Es obligado decir previamente que la actitud de los controladores en este pasado fin de semana fue desmedida y brutal. La falta de consideración con mas de seiscientos mil usuarios de los servicios aéreos exigía de una respuesta inmediata. Había que actuar y se tomaron una serie de iniciativas que posiblemente no guste pero que en ese momento parecía ser la única solución. Más allá de lo que nos pueda parecer el instrumento utilizado surge ahora un problema sobre la intención no disimulada por parte de la derecha y del gobierno en seguir manteniendo el Estado de Alarma.
Contenido, forma y tono son algunos de los elementos del discurso político. Zapatero ha comparecido, lo está haciendo ahora mientras escribo este comentario, y su discurso me remite en cuanto al contenido, la forma y el tono, sobre todo el tono, a tiempos pasados. No se me oculta que tras la intención de la derecha está como siempre el recurso a la fuerza frente a la negociación cuando existe un problema social o laboral. A este sentir y modo de operar parece ser que también se abona un gobierno acosado por la crisis y los conflictos que pueden desencadenarse en un inmediato futuro.
No quiero entrar en la génesis del conflicto, falta mucho por saber. Vamos conociendo una serie de medidas de corrección de los privilegios de una casta laboral, la de los controladores, tomadas de modo muy estratégico en víspera muy inmediata de cada movimiento vacacional. Vamos conociendo argumentos y reuniones habidas por parte del gobierno, Aena y los controladores. Todo esto nos hace concluir que, independientemente de la condena de la acción brutal que llevaron a cabo los controladores, hay todavía mucho que hablar, discutir y reflexionar sobre todo lo que ha ocurrido a lo largo de este año con este conflicto y la capacidad puesta en duda por todos los grupos parlamentarios del Ministro de Fomento para afrontar la situación.
Volvamos al origen de este escrito. Miren ustedes, yo fui un trabajado militarizado. En 1969 y en 1973 me entregaron un carnet en el que decían que era un cabo y un rombo de plástico como el que llevaban los militares antes en el cuello de la casaca, de color rojo y con una M de color amarillo sobre ella. Fue una medida para impedir los paros en Telefónica. Por eso, independientemente del momento en que se tomó la medida como solución a una catástrofe, no debe ser tolerable su ampliación más allá de los quince días. Es altamente improbable que se reedite el conflicto con la virulencia que ha tenido lugar.
Se corre el riesgo de que ese mismo Estado de Alarma sea empleado como elemento disuasorio ante futuras movilizaciones sociales y laborales. Eso es intolerable desde la izquierda. Altera en lo fundamental la civilidad y sujeta el descontento social que crece de modo imparable en la sociedad.
Gracias a Wikileaks hemos podido ver lo inútil que es la administración estadounidense. Gracias a la filtración hemos conocido una serie de inadecuados informes sobre nuestros gobernantes. Preguntados estos por las cosas que en ellos se dicen, nadie recuerda. Apelan al carácter subjetivo de los mismos o simplemente lo niegan. Zapatero no es el gobernante astuto cortoplacista que todo lo fía al ganar votos, Ni Conde Pumpido, Chacón, Moratinos o Aguilar favorecieron los vuelos ilegales de la CIA y echaron tierra al engranaje de la justicia en el caso Couso. Falso, puramente falso, es también ese mendigar ante los embajadores de los Estados Unidos pidiendo una simple mirada del zar Bush a cambio de dar mas soldados para Afganistán o abrirles aún más las puertas de Rota. Falso fue lavarse la cara ante el Imperio por llevar a cabo la promesa electoral de retirada de Irak y meter, a cambio, mas soldados al servicio de la política estadounidense en otras áreas geográficas. Assange irá a la cárcel, esperemos que allí no padezca alguna de esas misteriosas enfermedades que suelen contraerse y acabar de ese modo bajo tierra antes de tiempo. Sería una lastima el no seguir enterándose de noticias falsas sobre la catadura moral de unos gobernantes que dicen una cosa y hacen otra. El gobierno está finiquitado y un partido, en su actual concepción, ha quedado amortizado, ni siquiera esa proclividad hacia lo autoritario - este pueblo ama a los gobernantes que exhiben su autoridad, veáse sino como campan por doquier los alcaldes chulescos - puede salvar a ambos.
En el uso de la palabra está Llamazares, ha puesto el dedo en la llaga. Lástima de parlamentario que se va a perder, uno más, por el cainismo tan propio de la izquierda.
El gobierno viene disfrutando de una inexplicable paz social dada la violencia legislativa y normativa que viene empleando en contra de las clases populares y los trabajadores. Esta sociedad; trabajadores, pensionistas y estudiantes ante la continua pérdida de derechos se vuelcan cada cual en su droga particular; En el fútbol, en los nietos o la diversión y el botellón. Tristeza me da el ver como los estudiantes en toda Europa combaten por su derecho al futuro mientras aquí no parecen enterarse tanto padres como hijos de que lo que les espera a la vuelta de la esquina. Esas dosis, convenientemente inyectadas en todos los sectores durante los últimos quince años, han desarmado a nuestra sociedad. Es suficiente ya, no es necesario establecer nuevos mecanismos de sujección del pueblo, tiene ya bastante.
Zapatero está en el uso de la réplica. A cada manifestación de contundencia y agresividad verbal o chulería, el tono, siempre el tono autoritario del presidente, hay un grupo parlamentario sumiso, el suyo, que responde con ovaciones y aplausos. No es solo uno, no es el staff dirigente, son todos los que han quedado ya abducidos. Los que ahí permanecen son capaces de aprobar lo que ese núcleo les presente. Nada les queda, nada de lo que en un día fueron.
¡Ah! y a propósito, estoy en contra de ese jaque con el que los controladores sometieron al gobierno, y había que tomar medidas, pero siento una repugnancia especial a la prolongación del Estado de Alarma y a la utilización electoral en plan sheriff, afortunada comparación la de Llamazares, de este conflicto para rehabilitar una imagen ante la izquierda social que ya no tienen.
Última. Ha manifestado que pedirá la prórroga. Que la vergüenza caiga sobre los pueblos que en plena democracia son incapaces de defender sus derechos.