viernes, 18 de diciembre de 2009

REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA SOCIALISTA (I)

Paco Piniella, Javier Caso y Santi Benitez, entre otros, han comentado recientemente la relación de los partidos con sus afiliados y, tambien, la que desde los gobiernos tienen con su electorado y el conjunto de los ciudadanos. Piniella publicó bajo el genérico título de CLAVES, un conjunto de posts en los que tomando como referencia a los clásicos del pensamiento socialista desgranaba, una tras otra, las señas de identidad de la izquierda. En uno más reciente, en esta semana, reivindicaba el valor del partido de izquierda frente a otro planteamiento, en torno al cual, discurre gran parte del activismo político progresista; Las plataformas.

Son cuestiones fundamentales las que estos compañeros han tratado en sus respectivos blogs para entender la situación actual. No me resisto en dar mi modesta opinión sobre estas dos cuestiones. En este primer post trataré de escribir sobre la mutación del mensaje de izquierda durante los últimos años, sus puntos de partida y sus consecuencias, dejando para otra ocasión el sentido del partido de izquierda tal como lo concebimos hoy, mejor dicho, tal como lo conciben sus dirigentes y las, a mi juicio, inevitables correcciones de rumbo que tendrán que realizar si no quieren devenir en ser instrumentos inservibles para el cambio político.

Desde mi punto de vista, los clásicos nos aportan, a veces parcelada, una determinada visión de un problema, de una relación. Nos ofrecen una visión del mundo cuya validez se ampara en el estudio sistemático de la historia y de la realidad más cercana. En muchos casos, de sus análisis se han visto beneficiados otros campos diferentes de los de la economía y la política, incluso, y no pocas veces, los más agraciados han resultado ser aquellos a los que inicialmente se pretendían combatir .

Pese a lo que algunos puedan decir en el seno de la izquierda y en particular, en el movimiento socialista sobre la obsolescencia de las teorías clásicas, hay algo que permanece siendo una constante y en ese sentido, esas interpretaciones del porqué surgen todas estas teorías siguen mantienedo su vigencia: En el mundo actual sigue existiendo, al igual que en el pasado, una razón suprema de la razón de ser de la izquierda y en particular, del movimiento socialista: La explotación del hombre por el hombre y las amenazas constante sobre las libertades individuales y colectivas son las columnas sobre las que se asientan. Añadamos por si alguno la echa en falta la paz.

La izquierda oficial, sobre todo la socialista, se ha afanado desde el congreso del SPD de Bad Godesberg en desmontar las fuentes. También se ha encargado, sin necesidad de hacer un auto de fe como en aquél congreso, de laminar la práctica, subvirtiendo no solo los principios teóricos. Igualmente han caído también los instrumentos prácticos que consolidaban una economía mas justa.

El resultado final de esa dinámica ha sido una devaluación generalizada del pensamiento de la izquierda, sobre todo, aquél que toma como base de discusión y actuación la política económica. Se han alumbrado por lo tanto, nuevas políticas que toman como base el pensamiento de los laboristas de la nueva vía en un inicio, y posteriormente, adicionándoles una suerte de ideas entresacadas de aquí y de allá entre las que sobresale el republicanismo cívico. De la economía nada se supo.

La izquierda pasa a tomar como cuerpo central en sus actuaciones el reformismo social. La práctica política de ampliación de las libertades pasa a ser su única identidad y se establece desde aquí en señal definitoria frente al inmovilismo de la derecha en este campo.

He ahí su exclusiva razón de ser. En eso consiste el predominante discurso político de la izquierda en el poder. Se me podrá argumentar que hay algo más, el ecologismo, la protección a los más desfavorecidos, el variar uno o dos puntos la presión fiscal etc.

Es posible que quienes así se pronuncien tengan algún tipo de razón, pero también deberían de convenir conmigo en que hay una profunda confusión en el empleo de las medidas que se formulan. Veamos si no uno de los argumentos empleados como el empleado por Zapatero: “Bajar los impuestos es de izquierda”. Este argumento nada tiene que ver con una concepción socialista, sobre todo, cuando existen aún grandes carencias en nuestra sociedad y tomando en consideración que los beneficiados de esas rebajas siempre suelen ser son los que más tienen.

Claro esta que cuando la acción política consiste básicamente en dejar intactas las estructuras y el modelo, esa frase cobra todo su sentido. Se trata de que siga existiendo la suficiente y sobrante formación de capital para la creación de un nuevo empleo que a su vez genera más degradación. Estructuras que cíclicamente, cuando se resquebrajan, conducen a la miseria y el paro a millones de familias.

Cuando digo dejar intactas las estructuras no invoco como alternativa la necesidad de una acción revolucionaria, ni mucho menos, digo que la batalla por la reforma gradual de las estructuras económicas hace ya mucho tiempo que fue arrinconada en las prioridades del socialismo parlamentario. O sea, se ha dejado de ser socialdemócrata.


Continuará.

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