Iré a la huelga aunque para mí, he de confesarlo, no supone
coste alguno. Estoy jubilado y como en otras ocasiones me levantaré temprano
para ir a los piquetes, allí NO me encontraré con muchos de los dirigentes de
los sindicatos mayoritarios a los que conozco desde hace tiempo y a pesar de
eso, iré a la huelga. Iré a la huelga por dignidad, tan solo por eso, aunque no
creo en este proceso de institucionalización de huelgas generales light,
totalmente inofensiva que concluye, en muchos casos, con el consabido aplauso
dedicado a los que en ese día no han querido pegarnos. Iría a la huelga aunque
fuera el único español que acudiera a la huelga. No precisaría mucho más, no
necesitaría que fuese más gente, tengo mis razones para ir y por eso voy a una
jornada de lucha (es lo que espero). Y sin embargo, me sobraría más de uno que dice que acudirá a
la huelga. Sé que hay que sumar, pero por algunas incorporaciones me siento
agredido. No olvido, y no es rencor. Pertenece este pensamiento mío al orden de la busqueda de la objetividad,
lo que Platón denominaba Virtud, Bien, Verdad. Para mí, no todo es relativo. No olvido el por qué estamos como estamos y
quienes manejaron por vez primera el machete para desbrozar el Estado del
Bienestar en este país. Puedo elegir, y voy a elegir dónde colocarme en la
manifestación vespertina. No iré con mis compañeros del sindicato, bajo esa bandera se situaran a quienes considero impresentables que solo se acuerdan del sindicato en tiempo de elecciones o cuando puedan utilizarlo para desgastar al adversario político. Esta vez iré con aquellos que en múltiples plataformas laboran
por cambiar realmente las cosas. Quiero dormir tranquilo por la noche y para
eso necesito que mi estómago no se revuelva. Me repugna ver a algunos causantes
de nuestra desgracia denunciar oportunísticamente en ese día el “actual estado
de las cosas”. Iré a la huelga, en el lugar en el que no vea a los políticos que
dicen que hacen huelga. Iré a la manifestación, pero procuraré ponerme lejos de
ellos, bastantes malos tragos nos llevamos en el día a día para que ese día me
lo amargue quienes solo descubren la
utilidad y la conveniencia de las huelgas generales cuando están en la
oposición. Pese a todo iré a la huelga,
iré con ánimo de lucha, y estaré hombro con hombro con los que sufren, solo con
los que sufren, todo es por ellos. Es lo que pienso, lo digo porque el silencio solo vale para que lo que no deseamos vuelva a ocurrir.
martes, 13 de noviembre de 2012
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