Las naciones me la traen al fresco, los nacionalismos de cualquier tipo aún más. Huyo de ellos como de la peste. No creo que un determinado pueblo en función de su propio origen pueda resultar más capaz que otro. No hay características raciales que así lo determinen. Sin duda habrá otros factores, la educación o el grado de consolidación y perfección de su sistema democrático, el que hace que sus ciudadanos sean más partícipes del destino como colectivo o más solidarios y comprometidos con el devenir de su comunidad.
Admiradores de Alemania los hay por todos los sitios. Alemania ocupa ahora en el imaginario de nuestra derecha el lugar que en otros tiempos ocuparon Japón, el US de Reagan o el UK de Thatcher. Ellos son así de creativos. Tipos disciplinados y duros, que saben lo que quieren, de ahí su progreso, nos dicen desde la bancada popular, desde las cámaras y los círculos, desde los medios y las cátedras, desde las tertulias y el papel salmón.
La derecha tiende a medir tan solo el progreso en términos de PIB y Balanza de Pagos. A veces, introduce los niveles de empleo, mas como creación y sostenimiento de la demanda interna que como algo socialmente justo. Se trata de crear riqueza ¿saben ustedes para qué y para quiénes?
La Alemania de Brandt, Schmidt, Kohl y Schroeder firmemente comprometidas con el devenir europeo pasó a la historia. Sabido es que cuando de crisis económica se trata, gobiernos y paisanos cierran sus fronteras salvo para otra cosa que no sea exportar. Siempre fue así y no veo por qué razón no va a serlo ahora. Confían en la propia salvación y en algunos casos, exploran las posibilidades de llevarse en crudo y baratas las potencialidades y riquezas de los países que quedaron atrás o que pasan por dificultades. Vendan ustedes islas, que tienen muchas dijo algún ministro alemán a los griegos. Que vendan el Partenon, seguramente lo cuidaran mejor que ellos, escuché dias atrás decir a un ultraliberal español. Después de todo ¿qué otro destino nos espera a estos vagos del sur que no sea ese?
Nos vendieron una Europa y unas instituciones que iba a garantizarnos un futuro de bienestar. Se sacaron de la manga una cosa que llamaron “modelo europeo” que ha resultado ser algo muy distinto a lo que decían. Lo ultraliberal campa como en ningún otro sitio por las praderas europeas.
Algunos podrán decir que mi valoración de la situación para nada es justa, que ahí están los Fondos de Cohesión, el FEDER, el FEOGA, los Fondos Sociales etc. Si es cierto, y también lo es que el euro significó una escalada real de los precios y la contención real de los salarios en niveles precedentes a nuestra entrada en la moneda. Somos compradores de sus productos, para eso nos dejaron entrar en el instalache.
La crisis ha puesto de manifiesto que no existe Europa, que en realidad son tan solo dos países que en una mesa camilla se reparten y deciden lo que hay que hacer. Dos países mas un tercero, la Italia de Berlusconi, que actúa de comodín en base a no se sabe bien que riquezas y poderes presentes. Del Reino Unido no hablemos, tiene el mismo compromiso con Europa que el que tiene un inversor de Hedge Fund con la empresa en la que coloca coyunturalmente su dinero.
A las autoridades alemanas, no quiero extenderme más allá, se les está viendo el plumero. De la solidaridad a la prepotencia, del diálogo a la imposición. Merkel-Bismarck está dispuesta a extender su mano de hierro a todos los ámbitos. Administra sabiamente la crisis con aquellos que necesitan de los fondos europeos para salir de ella. Impone acuerdos, reglas, vacaciones y convenios. Hay no un reparto del poder, ese fue ya repartido, hay un redistribución de la riqueza y una ordenación económica y territorial en toda Europa por la cual cada país ha de hacer lo que se espera que haga. Todo lo que antes nos dieron ahora se lo cobran con creces.
