Su figura era habitual de los telediarios y el Informe Semanal. Tras aquellas gafas y un chaleco de campaña se le veía ir de aquí para allá por esos países de Dios. Su empresa, TVE, le enviaba siempre a los lugares en los que se olía a pólvora, chamusquina y sangre o donde estaban a punto de caramelo para esa situación. Él, junto a otros como González Green, Romero y antes, de La Cuadra Salcedo, alguno se me olvidará, eran nuestros ojos en aquellos conflictos y guerras de los setenta, ochenta e incluso de los noventa. Luego salió por una puerta, casi falsa, tras la denuncia que hizo del modo de proceder de la empresa con los reporteros en territorios de guerra y la acusación de ésta hacia él de desconsideración hacia un compañero y de falta de lealtad por el quítame de allá unos justificantes de facturas. Lo clásico. En Territorio Comanche quedó puntualmente descrito el desencuentro. La cuestión quedó zanjada con una carta de dimisión y el abandono de TVE, repartida por mesas y tablones de anuncio con un mas que gráfico: «Que os den morcilla, Ramón (Colom). A ti, y a Jordi García Candau»
Quedo atrás un largo periplo por zonas de combate de África, Asia y Europa, meses sin saber de él, perdido entre la guerrilla eritrea y aislado en zonas y situaciones en las que tuvo que combatir con las armas en sus manos para poder salvar la vida.
Todas estas vivencias, marcaron sin duda su carácter. Arturo Pérez Reverte es, para mí una persona inclasificable desde el punto de vista ideológico. A poco que se investigue un poco y ante la falta de estudios que intenten averiguar lo que el no quiere manifestar, cualquier integrante de un movimiento ideológico, sea de derecha o de izquierda, tendría suficientes razones para odiarlo por lo que dice y escribe.
Se ha dicho de todo; Pérez Reverte es fascista, es anarquista, es un liberal, es un quevediano etc. Amigo de Saramago y Marías es, sin embargo, una persona a la que resulta difícil de encajar en algunos de los arquetipos al uso. Pocos escritores españoles pueden haber que se hayan manifestado con la crudeza que el lo ha hecho en relación con nuestra historia y sus protagonistas, desde los Reyes Católicos hasta aquí. Su amargura por lo acontecido a este pueblo durante siglos, y que atribuye a la influencia de la Iglesia, a la monarquía, los poderosos, políticos y chupatintas (sic) es una constante cada vez que se accede a su novelística o se leen sus artículos. Forma parte de esa presencia desde Quevedo pasando por Espronceda, Larra y el mismo. Sí, las moscas cojoneras de los literatos españoles encargados de repartir estopa a diestra y siniestra.
No quiero justificar y buscar coartadas ideológicas que puedan salvar mi pellejo por ser un admirador de su obra y de algunas, solo algunas, manifestaciones con las que suele juzgar, severamente, a la clase política española, la debilidad del estado y la ñoñería en la que habitualmente se mueve nuestra sociedad. Las cosas son así y punto.
Siempre en Diciembre y en fechas previas a la Navidad, solemos acercarnos a Madrid y después de comer vamos a tomar un café y una porción de tarta. Allí entre las estufas, en la terraza del Café de Oriente en Madrid hace un año mi chico abandonó la mesa para ir al baño y entró en el café. Sabedor de mi admiración por el escritor vino de prisa y me comentó que el académico estaba allí, dentro, en animada tertulia. Mi primer impulso fue el de levantarme e ir a saludarle. Luego, pensé que debería ser algo más lógico y que lo que posiblemente podría pasar es que el admirado me despachara de modo displicente con cualquier socarronería o con una frase cortante. Algo que suele ser habitual según manifiestan algunos.
Pasé del gesto y me quede allí sentado. Al fin y al cabo, lo importante para mí de Pérez Reverte es lo que escribe, y no tanto su presencia física o su ideología, máxime cuando en su obra es el hombre el centro, y siempre en el medio de situaciones casi extremas (siempre Camús, en este caso El Extranjero).
