domingo, 6 de febrero de 2011

Como un Godoy cualquiera



Vaya por adelantado, el hecho de que la derecha (PP) y la izquierda (IU) hagan críticas muy similares al gobierno no invalidan, a priori, su justicia. Por lo tanto, no me siento apurado y mucho menos miembro del coro si cualquiera de esas críticas, con las que esté de acuerdo, las haga yo también.

Independientemente del lenguaje que empleen se viene a coincidir en lo mismo: El entreguismo, bajada de pantalones, sumisión vergonzante… ¿Qué mas dá? Sabemos de lo que hablamos; Es suficiente que la cancillera alemana y el presidente francés diga A ó B para que nuestro presidente haciendo gala de un entreguismo infantil acuda mostrando la pleitesía correspondiente.

No me van a convencer aquellos que esgrimen como único argumento aquel que dice que cosas peores veríamos si en el gobierno estuviese el Partido Popular. Eso se da por descontado, siguen recientes algunos gestos de Aznar hacia su dueño y señor Busch. No me consuela esa historia y harán mal los que se refugien en la misma para avalar la situación de total dependencia actual.

No seré yo quien dedique al presidente epítetos que sin duda se merece, se me ocurren mas de diez, pero no lo haré. Solo aspiro a que este lamentable mandato pase ya de una vez. Vivo en el convencimiento de que solo una derrota podrá rearmar a la izquierda y por ende a este país. No se trata solo del presidente, se trata de algo mas. Sólo una revolución interna dentro de la izquierda puede sacarla del estado de postración en la que se encuentra. En la resultante final será irrelevante un PSOE contaminado hasta los tuétanos de sumisión y de "razón de partido".

Solo siento vergüenza ante la situación. Dicen que Godoy, aparte de ser un interesado en el negocio final, entregó junto con el Borbón de turno todo cuanto cabía entregar al principal imperio de la época. La historia se repite.

Angela Merkel vino, dio la palmadita correspondiente, y planteó nuevas exigencias: Revisión salarial – al principio- ligada a la productividad y la competitividad y no al IPC. Agentes sociales, agentes económicos y Ministro de Trabajo responden con rotundidad que nada de eso ¿Porqué los empresarios se niegan también a ésto? ¿Estarán temerosos de que cuando llegue la época de las vacas gordas algún mandato europeo les obligue a repartir beneficios como ocurre en algunos otros países?

El nuevo ministro de trabajo sigue el mismísimo camino que su antecesor. Desautorización tras desautorización; Ahora pongo a Caldera a negociar algo que te corresponde a ti. Ahora te corrijo, desde Bruselas, en lo que has dicho sobre la propuesta de Merkel…

Zapatero ha hablado. Cuando el zar del PSOE habla todos callan, nada le importa el guardar las formas y el no desautorizar a sus ministros. Estos quedan como unos chisgarabís cualquiera. Como ahora, nunca antes la función de ministro ha sido tan devaluada. Mi tío recogía socarronamente una expresión, de las antiguas, que decía: “Dáme pan y llámame tonto” Debe ser muy duro el tragar y tragar tanto como lo vienen haciendo los dignísimos miembros del gobierno de España. ¿Existen ministros? ¿Dónde están al margen de Rubalcaba, Salgado y Gómez? ¿Se los habrán tragado el oscuro pozo de la crisis?

Hago extensivo ese desasosiego a los responsables autonómicos, no debe ser fácil vivir la aventura de ver en primera línea como se va desmoronando todo un proyecto. Su inacción es proporcional a la cobardía intrínseca de ese grupo y la defensa de sus propios intereses. No, no es tan solo la crisis, es también, el modo en que se ha llevado la crisis. Responsabilidad esta última que hay que imputar a Zapatero por lo que de acción supone y también, para desgracia nuestra, al partido, en este caso por omisión y por incumplimiento de un deber: la evidente falta de control democrático.

Cuadro. Apresamiento de Godoy

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