martes, 22 de marzo de 2011

La decisión de Zapatero



¿De qué va este tío? He dicho varias veces lo mismo, el café familiar de la mañana proporciona no pocas sorpresas. Bono pontifica: “Lo bueno no hace ruido y el ruido no es bueno”

Este hombre parece que se desayuna con una colección de frases hechas, de las que viene en un libro gordo, y las regala hacia un lado y otro. Después de la sorpresa y la imprecación de Marga ambos coincidimos en que este que ahora pontifica, es el mismo que ha jugado, tras dos o tres reuniones con el Presidente, al gato y el ratón con los periodistas, dando a entender urbi et orbe que él estaba en la pomada de la sucesión. “ustedes piensen de que es lo que podríamos (el presidente) haber hablado y sin duda acertarán” Eso es lo que dijo hace unos días.

Líbrenos Dios de personajes como este. Líbrenos los militantes del PSOE de dar mas poder al campeón del populismo y la política de bazar chino, líbrenos también los votantes de que obtenga los suficientes votos para estar en posición de ordeno y mando.

Mientras tanto, los socialistas – cuando hablo de socialistas me refiero a aquellos que tienen algún margen de decisión sobre el asunto – dudan sobre cuál sería la estrategia a seguir con Zapatero.

Jordi Sevilla desde su blog se ha pronunciado y ha dicho que lo mejor sería que Zapatero volviera presentarse. Argumenta que esa sería la iniciativa más adecuada para que hubiera una renovación en el partido y que esta no fuera exclusivamente generacional. Sevilla se refiere a una renovación que sitúe en el partido a personas competentes.

Es evidente que Sevilla da por perdida las próximas elecciones y prefiere que sea Zapatero el que se estrelle y no otro. Buena recomendación ésta del profesor de economía de Zapatero, con ello pretende devolverle al antiguo amigo la píldora amarga del rechazo. En esa misma están la mayoría, excepto Blanco y Jiménez, de los que le apoyaron en aquella primera hora.

Los socialistas que aparentemente deben de decidir se dividen a la hora de pronunciarse sobre el futuro de Zapatero.

Los candidatos a alcaldes y los que quieren renovar tanto alcaldías como comunidades autónomas desearían que Zapatero anunciara la retirada antes de las elecciones, lo mismo ocurre con aquellos que están en posiciones críticas para salir. A los que tienen garantizado el puesto en las listas en una primera línea prefieren que Zapatero siga, al igual que la totalidad del zapaterismo – el movimiento neosocialista surgido de la mano del presidente - estos últimos dependen mucho de la persistencia de una política y de unos líderes nacionales pese que al final se produzca una sonora derrota. Sólo un Zapatero y un Blanco en el timón de mando del partido seguirían permitiendo la promoción de los grupos que han recluido al partido en las instituciones y han modificado hasta el punto de hacerla irreconocible desde la óptica socialista su práctica política.

Como ven, cada cual rema a favor de sus propios intereses. Zapatero ha advertido de que no aceptará presiones de nada y de nadie en su toma de decisión. El presidente no admitirá que nadie ¿el partido? le diga lo que tiene que hacer. Al fin y al cabo que es el partido sino su propiedad. Muy infantil todo.

Él es el que va a decidir si se presenta o no. No es el partido. ¿Qué tipo de sistema democrático es este que deja en manos del interesado la decisión? Lo lógico sería, y también lo más democrático, que fuese el partido el que tomara una decisión en función de sus intereses y no la persona en cuestión. "Solo los grandes hombres a solas en la visión de la historia toman las grandes decisiones" (Napoleón)

Es evidente que vive en la seguridad de que el partido habrá de hacer lo que el decida y es palmario que el "partido" deja esa decisión en sus manos. Las cosas en el PSOE son así. Los que reciben una leve sugerencia de que no deben de presentarse han de obedecer. Los que quieren seguir trabajando y no tienen el respaldo de los de arriba saben que no deben de presentarse y deben de aceptar con resignación y buena cara la decisión. Un partido piramidal que reclama la democracia para todos y que no la practica en su seno.

Está lo escrito y el alma de lo escrito y ambos caminos tienen profundas divergencias. Siempre acaba mandando el alma de lo escrito, un alma profundamente antidemocrática.

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