Pérez Reverte publica nueva obra según he podido leer en el semanal de El País. Nuevamente vuelve a Cádiz con una novela, la mas voluminosa hasta ahora, sobre la Guerra de la Independencia. Que recuerde, es la tercera vez que vuelve a Cádiz, lo hizo con la Carta Esférica, con Cabo Trafalgar y ahora, con esta última, El Asedio. En ella, advierte, la ciudad no sale bien parada, no es un canto a la ciudad dice. Su trama, Una ciudad sitiada, asesinatos en serie, un corsario chiclanero, un jefe de policía torturador (el mas apreciado por él), un contrabandista, agentes secretos y el diputado Mexía Lequerica entre otros. Así, a priori, me parece que es demasiado el parecido con Patrick O´Brian y su formidable saga del capitán Jack Aubrey y la fragata Surprise (Editorial Edhasa).
De las novelas, La Carta Esférica es por la que más devoción siento, recientemente he comprado mi tercera Carta Esférica, las dos anteriores fueron prestadas, no se a quien, y no volvieron. Recorrí, suelo recorrer, los escenarios madrileños (Museo Naval) y gaditanos; El Observatorio de San Fernando, el antiguo Colegio de Guardiamarinas en Cádiz en el barrio del Pópulo donde se hallaba el antiguo Castillo de la Villa, la búsqueda del dichoso meridiano a partir del cual se debería de localizar el pecio del Dei Gloria hundido frente al Cabo de Palos en el Mediterráneo, el Hotel de Francia y París en la Plaza de San Francisco. Sentir y oler a sus protagonistas Tánger Soto, el desahuciado capitán Coy, un vaso de Bombay Azul, a palo seco, por supuesto. Palermo, Kiskoros y toda esa pléyade de habituales en las novelas de Pérez Reverte. Son los mismos, en distintas épocas y con distintos trajes. Todos ellos sufridos, escépticos, incluso cínicos. Todos ellos sabedores de que la lógica de la condición humana, a pesar de los esfuerzos realizados por nosotros y los que nos precedieron en el noble intento de crear un mundo mas justo y honesto ahí permanece, enseñando los dientes cada día.
Así lo veo yo, Pérez Reverte nos dice, una y otra vez, como somos en nuestra versión más negra. El no cambia las cosas, ni se siente llamado a cambiarlas. Es su opción. A cada cual le corresponde a la vista del cuadro que aprecia -El Pintor de Batallas, otra excelente narración- actuar en consecuencia.
Quedo atrás un largo periplo por zonas de combate de África, Asia y Europa, meses sin saber de él, perdido entre la guerrilla eritrea y aislado en zonas y situaciones en las que tuvo que combatir con las armas en sus manos para poder salvar la vida.
Todas estas vivencias, marcaron sin duda su carácter. Arturo Pérez Reverte es, para mí una persona inclasificable desde el punto de vista ideológico. A poco que se investigue un poco y ante la falta de estudios que intenten averiguar lo que el no quiere manifestar, cualquier integrante de un movimiento ideológico, sea de derecha o de izquierda, tendría suficientes razones para odiarlo por lo que dice y escribe.
Se ha dicho de todo; Pérez Reverte es fascista, es anarquista, es un liberal, es un quevediano etc. Amigo de Saramago y Marías es, sin embargo, una persona a la que resulta difícil de encajar en algunos de los arquetipos al uso. Pocos escritores españoles pueden haber que se hayan manifestado con la crudeza que el lo ha hecho en relación con nuestra historia y sus protagonistas, desde los Reyes Católicos hasta aquí. Su amargura por lo acontecido a este pueblo durante siglos, y que atribuye a la influencia de la Iglesia, a la monarquía, los poderosos, políticos y chupatintas (sic) es una constante cada vez que se accede a su novelística o se leen sus artículos. Forma parte de esa presencia desde Quevedo pasando por Espronceda, Larra y el mismo. Sí, las moscas cojoneras de los literatos españoles encargados de repartir estopa a diestra y siniestra.
No quiero justificar y buscar coartadas ideológicas que puedan salvar mi pellejo por ser un admirador de su obra y de algunas, solo algunas, manifestaciones con las que suele juzgar, severamente, a la clase política española, la debilidad del estado y la ñoñería en la que habitualmente se mueve nuestra sociedad. Las cosas son así y punto.
Siempre en Diciembre y en fechas previas a la Navidad, solemos acercarnos a Madrid y después de comer vamos a tomar un café y una porción de tarta. Allí entre las estufas, en la terraza del Café de Oriente en Madrid hace un año mi chico abandonó la mesa para ir al baño y entró en el café. Sabedor de mi admiración por el escritor vino de prisa y me comentó que el académico estaba allí, dentro, en animada tertulia. Mi primer impulso fue el de levantarme e ir a saludarle. Luego, pensé que debería ser algo más lógico y que lo que posiblemente podría pasar es que el admirado me despachara de modo displicente con cualquier socarronería o con una frase cortante. Algo que suele ser habitual según manifiestan algunos.
