martes, 16 de noviembre de 2010

El precio de la dignidad



El Khamsim es como se conoce al sirocco en Egipto. Es un viento cálido del Suroeste que se caracteriza por surgir de modo espontáneo, sin previo aviso, y con rotundidad.

El día se presenta bien, abren los mercados y en los índices es el color verde el que predomina. De pronto, ¡zas! como si fuera el khamsim una suma de teclas pulsadas en distintos centros origina algo parecido a la hecatombre. Despiertan a uno, al que le toque en ese momento. Es un ministro de finanzas, cualquiera de esa pandilla de PIGS al que le dicen que hay un problema, que mientras dormía, en el otro lado del mundo, unos especuladores están tirando la economía de su país a la basura. La feria va por barrios. Cuando hay crisis no hay inversores hay, simplemente, especuladores.

Ese movimiento, impredecible del todo, no arrastra a un solo país, sino que actúa en cadena y afecta, siempre, a los cuatros malditos. Según la denominación que hizo famosa un columnista de The Economist son los cerdos del sur. Son Portugal, Irlanda, Grecia y España (PIGS).

Cada uno a su tiempo fue despertado o sacudido en plena nocturnidad. En un día de Mayo mientras Zapatero rememoraba el discurso que había pronunciado en un acto horas antes, y sentía aún en su interior las vibraciones y el eco del “no nos moveran” gritado a coro por los fieles, sonó el teléfono. Al otro lado del hilo era el amigo francés y el americano los que le recordaron que no podía aguantar más, que no se resistiese, que era del todo necesario que de una vez tomara medidas. De la alemana, no tan amiga, puesto que no le llamó, le dijeron que los gritos y maldiciones que profería desde Berlin llegaban hasta la verja de La Moncloa. Nada mas se supo de aquél español que ufano recorría seminarios y encuentros económicos dos años antes tan solo. Nada de aquél que levantaba el dedo festejando la pronta llegada de un nuevo rico al club de los Siete, ahora hay alguien que se le parece pero dice todo lo contrario a lo que antes decía.

No hubo más, se recibió aquella papeleta en la que se nos decía las medidas que el Soberano Reyno de España tendría que tomar si no quería verse precipitado a pagar más por el dinero que había pedido prestado o si pretendía acceder al crédito necesario para poder seguir tirando.

La tierra tiembla de nuevo, ahora lo hace en el norte, en Irlanda. Es el mismo país que en su día hizo lo que los avariciosos y depredadores suelen llamar “deberes”, la que abordó un plan de saneamiento y control de su déficit, que recordemos, fue generado única y exclusivamente por el apoyo que el Estado de Irlanda había brindado al sistema financiero irlandés. Ese mismo país que ha disminuido salarios, pensiones y ha mandado a gran cantidad de trabajadores al paro.

Irlanda fue llamada en su día el tigre celta por el crecimiento de su PIB. Irlanda cayó en la trampa fácil, la de la burbuja del mercado inmobiliario y para ello, al igual que España, pidió dinero sin límite a los bancos internacionales. Ahora, se ve obligada a pagar las imprudencias de aquellos gobernantes que eligieron el camino más cómodo.

Irlanda ha sido llamada al orden. Lisa y llanamente se la obliga a que pida al fondo de recuperación creado por la Unión Europea. El gobierno irlandés se encuentra en una encrucijada; Ceder su soberanía como estado en favor del ECOFIN algo intolerable para el pueblo irlandés o rebajar, aún más, su déficit y buscar dinero a mas alto interés. Irlanda se resiste. El ministro de finanzas ha manifestado que ellos pueden resolver la situación por si solos. No están dispuestos a ceder una soberanía por la que han luchado durante siglos. ¿Qué haría España en un caso similar? Aquí amigos, se entregaría, por entregar, hasta el acta fundacional de la nación española si la cuestión lo requiriese.

A estas horas, los guardianes del euro y los representantes del capital, pongan ustedes en fila al conjunto de ministros, burócratas y reguladores que sirven al dinero, amenazan con el peor de los males a los irlandeses. A este país, según dicen los entendidos, le beneficia que Irlanda baje las orejas y meta el rabo entre las piernas, de ese modo nos veremos libres de los chacales y pagaremos menos intereses por la deuda. Sinceramente no me lo creo, eso es pan para hoy y hambre para mañana. A nosotros, por mucho lastre griego, irlandés y portugués que lancemos por la borda nos acabaran apretando las tuercas también. La sociedad estamental tenía su razón de ser en la negación de la movilidad social. El lugar de los cerdos ya se sabe donde está, el designio del capital es ese, los cerdos deben de permanecer ahí, en los chiqueros, ese es el lugar que nos han reservado.

1 comentario:

  1. Quien no se consuela es porque no quiere pero esperar que los lobos se coman al otro para que me dejen en paz a mi es aplicar el principio de subsistencia puro y duro.

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