sábado, 28 de abril de 2012

Esperando a Hollande


En un tiempo, cuando tuve responsabilidades políticas me interesé por los acontecimientos de la Guerra de la Independencia en mi provincia. Tres batallas; Tamames, Ciudad Rodrigo y Los Arapiles, marcaron los hitos de la refriegas entre los aliados y el ejército imperial napoleónico en Salamanca. En ellas murieron portugueses, británicos, franceses, alemanes y en menor medida españoles. No está mal recordar que esas batallas se desarrollaron  en esta tierra y que aquí, se batieron en lo ideológico las dos concepciones de España. A nosotros, los que combatimos en diferentes trincheras, siempre hemos necesitado de los correspondientes 100.000 hijos de San Luis, tanto en un bando, como en el otro. Repasen nuestra historia de los últimos trescientos años, siempre hemos recurrido para que otros nos ayudaran a sacar las castañas del fuego.
Francia siempre fue temida, de allí venían las modas, lo libertino, y las peligrosas ideas nacidas del  libre pensamiento. En esa guerra que comentamos, la patria se confundía, como casi siempre ocurre en este país, con  la religión. El pueblo elegido por Dios no es como los judíos creen el pueblo de Israel, es el pueblo español, pues eso y solo eso,  es lo que está detrás de cada retroceso y el  avance posterior en nuestra trayectoria como pueblo; La religión católica es a nuestro pesar, y mira que muchos lo lamentamos,  lo que marca lo que somos y lo que queremos no ser.
Pero ahora Francia, aparte de ese chauvinismo que tanto nos fastidia, sin ver la monstruosidad del propio sobre todo en el deporte, se alza como valedor de este pueblo. Francia es siempre la instancia – lo vamos a llamar así - a la que le pedimos las sopitas calientes que cada día comemos. Les pedimos que no nos retiren sus empresas de automoción, imploramos sus turistas,  le lloramos para que nos ayude a detener a aquellos que pretenden romper la unidad patria, mendigamos que intercedan por nosotros para que nos dé un asiento, aunque sea por la puerta de atrás, en el grupo de los países más dinámicos y el hablar de tú a tú a los grandes, o eso creemos,  y ahora, miramos expectantes el resultado de unas elecciones como si fuesen las propias. Esperamos que Hollande alivie, dando un golpecillo de timón, nuestras penas.
Francia es mas de la izquierda que de la derecha, algo de lo no habíamos hablado hasta ahora, Francia, aunque la gobierne la derecha, es para nosotros la izquierda reconocible y amada  más allá de los Pirineos. La derecha teme lo francés, lo teme tanto como lo temía hace doscientos años, en los que la aristocracia y el clero, la espada y la cruz, demonizaban al invasor y azuzaban al ignorante  pueblo nuestro contra todo lo que de allí venía. A ellos no les preocupaban la ocupación de la tierra, que también, les preocupaban, sobre todo, la liberación de las conciencias.
Hoy la España que gobierna, la de la trinchera de enfrente a la nuestra, teme a Francia y por eso se reviste a mayores de sus galas merkelianas:  “La política de austeridad y la estabilidad no es de la señora Merkel, es la política europea, es de Europa” dice Rajoy. Más papista que el papa que diría un castizo.
Nuevamente es el combate ideológico. Las políticas de austeridad son la mejor herramienta que tiene el conglomerado de la derecha;  la Iglesia, los ricos, la clase empresarial y demás para dar la vuelta a este país. Ellos se plantean este período legislativo como un tiempo idóneo para devolvernos al pasado y por ello no cejaran, sabiendo como saben que se encuentran ante un pueblo inerte y narcotizado, el aprovechar el momento para llevarnos a ese lugar del que cueste un imperio regresar.
Tienen su proyecto, sus herramientas y una fräu que desde el Rhin colabora con esa marcha atrás de la historia pero a nosotros, amigos de la izquierda, siempre nos quedará como a Humphrey Bogart,  Paris.


