viernes, 15 de enero de 2010

Rosa Luxemburgo, la vigencia de su práctica política




Hoy se cumple noventa y un años del asesinato de Rosa Luxemburgo. Ella y Karl Liebknecht. Era una mujer de aspecto frágil y sin embargo, eso no fue obstáculo alguno para que en un mundo de hombres y conjuntamente con Clara Zetkin fuera un faro que alumbrara con una limpia luz. No eran sus ideas tan solo, era su práctica. El correr de aquí para allá, desde Polonia a Rusia, desde Rusia a Alemania y vuelta a Rusia para acabar definitivamente sus días a la edad de cuarenta y ocho años en Berlín.

Sus escritos son sencillos, muy accesibles, alejados del rigor conceptual de otros escritores políticos y no por ello desmerecen. Eso solo obedecía al modo de entender el socialismo.

Todo estaba ligado en ella. Una práctica, la primera en el mitín, la primera en llegar a los astilleros, la teoría y la práctica estaban intimamente ligados en su hacer político. Sus escritos no iban dirigidos a eruditos ni buscaba ni se amparaba en lo académico aunque dotes para ello no le faltaba. Se dirigía a las bases. La instauración del socialismo no radicaba en la iniciativa de las vanguardias, ellas solo canalizaban y propiciaban el debate y la discusión.

El pasado fin de semana como todos los segundos fines de semana de Enero un grupo, esta vez tan solo 3000, de socialistas caminan y ofrecen las tradicionales rosas rojas en el cementerio berlinés de Friedrichsfelde para rendir homenaje a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, asesinados hace 91 años, durante la sublevación espartaquista.

Hoy se sabe que fueron los propios socialdemócratas dirigidos por Fiedrich Ebert los que posibilitaron este asesinato; El ministro de Defensa responsable del ejército era el también socialdemócrata Gustav Noske. Era demasiada izquierda para los socialdemócratas de aquél entonces. La versión oficial fue que unos incontrolados realizaron los asesinatos.

Rosa Luxemburgo fue una defensora radical de las libertades individuales, eso era demasiado para un partido en el que el sentido de la organización y la supeditación de la libertad a lo que en cada momento decidían los cuadros dirigentes eran lo habitual. Por eso, por su práctica revisionista y por el patriotismo alemán en la primera guerra mundial a la que de modo tan entusiasta se adhirió el SPD, abandonó el partido y fundó La Liga de los Espartaquistas con Liebknecht y de ahí surgió el Partido Comunista Aleman. Ella fue siempre socialista porque el bien mas preciado era la libertad. Era lo que en estos tiempos podríamos denominar una socialista libertaria.

Hoy, aunque ya no tanto, se sigue utilizando su nombre en instituciones, cooperativas y organismos por parte de aquellos que son enemigos radicales de su modo de entender el socialismo. Hoy, al igual que hace algunos años en la RDA, se sigue utilizando su nombre por parte de aquellos (comunistas leninistas) que ni entendieron ni practicaron el valor mas preciado de su filosofía política; La libertad del hombre.

Se opuso a Lenín en el asunto de la libertad individual, la organización rígida, el centralismo democrático y la cuestión nacional. Si hubiese vivido en el período estalinista sus diferencias hubiesen sido aún mayor.

Su práctica política que hoy lo defenderíamos como iniciativas cívicas ajenas al burocratismo – eso eran sus consejos de obreros y soldados- es moderna.

De sus escritos es posible extraer aún hoy cantidad de recursos que en torno a la organización de la ciudadanía son plenamente válidos.

No me ha sido posible conseguir en youtube, en español, una película de Marguerethe Von Trota y por eso la ofrezco en aleman. En esta secuencia se reproduce el modo en que fue asesinada.






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