Pasé del gesto y me quede allí sentado. Al fin y al cabo, lo importante para mí de Pérez Reverte es lo que escribe, y no tanto su presencia física o su ideología, máxime cuando en su obra es el hombre el centro, y siempre en el medio de situaciones casi extremas (siempre Camús, en este caso El Extranjero).
Pérez Reverte publica nueva obra según he podido leer en el semanal de El País. Nuevamente vuelve a Cádiz con una novela, la mas voluminosa hasta ahora, sobre la Guerra de la Independencia. Que recuerde, es la tercera vez que vuelve a Cádiz, lo hizo con la Carta Esférica, con Cabo Trafalgar y ahora, con esta última, El Asedio. En ella, advierte, la ciudad no sale bien parada, no es un canto a la ciudad dice. Su trama, Una ciudad sitiada, asesinatos en serie, un corsario chiclanero, un jefe de policía torturador (el mas apreciado por él), un contrabandista, agentes secretos y el diputado Mexía Lequerica entre otros. Así, a priori, me parece que es demasiado el parecido con Patrick O´Brian y su formidable saga del capitán Jack Aubrey y la fragata Surprise (Editorial Edhasa).
De las novelas, La Carta Esférica es por la que más devoción siento, recientemente he comprado mi tercera Carta Esférica, las dos anteriores fueron prestadas, no se a quien, y no volvieron. Recorrí, suelo recorrer, los escenarios madrileños (Museo Naval) y gaditanos; El Observatorio de San Fernando, el antiguo Colegio de Guardiamarinas en Cádiz en el barrio del Pópulo donde se hallaba el antiguo Castillo de la Villa, la búsqueda del dichoso meridiano a partir del cual se debería de localizar el pecio del Dei Gloria hundido frente al Cabo de Palos en el Mediterráneo, el Hotel de Francia y París en la Plaza de San Francisco. Sentir y oler a sus protagonistas Tánger Soto, el desahuciado capitán Coy, un vaso de Bombay Azul, a palo seco, por supuesto. Palermo, Kiskoros y toda esa pléyade de habituales en las novelas de Pérez Reverte. Son los mismos, en distintas épocas y con distintos trajes. Todos ellos sufridos, escépticos, incluso cínicos. Todos ellos sabedores de que la lógica de la condición humana, a pesar de los esfuerzos realizados por nosotros y los que nos precedieron en el noble intento de crear un mundo mas justo y honesto ahí permanece, enseñando los dientes cada día.
Así lo veo yo, Pérez Reverte nos dice, una y otra vez, como somos en nuestra versión más negra. El no cambia las cosas, ni se siente llamado a cambiarlas. Es su opción. A cada cual le corresponde a la vista del cuadro que aprecia -El Pintor de Batallas, otra excelente narración- actuar en consecuencia.
Hola Miguel.
ResponderEliminarDices:
«Arturo Pérez Reverte es, para mí una persona inclasificable desde el punto de vista ideológico.»
Yo creo que observando la foto con la que amenizas tu artículo está claro que este tipo es un verdadero chuloputas sin putas; un graciosillo de taberna; un intelectual de salón; un egocéntrico en busca del vórtice que le conduzca al centro de la tierra... ¡¡No, no; de la tierra, no!! ¡Al centro del universo!
¿Buena pluma? Pues sí, pero no nos extrañemos; buena pluma, como la de él era la de Fernando Sánchez Dragó que a esa edad también se las daba de comunista comemundos del copón bendito y progre muy íntegro hasta dejárselo de sobra.
No nos engañemos; además de gentes de ideolgía de derechas y algunos de izquierdas, hay también gentes de ellos mismos. De su mismo estómago, de su mismo ombligo. De los de:
«¿De qué se habla que me opongo y doy aquí mismo una conferencia magistral?».
Así veo yo a estos seres.
¿He atinado? ¿Te ha dolido esta opinión? Es solamente lo que me parece a mí; no tengo el gusto de conocerle más allá del cristal gordo de la televisión.
