martes, 11 de enero de 2011

Un regalo especial




Había un antiguo slogan promocionado no se por quien o quienes que decía: “practique la elegancia social del regalo”. Hace un pilón de años lo anunciaban por la televisión siempre que se acercaba cualquier fiesta consumista; Día del padre, de la madre, de los enamorados, Reyes y demás.

Con motivo de estas fiestas se programan eventos como los del amigo invisible en el que, previo acuerdo, se regalan, nos regalamos, detalles a los que de antemano se les ha puesto como tope una determinada cifra.

Habría que bucear en la historia del hombre para encontrar el origen de la costumbre social. Desconozco si en el resto del mundo animal se obsequian entre sí, eso queda para etólogos y antropólogos. Las religiones, como siempre, tienden a buscar como argumento de estas costumbres tal o cual pasaje de la vida de su fundador con el objeto de dotar de una mayor trascendencia a un acto que solo tiene como fundamento el deseo de agradar a alguien, reconocerle un determinado valor o sentir la felicidad en el simple hecho de regalar. Cuando alguien regala y lo hace de corazón siente placer en ello y por consiguiente hay un determinado retorno de esa felicidad que pretendes trasmitir.

En mi familia también tuvimos el rito del amigo invisible. Hemos participado hijos y nueras. Siete en total, que siguiendo la tradición, intercambiamos nuestros regalos en el día de Reyes. Regalos en un marco de austeridad. Aunque hasta ahora nos viene respetando esta brutal crisis económica, crucemos los dedos, no nos sentimos aludidos por esa constante llamada al consumo como la gran receta para salvar la situación económica. El miedo cuida la viña se suele decir y la prudencia o cautela ante lo que pudiera venir en el futuro tiene un efecto disuasorio sobre el gasto gratuito. Además, que quieren que les diga, seguir en la misma dinámica que todos tuvimos durante los alegres años, aunque se pueda, no deja de ser algo lesivo e hiriente para los que nada o poco tienen. Frente al lujo o el gasto ostentoso cabe el gasto responsable y productivo.


A Miguel, mi hijo menor, escolar del último curso de la ESO le tocó un chollo de amigo invisible: Su padre, o sea yo. Una bicoca porque la fortuna le asignó lo fácil, porque entre los problemas que tenemos en estas ocasiones está el de abrirse la cabeza para encontrar el tipo de regalo que pudiera gustar a una determinada persona. En este caso, mi hijo no tenía gran problema. Sabe de mis gustos y en cualquier librería, tienda de discos o casa de vinos podría encontrar algún material con el que el regalado se sintiera bien a gusto.

No obstante, tomó el camino del esfuerzo personal y eso me ha agradado. Luego he sabido que estuvo trabajando en su habitación hasta bien entrada la noche del día 5 de Enero para que el regalo estuviese listo en la comida del día siguiente.

Como cualquier padre con un hijo en edad escolar vengo a tener los mismos miedos que todos abrigamos respecto al futuro. Las interrogantes sobre el tipo de enseñanza, la calidad de la misma, la elección de centro y las posibilidades de empleo para el día de mañana son constantes. Conceptos como disciplina, esfuerzo, trabajo, calidad, cuando no excelencia, vienen a ser varitas mágicas que bien empleadas pretenden ser cauce para una vida cómoda en el futuro. Ahí caemos todos o casi todos. Un mantra, éste, que difunden muchos de los ahora establecidos y que hacemos nuestro. Una constante que, paradójicamente, un buen porcentaje no siguieron para llegar hasta donde se encuentran. Fueron el dedo, el dinero, el oportunismo o las amistades, las únicas ventanas que abrieron el futuro. A diario vemos como personas con una mas que envidiable capacitación se encuentran mano sobre mano sin un mal empleo que llevar sobre sus hombros.

Estoy contento porque mi hijo, que no conoce a Judt, pudo resolver de un modo que a mi me parece muy adecuado la papeleta del regalo. No todo vale lo que cuesta.

Recopiló mediante Itunes los temas musicales que había publicado en este blog,los grabó en dos CDs, elaboró sus carátulas y me los regaló como si fuesen las canciones de mi vida, razón no le falta, gran parte de ellas están en estos dos circulos de plástico. No escogió el camino fácil, recordó cuando en la escuela se hacían trabajos manuales en fechas previas al Día del Padre, y recorrió todos los posts, mas de trescientos, buscando a todos aquellos que incorporaban un vídeo musical.

En una sociedad marcada por el atajo, el camino fácil y el tirar de la cartera, un regalo como este tiene un valor especial, sobre todo porque no es lo usual en los chicos que están en esa edad tan difícil de los quince o dieciséis años. Es especial también por su contenido y por el método elegido.

Sé que aún le falta tiempo para que algunos de los asuntos que su padre trata en este blog acaben interesándole. Sin embargo, espero que al igual que lo hacen sus dos hermanos mayores el día de mañana, si sigo publicando, se acerque de vez en cuando y lo lea. Escribimos para nosotros y para los demás. Aquí dispondrá de un fiel testimonio del sentir de su padre sobre algunas cuestiones.

Los chicos te suelen dejar estas alegrías. Soy una persona afortunada, de mis tres hijos tan solo he recibido alegrías y eso, es lo máximo a lo que puede aspirar un padre.

4 comentarios:

  1. Teiens razón. Eres muy afortunado. Enhorabuena.
    Un beso

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  2. Seguro que tus Hijos , son muy afortunados, estoy completamente seguro.
    Salud para todos vosotros , hijos y padres.

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  3. Miguel, no temas por el futuro que tendrá tu hijo porque entre todos los que estamos trabajando porque las cosas mejoren –tú, entre otros- y porque los intereses que primen en la gestión pública, sean los generales, así como que los imperios económicos transnacionales cedan parte de su poder, algo conseguiremos.

    Saludos

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  4. Carmen, Navetu, Felix,

    Gracias por vuestros comentarios. De vez en cuando preciso salir de lo estrictamente político y expresar sentimientos.

    saludos,

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