miércoles, 14 de julio de 2010

La joven líder


Carme Chacón, Ministra de Defensa del Gobierno de España en un arranque de sinceridad va y confiesa: “No estamos en Afganistan para decirles cómo vivir. Estamos aquí para devolverles un país con la autoridad y los instrumentos de seguridad necesarios para la estabilidad, para que desde aquí ninguna organización terrorista pueda sembrar el terror sobre el resto del mundo y los propios afganos”

Queda claro pues que estamos en ese lejano territorio por nosotros y no por ellos. Estamos para que no nos pongan bombas en nuestro mundo civilizado (habrá que explorar la veracidad de esta afirmación). Mientras tanto, ellos pueden seguir encarcelando a sus mujeres en cárceles de tela, cuidar a las niñas sin escolarizar hasta que estén en condiciones de procrear y sean intercambiadas por una dote con cualquier afgano viejo o no viejo, casado o no casado, que puedan ser lapidadas por casos que no se contemplan para los varones y así tantas y tantas costumbres bárbaras sobre las nada tenemos que decir. Nos importa un comino que haya dictadura o no, se respeten los derechos humanos o no.

A partir de ahí ya sabemos lo que nos espera, es necesaria ya la invasión de Pakistán porque allí anidan tantos terroristas como en Afganistán y país en el que su gobierno y servicios secretos juegan las dos bazas. De ahí podemos intentar hacer lo mismo con Irán, Chechenia y demás. Habrá que invadir la potencia, Arabia Saudí, que irradia y financia un Islam intransigente y fanático hacia todas las mezquitas del mundo. Bueno es un decir, a pesar de ello algunos de estos paises que son peores que los talibanes no serán invadidos por que son, simplemente, nuestros "amigos"

Es de agradecer la sinceridad de la ministra. Al ser sincera la ministra también lo es el gobierno en nombre del cual habla y que hasta ahora, nos venía contando una milonga. Lo difícil queda para algunos. Es muy complicado mantener el tipo y cierta ecuanimidad ante tanto fariseo sin que las válvulas de escape hagan de las suyas. Muy difícil, para eso hay que valer y tener unas tragaderas tan amplias, como el túnel del Guadarrama o como los diputados de IS en el parlamento.

Eso se sabía, muchos sabían que detrás de nuestra estancia allí, a la que contribuimos con una generosa aportación de inmigrantes “españolizados” para que sean carne de cañón en la primera línea aparte de nacionales, había otras muchas cosas.

Entonces, por qué razón se ha dicho hasta ahora lo contrario. Por qué se nos dijo que nuestra presencia allí era humanitaria. ¿Qué clase de humanidad propugnamos? ¿Qué verdad nos quedara todavía por descubrir? ¿Cuándo nos la dirá la ministra nominada por el Foro de Davos como joven líder con futuro?

Son demasiados velos retirados ya de esa deformidad que encarna el gran engaño que supone la práctica diaria del gobierno socialista. Eso esta muy bien. En los debates que se han dado en distintos blogs sobre nuestra presencia en Afganistán nunca he intervenido porque me creía esa patraña de la intervención humanitaria. Lo confieso, soy un pardillo. Hoy la ministra enfundada en el uniforme de Pánama Jack nos ha dicho la verdad: Estamos para controlar un espacio vital en el cruce con oriente y para poner un gobierno títere que apoye a Occidente aunque para ello tenga que seguir manteniendo a su pueblo en la mas absoluta de las miserias e ignorancia. Estamos para controlar y explotar cuantiosos recursos mineros para seguir sufragando nuestro consumo a bajo coste.

Ahora sí. Ahora, ingenuo de mi, yo también pido la retirada de las tropas de Afganistán y pido cómo no, la derrota de un gobierno mentiroso y fraudulento en las próximas elecciones. Se que con ello accederá al poder otra derecha peor, pero a estas alturas lo mínimo que puedo exigirme es coherencia entre el pensar y el actuar. Son demasiados engaños, uno detrás de otro para seguir optando por el mal menor. Me gusta luchar contra lo auténtico, contra la derecha tradicional, la de siempre, a los travestidos vergonzantes eso, que le den y si puedo contribuir a ello, pues lo haré con sumo gusto.

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