Quizás en su propia cara no me atrevería a decir esto que opino de él, pues estoy convencido de que éste es de los que zurran de lo lindo y yo soy mu mierda pa las peleas.
Salú compañero.
Joder Jesus,
ResponderEliminarNo se a que foto te refieres la primera es una foto mía y te asuguro que ni soy Reverte, ni me veo con apariencia de leñero o chuloputas. supongo que te refieres a la segunda.
Buenlo, no estoy totalmente de acuerdo contigo. En la izquierda tambien me he topadao con intransigentes, leñeros, violentos y demás. Y además en asambleas sindicales y de partido. De todos modos prefiero a un hijodeputa que venga con el mamporro ne la mano al hijodeputa taimado que te mete la puñalada con diente de sierra haciendo tornillo por la espalda.
Jesus, las opoiniones no duelen son opiniones y los blogs estan para eso, para opinar.
Saludos,
¡¡Que bueno!!
ResponderEliminarHacía que no me reía tanto con un comentario desde que los cerdos se comieron a mi hermano mayor.
Tienes que cuidar esa imagen, Miguel. Que pareces un camorrista.
¡¡¡Ja ja ja ja!!!
Ya ves Alectoria, desde que deje de ponerme corbata y traje ocurren esas cosas, ahora parezco un matón.
ResponderEliminarY yo que pensaba que los auténticos truhanes y matones eran los que llevaban corbata.
Tu entenderas algo de eso del no ser políticamente correcto. Eso se paga o se suele pagar.
Alectoria,
ResponderEliminarSe me ha quedado en el teclado el resto de tu nombre "01"
¿Toleras que te llamen macarra en tu propio blog, aunque sea por error? valiente dialogante el Sr. Herrera, que con tanta liberalidad se expresa. Por cierto, muy bueno uno de los últimos artículos publicados por Pérez Reverte en uno de los dominicales donde escribe. Me refiero al que tiene como tema esas conferencias que organizan fraudulentamente con gente famosa que ni siquiera sabe que va a ir...
ResponderEliminarPatxi, al parecer Jesús me ha confundido con Pérez Reverte, no tiene importancia, además no lo puedo remediar, me encanta la estética macarra que al parecer tengo.
ResponderEliminarTolerante y dialogante que es uno. Ya lo dije, desde la izquierda no se suele entender que a alguien que se reclama de izquierda y yo como el que mas, le guste Pérez Reverte.
Mi izquierda , la mía propia, es eso izquierda, pero no papanata, fresa, pusilanime ni almibar. Es en cambio estatista, defiende el estado y no esta suma confederada y egoista en la que se ha transformado el estado.
Jesús sin duda me ha equivocado con Pérez Reverte, pero posiblemente no se ha equivocado con mi estética, pues bien. Cada uno es como es y no por eso voy a intentar correr a gorrazos a Jesús. Este blog no tiene censura previa y tampoco posterior. Su titular cree en la libertad de expresión y sin tapujos.
Saludos,
Yo creo que hoy en día no existe la derecha o la izquierda. Hay gente honrada y consecuente con el mismo y gente que se cambia de camisa según le conviene, sinó ahí tenemos a los politicos (todos) de hoy en día. Solo les interesa lucrarse y actuar de cara a la galería. No Jesús?
ResponderEliminar¿Impunidad para el franquismo? Es muy fácil. Lo que hay que hacer es derogar la ley de Amnistía. A ver quien corre más lejos. Veo a Santiago Carrillo en Laos.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista de una adolescente sin mas conocimiento que el dado por los libros de texto, algún profesor liberal y cierto canal televisivo teñido de rojo quiero dar mi opinión sobre este hombre.
ResponderEliminarMe encuentro haciendo un trabajo sobre una obra suya "El Húsar" para así analizar la realidad de la Guerra de la Independencia. Uno de los puntos del trabajo es "adivinar" la ideología del autor. Estoy harta de las etiquetas de izquierda y derecha, de rojo y gris. Nos condenan a lo de siempre, a elegir entre dos opciones.
El Sr. Reverte puede estar muy orgulloso de lo que es, de aborrecer esta sociedad que cada vez da mas razones para ser repugnada. Además, con su experiencia en guerras inútiles (en, guerras) tiene más que razones para pensar así.
