La verdadera desesperanza no nace ante una obstinada adversidad, ni en el agotamiento de una lucha desigual. Proviene de que no se perciban mas las razones para luchar e, incluso, de que no se sepa si hay que luchar
Decía Roman Gary en L'Affaire homme "Estoy en contra a priori de todos los creen tener razón de forma absoluta, (...) Estoy en contra de todos los sistemas políticos que creen poseer el monopolio de la verdad. Estoy en contra de todos los monopolios ideológicos, (...) Abomino de todas las verdades absolutas y de sus aplicaciones universales. Tomemos una verdad, alcémosla con prudencia a la altura del ser humano, veamos a quién golpea, a quién mata, que ahorra, que rechaza, olfateémosla durante un tiempo, veamos si no huele a cadáver, saboreémosla reteniéndola un buen rato sobre la lengua, pero dispuesto siempre a escupirla de nuevo. Eso es la democracia. El derecho a escupir, (...)"
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