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domingo, 22 de abril de 2012

Siete meses después

Hace siete meses dejé de escribir en este blog. No fue algo premeditado. No me despedí ni dí explicación alguna sobre el asunto. Escribir por obligación debe de ser una tortura. Los que así se ganan la vida tienen un trabajo difícil si quieren capitalizar constantemente la atención de sus lectores. No es mi caso, no podría. Al fin y al cabo no soy profesional de esto. Supongo que dejé de escribir porque el objetivo que me animaba a ello - se puede comprobar en todos mis escritos - dejó de existir. No es un secreto para mis lectores que viví con desolación y un cabreo muy especial la deriva que siguió el gobierno y el partido socialista durante los últimos años y que este blog fue, en cierta medida, un eco de lo que escuchaba a diario entre los desencantados de la gestión socialista.

Fueron esos desencantados los que dieron la espalda a un proyecto que ya no consideraban suyo. No me arrepiento de nada de lo que escribí y no siento la necesidad de proferir el ortegiano lamento del "no es esto, no es esto" Pienso por el contrario que estos polvos de ahora, aventados con mucha más intensidad por el Partido Popular responde a una desgraciada gestión de la crisis y del enfoque económico del gobierno y del partido, no olvidar este último agente que consintió sin rechistar el todo, desde el inicio.

En la vuelta no modifico, por ahora, el formato ni el color del blog. El negro, muy dificil leer sobre él para algunos, tiene su razón de ser. Es un blog con pocas visitas, con pocos seguidores y escasas menciones. Escribo para desahogarme y no para conquistar lectores. El Miguel Álvarez que dejó de escribir, militante, que no afiliado, del PSOE durante mas de 35 años no es el que ahora escribe. La fe que tenía en la socialdemocracia como el mejor proyecto que podía haber para que las clases mas desfavorecidas encontraran una política justa ha desaparecido. La socialdemocracia se agotó como proyecto de izquierda en la medida que las fuerzas dominantes ya no precisan de élla. El Muro cayó, los poderes y las armas que amenazaban al Occidente rico y capitalista se vuelven ahora contra sus propios pueblos. Ya no se precisa del pacto social surgido tras la Segunda Guerra Mundial. Los poderosos y los ricos ya no precisan de un pacto porque sabe que esa quinta columna tan temida no se edificará en su territorio. Seguirán existiendo los partidos socialdemócratas y seguiran ganando elecciones, sin duda, pero solo podrán hacer leves retoques, maquillar una dura realidad que a pesar de eso, seguirá siendo muy dura para las clases subordinadas.

Desde este blog se tratará de ayudar a construir La Izquierda. Una izquierda al margen de partidismos, una izquierda que se sustente no como hasta ahora en un solo partido que siempre busca, cuando está en minoría, a las fuerzas nacionalistas periféricas para tener una mayoría en el parlamento sino que busque el acuerdo con las otras fuerzas de izquierda. Esa será la mayor garantía frente a los desviacionismos y los oportunistas que anidan en la "izquierda posible". Girar a la izquierda es la única alternativa que nos queda a los pobres, ante una clara ofensiva, casi exterminadora en lo político, solo cabe más izquierda. La Justicia, la Igualdad, la Fraternidad, la Solidaridad son conceptos, ideas, intemporales que no tienen fecha de caducidad tal como quieren hacernos creer. Termino con una breve entradilla que puse últimamente en mi facebook:

"Reconstruir la izquierda es volver a contagiar a la ciudadanía del espíritu que hizo posible el cambio en 1982. El triunfo electoral de las fuerzas de izquierda o de la fuerza mayoritaria que está en la izquierda debería de ser consecuencia de lo primero. Una cosa es previa a la otra, así que, salir de los despachos y conquistar nuevamente la calle ¿no sabéis? Pues dejar que lo hagan otros, porque esta batalla hay que ganarla en la calle"

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