Y si es librepensador, que se le va a hacer. No está solo en el mundo. Aunque por culpa de pensar por nosotros mismos tengamos que soportar las burradas que sueltan por la boca los políticos sin poder estar de acuerdo con ninguna la mayoría de las veces.
No suelo volver por este post pero veo que aún sigue saliendo cada vez que se teclea Arturo Pérez Reverte en el google o cualquier otro buscador.
ResponderEliminarObservo que desde luego es alguien muy controvertido. En relación a los dos anónimos puedo decir que el académico también le "pega" a la derecha yo le he leído en ese plan. Aunque es posible que sea según le dé.Esla clase política la que le revienta sobremanera pero eso no es algo extraño, la mayoría de los españoles tienen según el CIS una opinión similar.
saludos,
Bienvenida Virginia,
ResponderEliminarSupongo que tecleaste lo de Arturo y salió esta página. Quizá no te ayude gran cosa en lo de tu trabajo. Lo mas seguro.
Hay dos referentes que quierio mencionarte sobre el autor.
El primero, es "El pintor de batallas" el pintor es en cierta medida él mismo que espera a aquél que tiene una cuenta pendiente por haberlo sacado en una fotografía en el conflicto de los balcanes. En esa obra se expone un brutal esceptiscismo sobre la política, los políticos, las ideologías y expone en cambio una fe matizada en el hombre.
La segunda hay que buscarla fuera de su obra, en su afición, es el personaje de Corto Maltés de Hugo Pratt. El aventurero, esceptico con una buena voluntad al final. Me recuerda algo, pero lejano, al Clint Eastwood de Sin Perdón.
Es lo mas que puedo decir.
saludos,
Vine a parar en este blog por casualidad buscando por San Google de todos los Santos información sobre las polémicas palabras de Arturo Pérez-Reverte en Twitter. Aún estaba saboreando cada palabra de tu artículo (me encantó) cuando leí el comentario de Jesús Herrera Peña. Creo en la libertad de expresión y sobre todo, en el respeto (algo que escasea en estos tiempos). Los blogs no son más que rincones de Internet donde uno deja caer libremente sus opiniones e historias, sean ajenas o propias, vividas o inventadas. Y son tambien, me refiero a los blogs, lugares donde cualquiera puede opinar con la misma libertad. Respeto el comentario de Jesús aunque no lo comparto. Y eso no quiere decir que tenga menos ideología de izquierdas que él. Es importante tener los ideales propios claros pero aún es más importante actuar en consecuencia. Ser coherente con ellos. Uno no es más de izquierdas o menos por repetirlo mil veces o por ponerlo en su perfil de blogger. Porque lo confieso, no me pude resistir a entrar en su perfil y echar un ojo. De todo lo que leí me quedo con uno de sus intereses: respeto. Sinceramente no creo que demuestre mucho de eso con su comentario.
ResponderEliminarMe confieso un fiel admirador de Arturo Pérez-Reverte. Perdón, rectifico: un fiel admirador de la obra de Pérez-Reverte. He leído casi todos sus libros y un millón de Patentes de Corso. No he leido hasta hoy nada como La sombra del águila. Ojo, no digo mejor ni peor, digo nada parecido. Diez veces lo he leído y no me canso. Y hace años escribió una Patente de Corso que me caló hondo. Hablaba de los atentados del 11-S en las Torres Gemelas aunque uno no lo descubre hasta el final. Esa visión de aquella tragedia hizo reafirmarme en mi admiración por este escritor cartagenero.
Hay muchas cosas de tu artículo, Miguel, que yo no podría haberlas dicho mejor y más claro. Estoy totalmente de acuerdo con todo. Sobre todo con eso de no saludarle para evitar que se cayera el mito.
Estoy en contra total y fielmente de las guerras. Miguel Hernández escribió: "Tristes guerras si no es amor la empresa, tristes, tristes... tristes armas si no son las palabras, tristes, tristes... tristes hombres si no mueren de amor, tristes, tristes... tristes, como aquellas tardes de guerra, aquellas tristes tardes..." Pero eso sí, nadie que no haya estado en una puede llegar a saber lo que es una guerra realmente.
Con Reverte me pasa un poco como con Fernando Alonso. Admiro al escritor y al piloto, cómo son fuera de los libros y de las pistas me trae absolutamente sin cuidado.
Gran artículo, Miguel. Un saludo!
Como escritor me parece aceptable. Incluso bueno.
ResponderEliminarComo persona, un impresentable.