viernes, 4 de septiembre de 2009

Los Intocables



En la serie televisiva y posterior película, se trataba de unos agentes de hacienda que eran incorruptibles, Por lo que fuese, aquí fue traducida literalmente por intocables, acepción que en español se acerca más a una casta hindú que a lo que en realidad, pienso, se quería decir.

Si prescindimos de la película y su historia, verídica por cierto, intocable dentro del mas puro castellano tiene dos acepciones; la mencionada anteriormente y la más comúnmente aceptada: Que no se puede tocar.

El gobierno, después de ir y venir ha decidido, bien por cierto, que la única forma de hacer frente al creciente gasto público es incrementando los ingresos vía impuestos.


Del mismo modo se ha mencionado, esperemos que no rectifiquen, que los tipos impositivos para los trabajadores no serán modificados. Algunas voces dentro del gobierno han avanzado que a partir de los 60.000 euros podría reformarse. Bien, sobre esta modificación de la escala no hay nada fijo aún. ¿Por qué no hablara uno en vez de todos, o mejor, porque no habla solo el presidente del gobierno y así no nos volveremos locos?

Es intención del Gobierno no tocar para nada el impuesto de sociedades, me parece bien, gravar a las empresas sería una afrenta que se saldaría con mucha sangre. O sea, que los empresarios en virtud de esa reforma tendrían mas argumentos para responder al Gobierno con cien mil nuevos españolitos , mas o menos, en la calle. Menudos son ellos.

Sigamos. Se extiende el rumor que la reforma podría ir en el sentido de gravar el ahorro, los productos financieros, las inversiones en Bolsa y sus rendimientos. Nada mas se sabe hasta ahora.


No obstante, gravar estos ingresos individuales sin ningún tipo de limitación podría alterar el pequeño ahorro. Las familias y las personas que pudieran ahorran algo para complementar en el futuro una pensión de jubilación o los estudios de sus hijos, se verían gravemente afectados con esta reforma.

El Estado tiene que rascar de algún sitio y no parece que tenga muy claro de donde hacerlo. Los ingresos fiscales procedentes del ahorro ascendieron a unos 10.000 millones de euros en 2008. No se contabilizan en este apartado otros ingresos tributarios procedentes de las plusvalías por enajenación de activos que se integran en el general del IRPF.

Las señales que se vienen enviando, también llamadas globos-sonda, insisten, una y otra vez, en mensajes de tranquilidad para el capital: No se tocara el impuesto de sociedades, menos el patrimonio, y lo último, no se reformaran las Sociedades de Inversión Colectiva (SICAV)

No me voy a extender en que son las SICAV porque hay bastante información sobre estas sociedades y el interesado, podrá ocuparse, si quiere profundizar, en que consisten estas instituciones. Hay información abundante sobre ellas.

Simplificando, las SICAV son los instrumentos que tienen las grandes fortunas para mantener sus “ahorrillos”. Su tratamiento fiscal es en algunos casos mucho mas favorable que la inversión individual en Bolsa. Su tributación es al 1% y en el caso de enajenación sin inversión posterior es del 18%. Casi nunca se liquida.

Son “ahorros” y van de un lado a otro sin dejar nada o muy poco para el erario público.

Las SICAV que alcanzaron depósitos en el 2006 por valor de 32.000 millones de euros, han bajado en 2008 a 27.000 millones.

Difícil encrucijada para el Gobierno. Salgado, al mismo tiempo que MAFO, han alertado sobre la situación; La vicepresidenta ha dicho que las SICAV no se reformaran. MAFO ha mencionado igualmente que sería muy malo el que se alterara su fiscalidad. Urbaneja, defensor al ultranza del liberalismo económico, avisa: “Es una barbaridad, es un ataque de la izquierda a los que ellos consideran ricos”, “Es un instrumento de estabilidad financiera para los mercados”, “Habrá una fuga de capitales”…

Zapatero, el autor en este gobierno de cualquier iniciativa política, se encuentra en una seria encrucijada. Necesito, se dice, dinero para hacer funcionar el Estado pero hay una serie de personas a las que no se les puede tocar, personas a los que mis propios consejeros “socialistas“ me dicen que no debo tocar.

Mientras, ICV pone encima de la mesa la reforma tributaria de las SICAV como condición imprescindible para obtener su apoyo. Por ahí irán seguramente BNG, ERC y NB.

No se puede poner una vela a Dios y otra al Diablo. La política implica muchas cosas, muchos compañeros de cama y mucha cintura, pero casi nunca, rendir culto a elementos tan contrarios. Si atendemos a las necesidades básicas de la población se hace preciso sacar el dinero de algún sitio. Nuestro nivel de deuda y las perspectivas económicas darán, si no lo ha dado ya, al traste con la calificación de nuestra deuda pública en los mercados internacionales, por lo que habrá que actuar necesariamente sobre la financiación vía impuestos.

Zapatero, al que entre las pocas cosas que le alabo está esa preocupación por los desfavorecidos, aunque lo venda fatal, tendrá que decidir. Decidir y sin trampa. Actuar sobre los productos del ahorro sin tocar las SICAV va a suponer tan solo un pequeñísimo parche que pocas cuentas podrá solucionar.

Los Intocables en este país siempre han ganado. Intocables son aquí los grandes señores del capital, a ellos para nada les afecta el que gobierne la izquierda o la derecha. Sin ningún tipo de empacho siguen nutriendose en su avaricia. Al parecer, la crisis no les afecta en gran medida, gracias a los bonos sobre los resultados de las empresas que copan, ingresan más y más, incluso, cuando las empresas han tenido que recurrir al apoyo del Estado. Por cierto, un modo de retribución sobre el que este gobierno no se ha pronunciado y que contrasta con la indignación que este tipo de beneficio desata en Francia, Estados Unidos y Alemania, paises en los que sus gobernantes, de derechas, han decidido actuar.

No vale la trampa decía, porque puede que alguien alimente la esperanza de actuar de otro modo; un poco del alcohol, otro poco de la gasolina y gasoil, otro del tabaco etc.

El horno no está para bollos y cualquier exceso a costa de los que, elección tras elección acudimos respaldando con nuestro voto a la izquierda, puede hacer que en lo sucesivo se opte por quedarse en casa en vez de votar. A veces, el lobo o doberman que tanto se anuncia puede llegar a tener, para algunas cosas, los dientes tan largos como el amigo cordero.

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