jueves, 9 de septiembre de 2010

Reforma y suicidio en Japón





Días pasados tuve la ocasión de ver en una cadena temática un documental sobre la situación social y laboral en Japón que me impresionó. Independientemente de que las situaciones económicas y sociales en Japón y España son, entre sí, radicalmente distintas no deja de haber en cuanto al impacto social de la crisis económica algunas similitudes.

Lo visto despertó mi curiosidad, por ello me puse a leer sobre la cuestión y extraer algunos datos que pudieran ser de interés sobre este asunto.

Lo que mas llamó mi atención fue la alta tasa de suicidios por motivos laborales. El suicidio no es un tabú en Japón. Por el contrario, es una práctica secular muy ligada al honor y el compromiso. El número de suicidios en Japón en 2009 fue de 32.845, afectó en mayor número a hombres y ha crecido mucho en los menores de treinta años. Las causas son varias pero entre ellas destacan como motivos principales, la pobreza, la pérdida o no obtención de empleo y la depresión. El coste anual de estos suicidios ha sido evaluado en 32.000 millones de dólares para la riqueza de la nación.

Japón se caracterizó durante muchísimos años por una economía de pleno empleo. La empresa daba carta de naturaleza al ciudadano. El trabajador lleva la empresa y su uniforme como una parte sustancial de su vida. El ciudadano es Susuki San, Toyota San o NTT San. Lo cual da lugar a grandes abusos por parte de los empresarios y requiere del trabajador una dedicación total a la empresa. Los sindicatos son en gran parte corporativos. Estado, empresas y sindicatos contribuyeron durante largos años, los del imparable desarrollo que le llevó a ser la segunda economía mundial, a la imagen de Japón como si el Estado fuese una gran empresa; Japón S.A. El empleo era de por vida, se trabajaban mas horas de las pagadas y las vacaciones, eran muy limitadas. La fabrica tenía una influencia determinante en amistades, aficiones y ocio.

El país tiene actualmente un índice de paro del 4,9% y es una economía que se encuentra en recesión. Tras la década perdida, la de los años noventa con un crecimiento de la economía prácticamente nulo, accedió al poder Koizumi un político ultraliberal que impulsó reformas laborales muy similares a las que llevan un cierto tiempo en vigor en España. Un tercio de los empleados en Japón son eventuales, lo cual supone 22 millones de trabajadores.

Los trabajadores temporales son reclutados por empresas de trabajo temporal (Haken). Se trabaja por días, por horas o por obra, exactamente igual que en España. Como en nuestro país, también están en la frontera del mileurismo, cobran una media de 1.200 euros. En el país del Sol Naciente una persona entra en el capítulo de la pobreza si cobra menos de 1.600 euros al mes. Su problema se agrava si encima carece de la vivienda, que casi siempre, es proporcionada por el empleador.

Lo que realmente llamó mi atención de ese reportaje fue el fenómeno freeter. Al trabajador libre e independiente se le llama freeter, son los eventuales. Los primeros freeters surgieron como una contestación al sistema ahora, son freeters por obligación.

Los trabajadores viven en casas que son propiedad de la empresa. En el caso de los temporales pagan una habitación en la que conviven con más trabajadores, hasta seis, que es propiedad de la empresa Haken. Estas ETTs suelen ser gestionadas por empresarios sin escrúpulos que hasta hace poco, carecían de consideración social por ser contraria su actividad a la cultura japonesa. El coste del colchón, no hablamos de otra cosa, se aproxima a los 100 euros. La pérdida del empleo de un trabajador fijo comporta la pérdida de la casa en la que vive.

Lo del freeter va más allá, es un joven que no puede vivir en casa de sus padres porque ya no hay espacio, tiene su ropa en las taquillas de centro comerciales, estaciones y supermercados. Se desplaza allí donde es contratado y lo hace con una bolsa donde lleva sus pertenencias. Duermen en los cibercafés venticuatro horas, se asean y duchan en esos mismos locales, carecen de seguridad social, jubilación de cualquier tipo y son personas, especialmente los varones, que por cuestiones obvias han renunciado a formar familia. La aspiración de una mujer joven freeter es la de encontrar un marido que sea un trabajador fijo y la retire. La mujer casada en Japón no suele trabajar fuera de casa.

La crisis japonesa de los años noventa, la que dio lugar al estancamiento de la economía nipona, tuvo su origen en una burbuja inmobiliaria muy similar a la española, con fuertes crecimiento del precio de la vivienda y de la tierra y con una posterior crisis financiera o hipotecaria. Desde entonces, Japón no crece al ritmo que demandaba su débil crecimiento demográfico. La subsiguiente crisis de la demanda añadió mas leña al fuego. Koizumi forzó una nueva acumulación de capital devaluando la calidad del empleo y haciendo que su coste bajara para las empresas, esto dio lugar a su vez, a la generalización de la contratación temporal y al subempleo. Se considera que generaciones de japoneses universitarios y con gran capacitación trabajan de temporales corriendo el riesgo de quedar fuera, definitivamente, del mercado laboral. Hasta ahí, la relación que puede haber entre ambas crisis económica, la española y la japonesa.

Afortunadamente existen diferencias con el caso japonés. La situación de la vivienda y el sostén familiar, la asistencia sanitaria y la cotización a la seguridad social no es exactamente igual pero ¿Podemos asegurar para un futuro inmediato que algo tan importante como el derecho a una pensión no se va a ver alterado por las reformas pendientes que exigirán, sin duda, la totalidad de los años de una vida laboral para percibir pensión? ¿Hasta cuando seguiremos sin un copago sanitario de carácter universal que vienen reclamando lo mas liberal de nuestra sociedad? ¿Hasta cuando podrá aguantarse un crecimiento demográfico tan bajo que lastra, entre otras cosas, las posibilidades de recibir pensiones justas el día de mañana?

Zapatero confesó días pasados en Tokio, algo que puso los pelos de punta a mas de un economista y analista, que la economía española y la economía japonesa habían sido dos economías de éxito. No sabemos si el presidente se refería al estancamiento japonés de veinte años y el similar que se estima para España. Cuando expresó su admiración por el sistema laboral japonés y su nivel de paro no sabemos, tampoco, si estaba pensando en el modelo de los Haken (se aprueba en la reforma laboral) y los freeters como solución al problema español. Sobre la salida del suicidio, no me pronuncio. No creo que entre las previsiones del presidente esté incluido también eso.

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