martes, 8 de junio de 2010

La solución está en el cambio del modelo y algo mas...




En la reconstrucción de la izquierda, tarea a la que en breve seremos llamados todos los que nos sentimos izquierda, no puede perderse la perspectiva de Rudolf Bahro. Rudolf fue un político y filósofo de la República Democrática de Alemania. Estudió los movimientos aperturistas en los países del bloque oriental. Él mismo fue un aperturista y publicó algunos escritos en la revista que dirigía en Berlín que le costaron primero su marginación y luego la cárcel en la RDA. Tras su liberación, pasó al Oeste y allí fue fundador de Los Verdes, con posterioridad abandonó esta formación por su pasividad en el cambio y lo que el consideraba traición a los postulados ecosocialistas. Era considerado un biocentrista en vez de un antropocentrista.

En 1982 compré la edición española de su libro “La Alternativa, crítica al socialismo realmente existente” escrito en 1977 y publicado en España por Alianza Universidad. El libro contenía una puntual descripción de los movimientos aperturistas en Checoeslovaquia, Polonia y Hungría. En el libro se expresaba el divorcio entre la nomenclatura constituida por los funcionarios del SED, los burocratas de las instituciones, empresas y sindicatos y el partido en su conjunto, y otra fractura aún mayor; La existente entre el partido y la sociedad. El ir a ninguna parte y la reproducción en los países autodenominados socialistas de los mismos esquemas de explotación, aunque con el agravante de la pérdida de las libertades burguesas, que ya existía en los países capitalistas expresaba el agotamiento del sistema. Ambos divorcios fueron un factor clave y contribuyeron con el desmoronamiento económico, moral y político de aquellos regímenes sometidos también a una presión en la carrera armamentística que no pudieron soportar al fin de la política de bloques.

Se atrevió a escribir, “Nuestro socialismo realmente existente es un orden fundamentalmente distinto al esbozado en la teoría socialista de Marx” Era algo muy claro, pero escribir eso en la Alemania de Honecker era demasiado. Fue condenado a ocho años de cárcel.

Lo que me interesa del filósofo alemán aparte de su radical y valiente coherencia a lo largo de toda su vida es el estudio sistemático de las fracturas que se producen en los partidos y las sociedades férreamente dirigidas, entre las vanguardias y las bases, entre las direcciones políticas en las instituciones y el propio electorado. Fue un disidente y siguió, para su desgracia, el camino reservado a los disidentes: El ostracismo y en un régimen como aquél la cárcel.

Es el partido leninista, su concepto, el que está en cuestión. Cuando hablamos de partido leninista todos sabemos a que nos referimos y cuales son sus características. Ahora bien, cuando yo hablo de partido leninista no hago referencia a su conciencia y discurso si no que hago una apelación directa a su modelo relacional.

La existencia de los partidos socialdemócratas, decía Bahro, estaba vinculada a una relación de lealtad crítica de ciertas capas de trabajadores, empleados e intelectuales con la burguesía y no le faltaba razón. Fue muy crítico con los partidos socialdemócratas y sindicatos, a los que consideraba una pieza fundamental del engranaje capitalista ya que ambos contribuian a mantener intacto el edificio de la burguesía y el capitalismo.

Se podría pensar que la concepción leninista del partido pasó a mejor vida o subsiste de manera residual en los partidos comunistas que por ahí puedan quedar, pero eso no es así. El modelo mas perfeccionado, acabado, de partido leninista, vuelvo a insistir que me refiero a lo formal y relacional, y en la dialéctica que se establece entre la dirección, las direcciones intermedia y las bases es el Partido Socialista Obrero Español.

En ese concepto de partido no se renuncia a la proyección de pautas culturales y costumbres al conjunto de la sociedad. Forma parte también de su proceder, para lo cual se vale de alianzas estrechas con portavoces de la cultura e intelectuales que le ayudan, a la propagación no solamente de un modo de vida si no también, una visión del mundo (Weltanschauung)

Tomemos nuevamente a Barho cuando refiriendose a la dirección del SED decía: “La sociedad ha de contar nuevamente con una dirección que no está en el aparato, que no está representada por ninguno de los miembros del politburó, que son jefes de determinadas ramas de la máquina del partido y del Estado y que están vinculados a sus intereses específicos como a su pesada inercia. Los dirigentes han de vivir en la sociedad y compartir la cotidianedad de trabajo, de manera que no puedan por menos que registrar directamente las necesidades reales y las miserias de las masas” o esta otra cita; “La oposición (al partido) surge desde un principio con la afirmación de que la oligarquía dominante del partido ha abandonado los intereses emancipatorios, de manera que estos carecen de representación política. ¡El puesto está vacante! En la medida en que el partido se pierde en el Estado, en el aparato, y comienza a confundir las tareas deja de estar incondiciones de integrar orgánicamente los diferentes intereses particulares y corporativos que existen en la sociedad y de ostentar la autoridad natural que puede desprenderse de la asunción de las necesarias funciones de dirección".


No puede expresarse de modo mas adecuado el drama de los partidos de concepción leninista; El alejamiento de las bases, de la sociedad y el ensimismamiento ideológico surgida de un núcleo reducido y la salvaguarda de los intereses individuales de los miembros de la dirección ,de su oligarquía en suma, forma parte de su razón de ser. No es el nombre, ni siquiera una acta fundacional o programa máximo la que define el carácter de un partido si no su práctica y sobre esta, no valen los subterfugios de los que se suelen acompañar.

No existe crisis de la izquierda. No existe crisis de las ideas de izquierda. Mantienen su vigor encuesta tras encuesta. La sociedad, y no solo los trabajadores, son partidarios de las sociedades justas y solidarias. La crisis de la izquierda es en última instancia, la crisis de los modelos de dirección , de los partidos en su concepción leninista, es la inutilidad de sus dirigentes y la carencia de métodos realmente democráticos en su seno.

La izquierda precisa no tanto de un hipotético aggiornamiento de las ideas en línea con las demandas de la derecha, de los socialiberales y los burócratas como de un nuevo modelo de partido, dinámico, directo, altamente representativo, innovador con limitación en los mandatos y con una radical separación del Estado o las administraciones.

Por ahí pasa el futuro de la izquierda.

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