miércoles, 4 de mayo de 2011

Algo mas que fútbol





Que si he visto el cuarto partido del siglo, pues claro que sí, por supuesto que lo he visto. Es difícil sustraerse a ese evento por mucho que uno quiera. No hay campana que aísle de ese acontecimiento.

Quiero dejar de ser español ¿Alguien me puede ayudar?. Cuando digo que quiero dejar de ser español lo digo en serio, y lo digo de tal modo que sea omnicomprensivo. No quiero dejar de ser español para ser catalán, andaluz, vasco, gallego, castellano, de la Bureba o de Riogordo de Abajo. Que quiere que les diga, para mí todos los naturales de esos territorios que he mencionado antes son también españoles o al menos, son históricamente y administrativamente españoles. Otra cosa es las legítima aspiracion que cada cual tenga de montar su propio chiringuito.

Para mi este pueblo y sus diversos territorios viven en una permanente guerra civil desde tiempo inmemoriales. Unas veces ha sido cruenta, incivil y brutal. En otras, la confrontación se han revestido de duelos florales, envites deportivos , pugnas gastronómicas o bailes regionales.

Lo digo como lo siento, puede que esté equivocado, en algunos campos de fútbol y desgraciadamente creo que eso es un sentimiento creciente se dirime algo más que una simple contienda deportiva, sobre todo en algunos encuentros. El de ayer fue una muestra más.

En ese ámbito florece la sinrazón, el fanatismo y las vendettas. Políticos a los que importa un comino el deporte ofician en los palcos de representantes de los correspondientes bandos contendientes. Luego está la masa, que solo ven ahí un duelo deportivo cuando lo que se está sustanciando es otra cosa; La construcción de una ideología, siempre la misma, el nacionalismo sea el español unitario monolítico o los nacionalismos periféricos.

Unos ven a sus equipos como auténtico baluartes de su identidad nacional, heredero de las virtudes patria. Otros, lo ven como la expresión más pura de una ansiada soberanía.

Me van a decir que eso no es exactamente así y argumentaran la cantidad de seguidores que se tienen en otros lugares de la piel de toro. A estos les contesto no lo de “fútbol es fútbol” sino que “masa es masa”.

Las dos veces que he ido al Bernabeu he visto en la grada manifestaciones, gritos y gestos que me pusieron los pelos de punta. En otras ocasiones, esta vez por la televisión y por esos campos de Dios, Camp Nou incluido, he visto no uno, sino dos, doscientos o decenas de miles de personas gritando contra lo que era más que evidente y haciendo de todo aquello en algunos casos un auténtico día de la patria chica o grande.

No solo es el fútbol. Como pueblo estamos muy tocado y lo estamos en cantidad de aspectos; La educación, lo que antes se llamaba urbanidad y buenos modales, la solidaridad, la carencia de objetivos que vayan más allá de lo inmediato, la falta de escrúpulos y de honestidad de muchos de nuestros políticos en todas las derechas e izquierdas habidas y por haber. Tengo los suficientes años como para haber sentido la experiencia de que tras las grandes ideas la mayoría de las veces solo hay ambiciones muy particulares. Estamos hecho unos zorros mientras millones de familias de este país solo piensan en una cosa, como llegar a fin de mes y hacer frente al pago de la hipoteca.

Vuelvo al principio. En su día, creo que lo he contado alguna vez, abrigaba la esperanza de que en la Constitución Europea que se estaba fraguando hubiera un artículillo que diera la posibilidad de ser ciudadano europeo, solamente eso, porque sería algo a lo que me habría apuntado sin dudarlo, hastiado como estoy de tanto nacionalismo español y periférico como el que habita por estos lares.

Los cuatro partidos del siglo a los que hemos asistido directa o indirectamente ha sido para mí la expresión más clara de cuanto digo.

Algunos consejeros, eruditos y psicólogos vienen formulando teorías de recomposición del “espíritu nacional” que llevó a triunfar a los futbolistas que fueron campeones de Europa y del mundo. Ellos fueron los campeones, no los cuarenta y tres millones de habitantes que tienen un carnet de identidad en el que se pone una misma nacionalidad.

A lo dicho, si alguien conoce alguna isla nórdica o del Canal que conceda su nacionalidad a un módico precio que me lo diga. Si saben de la existencia de algún país civilizado, moderno, preferentemente europeo, que tengan las cosas lo suficientemente claras y conceda su nacionalidad, díganmelo. Me cansa y aburre este país y gran parte de sus gentes.

Me cansa el fútbol de vendetta y sus tan poco deportivas ajustes de cuentas. Estoy hasta la coronilla de los políticos oficiales y de los aspirantes a políticos de este país. Me aterra y me llena de inseguridad las decisiones judiciales a las que venimos asistiendo en tantos y tantos casos en lo relacionado con la política, la última decisión del Supremo ha sido de órdago. Me sobrecoge una derecha que corre desbocada hacia el fascismo. Me entristece, como ustedes bien saben, nuestra izquierda. Me apena el escurrir el bulto que tanto vemos en la economía, las empresa , el arte y la sociedad civil.

Háganme el favor. Ni en Google ni en la Wikipedia he podido encontrar una solución rápida y barata. Sean buenos, apórtenme algo, estoy harto del nacionalismo, del ciego partidismo y de la falta de expectativas de este pueblo.

5 comentarios:

  1. Estamos en campaña electoral casi perpetua, ¿te vale?

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  2. El fúrbol es una religión y yo —esa religión— no la practico.
    Pero además de lo ademases, estoy en total acuerdo contigo, Miguel.
    Salút,

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  3. A mi me entristece que unos y otros se vean tan atados a las políticas que les marca Europa. ¿Es cosa mía o me da la sensación de que ambos partidos mayoritarios van ha hacer una campaña electoral que gire exclusivamente en la corrupción de unos y el derroche de otros por la sencilla razón de que no pueden prometer nada?
    Un saludo.

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  4. La gloria está cubierta de lágrimas, las lágrimas están cubiertas de sangre, y nuestra sangre no vale nada. Seguimos en el más absoluto feudalismo

    Pan (escaso) y circo (fútbol).

    Nadie nos salvará de la hecatombe politica a menos que despertemos todos al unísono

    Por cierto ¿qué hay del dogma de partido? Como todo acaba yéndose por el retrete.

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  5. Muy buena entrada. Te felicito y, si no has leido el artículo de hoy de Javier Marias, en El Pais, te lo recomiendo.
    Te seguiré leyendo.
    Un saludo

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