miércoles, 11 de agosto de 2010

Sobre sentimientos, solo sentimientos




Acabouse se dice en gallego. Las vacaciones se terminaron y la vuelta a la rutina, a pesar de la resistencia que todos ofrecemos a ese cambio, es inevitable.

Mis vacaciones, por el lugar al que voy, son siempre un reencuentro. El mismo lugar desde hace un pilón de años, el mismo establecimiento hotelero y casi siempre, el mismo apartamento. No son vacaciones de conocer sitios nuevos eso lo dejo para otras épocas del año lo son, en cambio, para transitar por lo ya conocido y consigo cada año descubrir algo nuevo.

En 2004, fue el año de Baelo Claudia. Por aquél entonces leí todo lo que en mi mano cayó sobre la historia y los hallazgos arqueológicos de esa ciudad romana de la costa de Cádiz. Todos los veranos acudo para ver los progresos en las excavaciones. Este año hemos podido observar que se han abiertos cien metros más de la calle principal de Baelo, el Decumanus Máximus hacia la puerta de entrada del sur o Carteia.

En el 2005 fue el bicentenario de la Batalla de Trafalgar librada entre una conjunción franco española al mando de Villeneuve y la inglesa mandada por Horacio Nelson. Se desarrolló a escasas millas de la costa comprendida entre la desembocadura del Salado en Conil y el tómbolo de Trafalgar. Las playas de El Palmar y Zahora hasta Punta Camarinal fueron recorridas y allí, en esta punta, sobre la edificación de la batería de costa restaurada para el turismo, traté de localizar como un aficionado, consultando mapas, donde podría estar hundido el Santísima Trinidad. El navío más grande de la época hundido cuando rotas las amarras de sus captores ingleses que le llevaban hacia Gibraltar, se precipitó hacia la profundidad. Ultimamente se ha comentado en los medios que un buque oceanográfico de la Marina Española, el Malaespina localizó sus restos en aguas del Estrecho frente a las costas de Barbate. De ser cierta esta noticia, no se sabrá el lugar exacto, sabido es el celo que sobre estas cuestiones tiene la marina de guerra española. Mis lecturas preferidas de aquel verano fueron el Trafalgar de Corral, Galdós y la Historia de las batallas navales de Brossard. Un lugar señalado del salón de mi casa está esperando una reproducción del San Juan Nepomuceno navío mandado por Cosme de Churruca en esa batalla.

Este año por la proximidad con el bicentenario del sitio de Cádiz la Batalla de Chiclana, llamada también la Batalla del Cerro del Puerco y la Batalla de La Barrosa por los ingleses, ha llamado mi atención. Mis lecturas y visitas han tenido que ver con estos acontecimientos; Museo de Chiclana. Las torres; Bermeja, El Cerro y la del Puerco. Los fuertes y baterías; Suazo, La batería, Urrutia. Los lugares; Facinas, Medina Sidonia, El Caño de Sancti Petri y la Isla de Sancti Petri. Las lecturas, El Cádiz de las Cortes de Solís, las memorias de White y las de Alcalá Galiano. En realidad no se sabe bien quien ganó esa batalla ya que su objetivo esencial no fue logrado: El levantamiento del sitio de Cádiz no se cumplió, entre otras cosas, porque el general La Peña se escapó, casi sin combatir, dejando al general Graham (inglés) y a Lardizabal arreglar el asunto. En 1810 España tenía diez millones de habitantes, la nobleza casi cuatrocientos mil. Ocupaban la milicia y la administración y accedían al generalato y oficialidad por cuna. Solís, en su libro El Cádiz de las Cortes relata de modo muy adecuado las clases sociales de la época. No estamos ahora tan alejados de aquellos tiempos, véase como se recluta en la actualidad a los miembros de la clase política que luego se presentará a los ciudadanos, en realidad viene a ocupar el mismo lugar que la nobleza de antaño. A Graham la Regencia le quiso premiar con un título nobiliario que llevaba como apellido el de Cerro del Puerco. El inglés, con buen criterio, declinó el ofrecimiento. No era cuestión de presentarse ante su rey como Duque del Cerro del Puerco. Mil ingleses murieron, como murieron otros cuatro mil en Arapiles. Nuestros generales fueron muy hábiles en la segunda mitad de aquella guerra para ahorrarnos bajas.

La Isla, El Caño y el poblado de Sancti Petri. Lugares todos ellos ligados a sentimientos profundos. Mi familia procede de Isla Cristina, Sanlúcar de Barrameda y Barbate, yo mismo nací, aunque en otro continente, a unos noventa kilómetros en línea recta de esa costa. Desde 1940 a 1944 la familia de mi padre vivió en una casa en el poblado de Sancti Petri, casa que tuve la oportunidad de conocer antes de que fuera derribado todo ese pueblo almadrabero. Lamentable decisión, dada la significación histórica para toda esa zona debería de haberse optado por su rehabilitación. Ese caño fue cruzado, según me decía mi padre, muchas noches con destino al cuartel de la Infantería de Marina de San Fernando en 1940.

Cada año hay una nueva oportunidad para que lo de siempre, lo viejo, se nos aparezca como nuevo, solo es cuestión de atender a lo que pasó por allí hace un pilón de años. Les dejo algunas fotos, atiendan a su alma y por favor, pasen por alto la competencia del fotografo porque es un simple aficionado.



1 comentario:

  1. Un saludo amigo, yo hoy comienzo el resto del mes de agosto, después de mi visita a la playa.

    estoy releyendo todo lo que tenia aplazado por aquí.

    Abrazos.

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