lunes, 14 de septiembre de 2009

Obama vs. Zapatero (1)




Bajo el influjo aún, del vigoroso discurso de Obama ante las dos cámaras de Estados Unidos, es difícil el que me pueda sustraer a una comparación con lo que Rodríguez Zapatero hizo en el debate sobre política económica en el Congreso de los Diputados. Ambos discursos fueron casi simultáneos en el tiempo, por lo que la relación entre ambos no hay que buscarla, se encuentra.

Vuelvo a insistir en lo que he comentado en varias de mis entradas siempre que dedico una reflexión a la política de los Estados Unidos. Si desde una perspectiva de izquierda examinamos lo que allí ocurre, encontraremos muchas carencias. No cabe, desde luego, definir a Obama como un político de izquierda a la usanza europea.


Sin embargo, no se puede menospreciar el cambio que supone en la política estadounidense. Ser de izquierda, entre otras cosas, significa cambiar determinado rumbo hacia horizontes de mas libertad, más justicia y más igualdad. La profundidad de esos cambios puede llegar a concretar el ser más o menos de izquierda.

El discurso de Obama nos deja por lo tanto la firme determinación de un estadista en una aspiración concreta: Extender la cobertura sanitaria al conjunto de la población con los límites que la realidad política americana y la correlación de fuerzas puede, en cada momento, permitir.

No me quedo en el contenido en este caso. Quiero, en cambio, referirme en la entrada en la actitud, si se quiere, a la puesta en escena, aspecto este capital para un político en democracia.

Obama no habló para las dos cámaras allí reunidas. Obama habló directamente con el pueblo. Convencer a los congresistas y senadores no precisa de discursos en el Capitolio si no de complicados ejercicios negociadores.

El discurso de Obama es el discurso de un líder, de un estadista y por eso, entronca con esos gobernantes, de izquierda o de derecha, que han sabido mover a sus pueblos en la última mitad del pasado siglo. Me refiero a Churchill, De Gaulle, Adenauer, Brandt, Kennedy, Felipe etc.

El presidente americano habla al pueblo, tratando de contagiarle en una idea, en un entusiasmo por una labor que no entiende cómo propia, sino colectiva. Llama a sus conciudadanos en una dirección, utilizando el lenguaje que entienden, salpicando su discurso de ejemplos concretos, de situaciones vividas por compatriotas y llegado el caso, que llegó, llamando a las cosas por su nombre, no solo a los obstruccionistas republicanos sino a la práctica abusiva de las compañías aseguradoras. No tuvo, en definitiva, la necesidad de ser políticamente correcto. Un modo de hablar claro, llamando a las cosas por su nombre en un momento en el que las medias verdades no son siempre deseables.

Este mundo anda huérfanos de líderes, de “corazones ardientes” decía Camus, de personas que llamen a una ilusión colectiva y que a su vez, sepan hacerlo.

Un día antes o después, no lo se exactamente, Zapatero compareció en el Con
greso. El discurso de Zapatero tuvo el valor de ser mas claro que en ocasiones anteriores. Defendió la necesidad de combatir el déficit público mediante el incremento de la recaudación, aunque contradijo posiciones anteriores en el fondo, su discurso fue algo más elaborado. Ciertamente no definió de modo exacto de donde sacaría los casi 20.000 millones de euros precisos para el año 2010. Factor este que definirá la profundidad de su política de izquierda. Hay una especial prevención en modular bien este incremento impositivo; No se puede gravar en exceso a la economía productiva porque se encuentra en una situación delicada. El gravamen excesivo sobre las empresas se traduciría en un mayor reajuste en el empleo, la subida desmesurada de los impuestos indirectos conllevaría un freno en el consumo y posiblemente en un futuro muy cercano, al aumento de la inflación con sus clásicas repercusiones en el coste del dinero, hipotecas y poder adquisitivo. El incremento del impuesto sobre las rentas del capital, si no se aborda los impuestos sobre las SICAV y las grandes fortunas, resolvería muy poco dada la escasa entidad de lo recaudado en este apartado

Continua en (2)

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