martes, 3 de marzo de 2009

GALICIA: El regreso a las cavernas





Se celebraron las elecciones autonómicas de Galicia con el resultado que ya todos conocemos. La izquierda ha perdido el gobierno de Galicia.

Como siempre tras una derrota los análisis de los que han perdido no tratan tanto de encontrar el porqué si no a quién atribuir la derrota. La derrota siempre se singulariza al igual que la victoria.

Es precisamente la necesidad de atribuir la victoria a una singularidad, al cabeza, al líder, al que gana, la que arrastra también en el caso de la derrota a una singularización. Es necesario encontrar un culpable alguien sobre el que proyectar la culpa. “… si hubiera hecho bien las cosas ”.;"




En estas ocasiones es cuando resplandece el cinismo mas acerado, el mas desprovisto del espíritu de solidaridad y de la autocrítica grupal que debiera de acompañarnos, sobre todo a los que nos consideramos izquierda.

A esta percepción de personalización de la derrota nos ha arrastrado la destrucción de la política como quehacer intelectual colectivo. A ello no es ajeno la corriente generada en los años ochenta en relación con el líder de la izquierda, cercana en muchos ámbitos al culto de personalidad, circunstancias que esperemos no se reproduzca con el actual líder aunque intentos por parte de la corte de aduladores “haílos”. Esperemos que el líder no se encuentre a gusto en ese papel. Ni tanto ni tan calvo.

Pérez Touriño no es culpable, al menos no solo lo es él. A la derrota han contribuido varias cuestiones; los males de la coalición con un partido más preocupado de la política pacata como la de todos los nacionalistas que el de hacer cosas que realmente interesa a la ciudadanía, patético el intento del BNG de poner un huso horario portugués, los excesos en lo superficial, el bajo perfil político del gobierno y no solo de su líder, las campañas desatadas por la derecha a través de su medios de comunicación y por último, quizá lo más importante, la capacidad de la propia derecha para autoregenerarse tras la pérdida de unas elecciones.

Pero la realidad es que la cabeza de Pérez Touriño como la de un San Juan cualquiera ha sido colocada en la bandeja y ofrecida para exculpar los males de, no solo un partido ,el Partido de los Socialistas Gallegos sino también del propio PSOE y por extensión del gobierno de la nación. Zapatero dixit: “Votar por Touriño es votar por mi”. El mea culpa ha de ser entonado por el PSOE en su conjunto, en la medida que a mí me toca lo entono, pero no por eso pienso dimitir de mi responsabilidad de militante de base.

¿Ha perdido las elecciones la izquierda o la ha ganado la derecha? Esa es la cuestión a resolver. Lejos de las alambicadas formulas de los sociólogos electorales y de la suma de restos y variaciones en el electorado habría que pararse en algunas cuestiones:

Primera cuestión: En un entorno de crisis como en el que nos encontramos el malestar reinante se proyecta sobre quien gobierna. El PSOE gobierna en España y en Galicia. Entra dentro de lo que es normal; Es la crisis económica la que está pasando factura, la factura tiene más entidad en donde la oposición es más fuerte y ha gobernado en un pasado.

Segunda: En las ciudades y en el campo de las sociedades altamente ruralizadas como la gallega las redes familiares y clientelares juegan un papel fundamental. Su movilización de cara a las elecciones es mucho más alta en la derecha que en la izquierda.

Tercera: Los partidos en estas sociedades rurales son valorados en cuanto que consiguen algo, son conseguidores de empleo, de subvenciones, de contratos, su afiliado e incluso su votante se encuentra a gusto en ese papel. ¿Porqué los casos de corrupción en la derecha no tiene el coste electoral que tiene para la izquierda en situaciones similares?

Cuarta: No es desdeñable el papel de la iglesia y su poder de “convicción”.
Son muchos entornos o comunidades autónomas en los que la izquierda no consigue ganar; Castilla y León, Murcia, País Valenciano, País Vasco, Rioja, Galicia. Si, Galicia también, ya que el corto período de gobierno de la coalición socialista-nacionalista no interrumpe una tendencia.

¿Son las propuestas de la izquierda las que no valen?, ¿Valen las de la derecha?
Los gallegos vuelven a la caverna y no precisamente a la caverna platónica aunque algo de eso hay, las ideas intangibles; órden, el pulpo, la gaita, la muñeira, el bosque de las ánimas, del culto a las sombras, … el culto al Citroën.

No, no es cuestión de políticas es simplemente cuestión de método. Unos partidos; los de izquierda, incluida la izquierda nacionalista, que no amplían su red social, que no motivan, que no se extienden, que no dan cabida en las decisiones y en la gestión a tantas y tantas gentes de izquierda como hay en Galicia todo esto lo que acaba generando es desencanto y desmovilización.

Como tantas veces es en el debate orgánico y en la ampliación de las libertades y responsabilidades en cuanto a la toma de decisiones políticas donde se encuentra la solución para la izquierda. La derecha tiene sus redes familiares, clientelares y parroquiales para la conquista del poder. La izquierda solo tiene la capacidad de movilización en el aumento de la corresponsabilidad y el marco de las decisiones y esto solo se logra acabando con un modelo que conduce inevitablemente a la cooptación y por lo tanto a la marginación de afiliados y simpatizantes en la toma de decisiones. El imperante en todos los partidos de la izquierda.

Los gallegos vuelven a las cavernas, la culpa no es de ellos, la derecha tampoco ha ganado la elección. Es la izquierda la que la ha perdido. La izquierda, no Touriño.

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