jueves, 14 de octubre de 2010

Odio africano



Hoy escribo sobre los diarios de mi provincia y sobre el papel, determinante a mi juicio, que la prensa local de la derecha viene jugando a favor del cambio político en nuestro país. Yo leo los diarios locales en el mismo lugar y siguiendo el mismo rito con el que lo hacen casi todos mis paisanos, en un bar, y tomándome un café.

Les comento cual es la estructura de cualquier periódico, tenemos tres, de mi ciudad. La segunda, tercera y hasta casi la cuarta página de La Gaceta Regional están repletas de artículos de opinión. El resto de diarios suelen seguir el mismo esquema. De ahí en adelante, se toca algo de deporte local y nacional, una página de internacional de agencia y otra de nacional con la misma procedencia. Noticias de las fiestas de los pueblos - también es necesario vender en el medio rural - y fotos, muchas fotos de cenas, cuadrillas, celebraciones, grupos de niños - los padres compran el periódico cuando sale en él su retoño - páginas llenas de fotos de grupos, unos pocos anuncios entre los que sobresalen las institituciones y nada más.

En la opinión, gente de la ciudad sin otro mérito que el ser profesor retirado o en activo, los mas carcas de la universidad e institutos, algún que otro que remarca que es doctor en tal o cual materia, el ex-cargo político de la derecha, el coadjutor o miembro del cabildo y los adjuntos de los adjuntos de la redacción o de la dirección opinan sobre lo que haga falta. Escriben, todos, hasta un total de diez o doce, sobre la actualidad política nacional. Entienden de economía, política exterior, sanidad, entienden de lo que le pogan.

Antes dije que los periódicos de mi provincia se leen casi siempre en los bares. En esta ciudad, los particulares no suelen comprar la prensa. Salamanca es una ciudad de cultura y universitaria y... de bares. Habitualmente, cada ejemplar puede ser leído por un número considerable de personas. Algunos parroquianos cuando la tarde acaba piden al camarero el ejemplar y de ese modo, lo lee la mujer, el tío o la abuela. Lo que quiero decir con esto es que un determinado ejemplar puede ser leído por no menos de cincuenta personas.

Esas cuatro páginas de opinión, son una antología de la mala baba, la descalificación y el insulto. Son los socialistas, por supuesto, los destinatarios y en especial Zapatero y sus ministras. No es la crítica política habitual a la que cada cual tiene derecho, es otra cosa, son, la mayoría de las veces, emanaciones puras de fascismo adornado con esencias e invocaciones al terruño. Obvio decir que los diarios de esta provincia, como casi toda la prensa de mi región, son de derecha, en el caso que nos ocupa, de purita derecha, de la de antes.

Una vez, hace muchísimos años, escuché de Javier Solana, que entonces era ministro de cultura que el Estado no podía retener lo que entonces se llamaba Medios de Comunicación Social del Estado y lo hacía, no sin razón, ante la preocupación que algunos le manifestábamos sobre el destino final y los compradores que iban surgiendo por aquí y por allí. La prensa y la radio heredada del régimen anterior fué vendida y liquidada, en muchos casos, a precios irrisorios. La compraron quienes las podían comprar. De ese modo la derecha se hizo, mediante empresarios afines, con toda una red. Esa prensa, tiene mucho que ver en algunas localidades con la estructura de la CEOE, según cambia esta, así suelen cambiar los máximos accionistas. No son medios de la patronal, pero quienes mandan en la patronal, lo hacen en el Consejo de Administración del medio.

La orientación política de la España profunda, la que conozco, tiene mucho que ver con esa estrategia. Los medios no son deficitarios, se retroalimentan mediante las subvenciones, con la publicidad institucional y con los anuncios de las empresas. Hasta donde no ha llegado ese poder, lo ha hecho la inoperancia de una izquierda presa de sus propios vicios, muy ligados a la nula capacidad que tiene para oxigenarse. Han pasado años, veinticinco, y al puente de mando del PSOE de las diferentes provincias de esta región siguen aferradas las mismas manos y el mismo modus operandi. De vez en cuando, se cambia la fachada exterior pero la estructura dirigente sigue siendo la misma.

El pasado día 12 de Octubre fuimos testigos de un hecho bochornoso. No se trata de libertad de expresión como hipócritamente señala la derecha. Hemos asistido a una falta de respeto, se comparta o no, al día, a una institución, a una bandera y a una memoria, y lo ha sido por parte de aquellos que siempre tienen la boca llena de grandes palabras y conceptos. Un suceso que es inconcebible en otros países y que refleja un modo de ser y actuar que años de democracia no han conseguido borrar.

Se detecta en el fondo de toda esa gente una misma pulsión, la que en el pasado dio origen a enfrentamientos fraticidas. No es tan solo pedir una dimisión como dicen. Para eso, todos estamos legitimados. Son los ojos encendidos, los rostros desencajados, los puños amenazantes. Son odios africanos, irracionales. No es la disconformidad con la política seguida. Es otra cosa.

La derecha no puede ignorar que esa confrontación irracional, que va mucho más allá de lo estrictamente político, se viene cocinando desde hace mucho tiempo en los medios que ella, de una forma u otra, controla. En ese envilecimiento del debate político está la raíz de gran parte de los problemas no resueltos y que nos impiden avanzar como pueblo.

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