La crisis del pepino es un episodio más. Está el pepino, el transportista, el envase, la bolsa de plástico, el camión, el almacén, las manos del aduanero alemán… Al final había que buscar algo y acusar a alguien. ¿Quiénes si no que esos vagos del sur que no cumplen bien sus tareas, que sobreexplotan un territorio y que seguramente riegan con aguas fecales? Alimentar una corriente de opinión entre la ciudadanía que le haga replegarse más, que avale el porqué hay que ser duros con el sur.
La derecha acusa al gobierno de dejación de responsabilidades y de no poner… esos, encima de la mesa con su querida Alemania. Como si ellos hubieran hecho otra cosa distinta.
Miramos hacia Berlín y miramos con temor. ¿Y si no vienen los turistas alemanes este año? ¿Y si no fabrican ese modelo de coche en España? ¿Y si cierran las fábricas de productos que tienen en España? ¿Y si no nos compran nuestra deuda? Instalados en su prepotencia no pagaran indemnizaciones, no se excusaran, no publicaran una pequeña nota explicativa. Cierre de filas, ¿hay algún otro modo de expresar mas crudamente el poder?
Lo dije una vez, tengo mis más y mis menos con mi lavadora Siemens, mi lavavajillas Siemens y mi frigorífico Bosch, escribí sobre ello una vez. Soy de los que creía que eran lo mejor del mundo y en mi caso concreto no ha sido así. Ni siquiera compraré una salchicha, aunque sea de Campofrío, no vaya a ser que tenga que pagar royalties a Alemania en función de su forma o composición. Con su pan y con su metal se lo coman.
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La crisis ha puesto de manifiesto que no existe Europa, que en realidad son tan solo dos países que en una mesa camilla se reparten y deciden lo que hay que hacer. Dos países mas un tercero, la Italia de Berlusconi, que actúa de comodín en base a no se sabe bien que riquezas y poderes presentes. Del Reino Unido no hablemos, tiene el mismo compromiso con Europa que el que tiene un inversor de Hedge Fund con la empresa en la que coloca coyunturalmente su dinero.
A las autoridades alemanas, no quiero extenderme más allá, se les está viendo el plumero. De la solidaridad a la prepotencia, del diálogo a la imposición. Merkel-Bismarck está dispuesta a extender su mano de hierro a todos los ámbitos. Administra sabiamente la crisis con aquellos que necesitan de los fondos europeos para salir de ella. Impone acuerdos, reglas, vacaciones y convenios. Hay no un reparto del poder, ese fue ya repartido, hay un redistribución de la riqueza y una ordenación económica y territorial en toda Europa por la cual cada país ha de hacer lo que se espera que haga. Todo lo que antes nos dieron ahora se lo cobran con creces.
La crisis del pepino es un episodio más. Está el pepino, el transportista, el envase, la bolsa de plástico, el camión, el almacén, las manos del aduanero alemán… Al final había que buscar algo y acusar a alguien. ¿Quiénes si no que esos vagos del sur que no cumplen bien sus tareas, que sobreexplotan un territorio y que seguramente riegan con aguas fecales? Alimentar una corriente de opinión entre la ciudadanía que le haga replegarse más, que avale el porqué hay que ser duros con el sur.
La derecha acusa al gobierno de dejación de responsabilidades y de no poner… esos, encima de la mesa con su querida Alemania. Como si ellos hubieran hecho otra cosa distinta.
Miramos hacia Berlín y miramos con temor. ¿Y si no vienen los turistas alemanes este año? ¿Y si no fabrican ese modelo de coche en España? ¿Y si cierran las fábricas de productos que tienen en España? ¿Y si no nos compran nuestra deuda? Instalados en su prepotencia no pagaran indemnizaciones, no se excusaran, no publicaran una pequeña nota explicativa. Cierre de filas, ¿hay algún otro modo de expresar mas crudamente el poder?
Lo dije una vez, tengo mis más y mis menos con mi lavadora Siemens, mi lavavajillas Siemens y mi frigorífico Bosch, escribí sobre ello una vez. Soy de los que creía que eran lo mejor del mundo y en mi caso concreto no ha sido así. Ni siquiera compraré una salchicha, aunque sea de Campofrío, no vaya a ser que tenga que pagar royalties a Alemania en función de su forma o composición. Con su pan y con su metal se lo coman.