienen Obama, Sarzkozy y Merkel, lo de Brown es otra cosa. La estrategia económica española no responde a los circuitos que son habituales en los gobiernos.

Son ampliamente conocidas las contradicciones que se vivieron en el gobierno entre las tesis, ortodoxas, de Solbes y la oficina económica de la Moncloa que tenía por entonces la confianza total de Zapatero. No es un secreto que la dimisión del anterior vicepresidente tuvo su origen en las profundas discrepancias entre el ministerio y la superpoderosa oficina económica de La Moncloa. En la actualidad, hay un acuerdo no escrito entre el grupo que se articula en torno a FEDEA cuyo referente en el gobierno es Campa, la oficina de La Moncloa que viene a ser lo mismo que Zapatero y Salgado, que presta nombre y cuerpo a la política económica.

La estrategia seguida por el presidente ha sido la de resistir sin cambiar nada en la espera de que la demanda internacional y también la nacional resolviese el problema. Zapatero, el gobierno y el partido, han optado durante todo este tiempo por aguardar debajo del hule a que escampe. Ante el problema y hasta hace unos cuatro meses, el plan consistía en el no mover nada, cuando la situación empeoró, con el paro creciente y la demanda estancada, se hizo como lo que hace un torero ante un mal toro. Se optó por dar tres capotazos, dos bajonazos y esperar tranquilamente a que el toro de la crisis muriera por el efecto tiempo.

Los capotazos resultaron ser el anuncio de la reforma de las pensiones, la Ley de la Economía Sostenible, el anuncio de la reforma laboral y la actualización del informe a la Unión Europea sobre el plan de sostenibilidad de las cuentas españolas. A partir de aquí, la cuadrilla, dicho con el mayor de los respetos, se adornó en Zurbano, Paris y Londres en sendas visitas y con ello se pensó que la faena estaba concluida. Solo se trataba de esperar a que dejara de llover o que se muriese el toro con la ayuda de las otras cuadrillas europeas.

Hay urgencias, la economía no suele entender de las expectativas de poder. Tomar decisiones e irse por el toro de modo decidido comporta un cierto riesgo.

Digámoslo del modo más simple. Tomar decisiones quiere decir que hay que hacer cosas que el electorado propio y los sindicatos pueden no compartir. Asumir que, en algunos casos, se generaran situaciones de conflictividad que bien podrían pasar factura en las próximas elecciones. Si se llega a esa situación, quien pierde es el partido, y si se pierden las elecciones, el golpe resultará fuerte, muy fuerte.

Así de este modo, el dilema al que se enfrenta Zapatero es el siguiente: ¿Salvo al país o salvo al partido? Dilema falso porque si no trata de salvar al primero, el segundo se pierde de modo inexorable. De ahí lo difícil que resulta entender y seguir al Presidente del Gobierno en sus idas y venidas.

Los imputs que le llegan de la oficina económica monclovita le aportan datos que unas veces tomaron la forma de brotes verdes y otras, como ahora, toman la forma en las encuestas de coyuntura económica sobre exportaciones, demanda de bienes de equipo, venta de coches las que le vienen a decir que puede hay un leve despegue económico en torno al cual se sustenta la creencia de que puede comenzar a paliarse algo el déficit en los ingresos fiscales. ¿Es suficiente eso para fundamentar un cambio económico? Al parecer esa opinión solo tiene su vida entre los muros de La Moncloa y por extensión en la intelligentsia del PSOE

¿Se va reaccionar o no se va a reaccionar? Pues no. No se piensa reaccionar. La consigna a seguir por todos los cargos socialistas la dio ayer el presidente del Gobierno en el Parlamento y a partir de ahí los distintos portavoces se han sumado al mismo mensaje. Consiste en relativizar la situación, descalificar a la agencia y seguir con las orejeras tirando p`alante. Aquí no pasa nada, la rebaja en la calificación carece de importancia.

La realidad se abre paso de modo tozudo. Mirar para otro lado nada aporta y nada soluciona. El problema subsiste independientemente de las variaciones del mercado. El próximo problema es, ¿A cuanto tendremos que retribuir en la subasta del próximo día 6 de Mayo el dinero que vamos a pedir prestado al mercado? ¿Cuál será el diferencial con el bono alemán que es el valor de referencia?

Creo que esto se entiende fácilmente, lo vamos a poner en forma de chiste; Van un alemán un griego y un español a pedir una hipoteca, al alemán se la da al 2,92%, al español se la van a dar al 4,70 o al 5% y al griego, se la dan al 10%. Así es, y si eso es así, nuestra deuda crecerá y crecerá. En algún momento habrá que pagar.

¿Va a beneficiar a España, a los españoles esa situación? No, creo que no. ¿Va a beneficiar a los socialistas esa inacción? No lo creo.

Manuel Conthe ha sido cargo socialista, Secretario de Estado de Economía, en los gobiernos de Felipe González, presidente de la CNMV de la que dimitió por las intromisiones del gabinete de La Moncloa en las funciones y en la independencia de la CNMV, ha publicado un artículo que no tiene desperdicio, a él les remito, Conthe da respuestas a algunas de las falacias que se vienen exponiendo en torno a la situación económica y en concreto, a la deuda española y las reformas necesarias, algunas cosas se pueden compartir y sobre otras, desde una perspectiva mas en la izquierda tal vez no, pero si prescindimos de las recetas y atendemos al análisis de la situación y de los comportamientos de los protagonistas podríamos decir que en eso puede haber bastante concordancia. En la misma dirección se expresan economistas y expertos en el campo socialista sin que sus propuestas y opiniones sean tomadas en consideración.

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