Reflexiones de verano; La Europa secuestrada

Se nos llenó la boca con Europa, nos hicieron creer - tal vez algún día fue verdad- que Europa, la construcción europea, era la panacea; Entrar en Europa era entrar en el bienestar y la felicidad. Nos lo creímos y durante un tiempo funcionó.

Hace ya muchísimos años, tan solo unos veinticinco, cayó en mis manos un conjunto de papeles que señalaban los inicios de una nueva época para Europa. Tenía que leerlos para enterarme de que iba la cosa de la competitividad que ya venía sonando con fuerza como único remedio a los “males” europeos.

El Libro Blanco sobre la Competitividad y el Empleo de Delors que abría la puerta al nuevo concepto del crecimiento en Europa y un informe sobre la competitividad de la Comisión Nacional de la Competencia dirigida en aquél tiempo por MAFO, el actual Fernández Ordoñez del Banco de España, furibundo liberal nombrado por el PSOE de Felipe González para ese puesto estaban entre ellos.

Ya se señalaba allí, veinticinco años de aquello, que los pilares sobre los que habría que edificarse una España competitiva deberían de ser La liberalización de los servicios, la reforma laboral, la mejora de las infraestructuras y la revisión de la política del suelo para que el coste de la vivienda no impidiese la movilidad de la población, lo cual incidiría a su vez en la ordenación de flujos de población hacia las zonas receptoras de capital e inversión.

La mejora de las infraestructuras, una de las mejores del mundo según se dice por ahí, no parece ser suficiente. La reforma laboral tal como la querían desde hace ya un tiempo parece ser que va a ser posible de manos de un gobierno y un partido que se reclama de izquierda y el desbarajuste del suelo agravado con la reforma impulsada por una derecha depredadora ha sido la causante, en España, de uno de los mayores desastres económicos que se recuerda.

Hay recetas que no tienen en cuenta la singularidad o el modo de entender la vida de la gente y por eso fracasan. Así lo hace la política neoliberal que se ha impulsado en Europa y que causa sonrojo a alguien como el propio Delors, no a González, otro de los vivos de aquella época, que al igual que aquella cantante, Melody, prefiere estar muerto a ser sencillo. González ha elevado el utilitarismo, llamado en su mejor acepción pragmatismo, a la categoría de arte. “gato negro o blanco poco importa si caza ratones” de Den Xiao Ping quedó troquelado en la mente del locuaz sevillano. Shanghai es la prueba, una orilla izquierda rica, opulenta con más de 10.000 multimillonarios y una orilla derecha con veinte millones de chinos con salarios de miseria y sin derechos laborales. Ese es el nuevo modelo, “La Cina e vicina” nos dejó filmado Bellocchio, pero muy diferente a como se esperaba. Igualdad de Oportunidades lo llaman.

No es posible resolver la contradicción, parece mentira que los políticos profesionales de cualquier lugar de las Españas no se percaten de esto, entre la defensa numantina de la taifa correspondiente y la reordenación y centralización que impone el credo neoliberal. Esa defensa repercute en el gasto innecesario y de ahí al déficit hay muy poco trecho.

Por aquel entonces leí también que un estadounidense medio cambiaba de trabajo a lo largo de su vida laboral no menos de veinte veces y que era frecuente moverse de estado. Dificilmente conciliable esa tendencia con las propuestas de aeropuerto en Villaconejos de Abajo para no tener que ir al vecino aeropuerto de Villaconejos de Arriba que dista unos veinte kilómetros.

Sobre el tapete español hay demasiado tomate, demasiado para unos políticos sobrepasados por los acontecimientos y puestos en tela de juicio por la ciudadanía. Europa hierve, toda Europa, y esto no ha hecho más que empezar.