martes, 13 de noviembre de 2012

La huelga


Iré a la huelga aunque para mí, he de confesarlo, no supone coste alguno. Estoy jubilado y como en otras ocasiones me levantaré temprano para ir a los piquetes, allí NO me encontraré con muchos de los dirigentes de los sindicatos mayoritarios a los que conozco desde hace tiempo y a pesar de eso, iré a la huelga. Iré a la huelga por dignidad, tan solo por eso, aunque no creo en este proceso de institucionalización de huelgas generales light, totalmente inofensiva que concluye, en muchos casos, con el consabido aplauso dedicado a los que en ese día no han querido pegarnos. Iría a la huelga aunque fuera el único español que acudiera a la huelga. No precisaría mucho más, no necesitaría que fuese más gente, tengo mis razones para ir y por eso voy a una jornada de lucha (es lo que espero). Y sin embargo,  me sobraría más de uno que dice que acudirá a la huelga. Sé que hay que sumar, pero por algunas incorporaciones me siento agredido. No olvido, y no es rencor. Pertenece este pensamiento mío al orden de la busqueda de la objetividad, lo que Platón denominaba Virtud, Bien, Verdad. Para mí, no todo es relativo.  No olvido el por qué estamos como estamos y quienes manejaron por vez primera el machete para desbrozar el Estado del Bienestar en este país. Puedo elegir, y voy a elegir dónde colocarme en la manifestación vespertina.  No iré con mis compañeros del sindicato, bajo esa bandera se situaran a quienes considero impresentables que solo se acuerdan del sindicato en  tiempo de elecciones o cuando puedan utilizarlo para desgastar al adversario político.  Esta vez iré con aquellos que en múltiples plataformas laboran por cambiar realmente las cosas. Quiero dormir tranquilo por la noche y para eso necesito que mi estómago no se revuelva. Me repugna ver a algunos causantes de nuestra desgracia denunciar oportunísticamente en ese día el “actual estado de las cosas”. Iré a la huelga, en el lugar en el que no vea a los políticos que dicen que hacen huelga. Iré a la manifestación, pero procuraré ponerme lejos de ellos, bastantes malos tragos nos llevamos en el día a día para que ese día me lo amargue  quienes solo descubren la utilidad y la conveniencia de las huelgas generales cuando están en la oposición.  Pese a todo iré a la huelga, iré con ánimo de lucha, y estaré hombro con hombro con los que sufren, solo con los que sufren, todo es por ellos. Es lo que pienso, lo digo porque el silencio solo vale para que lo que no deseamos vuelva a ocurrir.

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