Marcelino Camacho ha fallecido esta pasada noche en Madrid a la edad de noventa y dos años. Esta es la cabecera que durante toda la noche ha venido ofreciendo los boletines de radio.
Camacho ha sido un sindicalista de los que ya no existen. El tiempo obra esos milagros, nos ofrecen de vez en cuando a un Camacho, un Mandela, un Bové, un Lula para recordarnos lo que podemos llegar a ser si somos fieles a las ideas.
Representante de los que nada tenían y de los que en cada huelga y en cada lucha se jugaban el puesto de trabajo, la libertad e incluso, su vida. Esta noche he escuchado un extracto suyo en el que nos decía lo que pensaba sobre el nacimiento de Las Comisiones Obreras. Comentaba que eso surgía así, llegaba un momento en que por las condiciones objetivas se creaba una dinámica, en ese caso de lucha, debido a la opresión. Impecable dentro de la teoría marxista. Pero no solamente era eso. Eso no hubiera podido ser así si no hubiesen existido hombres y mujeres como él. Han sido seres excepcionales forjados en el trabajo, la lucha y el sufrimiento los que posibilitaron una España mejor que la que teníamos.
Entre 1966 y 1977 fueron las luchas obreras las que empezaron a abrir las grietas en el muro del franquismo. La lucha por mejores condiciones de trabajo y por la libertad sindical servían de ariete para las conquistas democráticas. Pamplona, Granada, Ferrol, Madrid, Barcelona y Vitoria, entre otras, fueron ciudades en las que cayeron asesinados obreros en jornadas de huelgas y manifestaciones. Los que vivimos aquellas luchas no podremos olvidar esos momentos y tampoco podemos evitar sentir la tremenda frustración que nos produce el momento actual.
Camacho no solo fue el héroe de aquella época, seguramente muy a su pesar, sino que la historia le juzgará como una persona sencilla, muy modesta, a la que la vida posterior de líder sindical para nada cambio. Firme en sus convicciones e irreductible en llamar a las cosas por su nombre cuando en el altar de la modernidad se inmolaron determinados valores que nunca debieron de ser sacrificados. Por eso, junto a tantos otros seres anónimos que lucharon y luchan, rindámosle el tributo que es, como él hubiese querido, el homenaje a todos los que sufren.
Les dejo con el homenaje de Víctor Manuel al obrero, maestro y hombre que fue Marcelino Camacho.
Entre 1966 y 1977 fueron las luchas obreras las que empezaron a abrir las grietas en el muro del franquismo. La lucha por mejores condiciones de trabajo y por la libertad sindical servían de ariete para las conquistas democráticas. Pamplona, Granada, Ferrol, Madrid, Barcelona y Vitoria, entre otras, fueron ciudades en las que cayeron asesinados obreros en jornadas de huelgas y manifestaciones. Los que vivimos aquellas luchas no podremos olvidar esos momentos y tampoco podemos evitar sentir la tremenda frustración que nos produce el momento actual.
Camacho no solo fue el héroe de aquella época, seguramente muy a su pesar, sino que la historia le juzgará como una persona sencilla, muy modesta, a la que la vida posterior de líder sindical para nada cambio. Firme en sus convicciones e irreductible en llamar a las cosas por su nombre cuando en el altar de la modernidad se inmolaron determinados valores que nunca debieron de ser sacrificados. Por eso, junto a tantos otros seres anónimos que lucharon y luchan, rindámosle el tributo que es, como él hubiese querido, el homenaje a todos los que sufren.
Les dejo con el homenaje de Víctor Manuel al obrero, maestro y hombre que fue Marcelino Camacho.
Hoy nos quedamos un poco más huérfanos
ResponderEliminarSaludos
He utilizado tu post en mi blog para rendirle homenaje a Marcelino Camacho, pues lo describes de una forma perfecta. Una gran pérdida. Recibe un muy fuerte abrazote amigo.
ResponderEliminarHola amig@s:
ResponderEliminarHay una frase, una idea de Marcelino Camacho, en esta reflexión de Miguel Álvarez que me encanta, es la siguiente.-
Llega un momento en que por las condiciones objetivas se crea una dinámica, en ese caso de lucha, debido a la opresión.
Marcelino no nos ha dejado en cualquier momento, Marcelino nos ha dejado en un momento de un nuevo emerger de las luchas; ha visto con sus ojos este nacimiento y, por ello ha decidido que ya podía irse tranquilo.
Son tiempos de renacimiento, de cooperación política; son tiempos que nuevos Marcelinos Camachos.
Un abrazote a tod@s.
Ejemplo de persona con una ideología como guía de su vida que ha sido consecuente con ella hasta el final.
ResponderEliminarHombre, honrado , luchador y un poco traidor. Pactos de la moncloa y padre de la transición, anticuado marxistón sus mismos hijos , no los de sangre si no del sindicalismo cipayo lo echaron , lo alabó del rey abajo todos, mala señal para revolucionarios de acero mortal , en fin descanse en paz, y ratones de ccoo e iu no escondeos mas, en un digno de lastima mito carnal
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